Selcouth

24

Cole limpió su sangre con la manga de la camisa y echó su cabeza hacia atrás, cansado. Haber practicado tanta magia con esas piedras había hecho que le sangrara parte de su cuerpo. Miró su alrededor asegurándose de que no hubieran cazadores cerca para poder descansar. En cuanto lo hizo, se dio cuenta que algunos de los brujos lo veían y murmuraban entre ellos, nadie podía creer que los impecables Hewitt habían sido capturados tan fácilmente.

Volvió a mirar la piedra. No podía creer que forzaran a todos a dejar su magia allí. No había estudiado mucho de magia pero lo poco que había hecho le había funcionado para saber que ningún objeto tiene magia por tanto tiempo. A algún lado estaba siendo transportada la magia.

Suspiró pesadamente y volvió a conjurar, repitiendo las mismas palabras que minutos atrás le indicaba el cazador que dijera. Su mente estaba desconcentrada por mucho que intentara hacer correctamente su labor, ¿Dónde estaba Karteen? Los días pasaban y no habían mucho tiempo que pudiesen resistir. 

—Eh tú. —Se acercó Hunter a él, con su rostro inexpresivo pero con ese aire que todos los cazadores tenían, ese aire que no sabías si contarle un chiste o admitir que ya estabas muerto. Al acercarse a él, miró de reojo que nadie pudiese escucharlo para luego susurrar: —Piensan utilizar la habilidad de Saskia, tenemos que hacer algo antes.

—¿Qué piensa Blair?

—Quise verlo pero... —Ladeo la cabeza—Está recibiendo una paliza enorme.

—¿No lo estás protegiendo?

—Lo haría si no tuviese a todos los cazadores a la mira. —Masculla. —Él no soportará la paliza y Saskia no soportará el viaje en el tiempo. Algo hay que hacer.

Negó con la cabeza sin poder pensar algo con claridad. Estaba demasiado aturdido y débil como para idear algo. 

—Sacame de mi celda esta noche. Luego improvisamos.

Hunter lo miró como si hubiese dicho una completa locura pero no replicó, se limitó a asentir con la cabeza firmemente.

Al girarse e irse. Cole volvió su vista a la piedra, estaba un poco mareado por la perdida de magia pero no se detuvo y volvió a mover sus manos para que el humo gris que salía de sus muñecas se introduzca entre las grietas de la piedra.

Lo hizo hasta por quince minutos, pero en un momento no pudo evitar sentir un gran mareo que hizo que soltara la piedra y esta cayera al piso haciendo ruido en la sala. Todos los brujos que hacían la misma tarea levantaron la cabeza a mirarlo. Él intentó avisar que no podía mantenerse parado pero no pudo ni siquiera abrir la boca que de pronto se encontraba en el piso.

—Venga, trabaja. —Un cazador le cogió el brazo y lo puso de pie de un tirón. 

Cole como pudo cogió la piedra entre sus manos y alzó una sola mano para poder enviarle la magia pero no pudo. Volvió a marearse y la piedra volvió a caer entre sus pies.

—¿Eres un inútil? ¡Hazlo! —El cazador cogió otra piedra y con fuerza se la coloca entre sus manos.

Otro cazador intervino.

—¿Estás loco? Es un Hewitt tratalo bien.

—¿Qué más da que sea un Hewitt si no dará su magia a la piedra?—Le contestó de mala gana.

—Ha llenado más piedras que ninguno y solo en un día, necesita descansar.

—¿Y por qué lo defiendes?

—Es novio de Karteen Snow. —Alza una ceja. —Le debo favores.

El cazador se giró a ver a Cole con rencor. No quería admitirlo pero tenía razón, si se enteraba Karteen probablemente sean hombres muertos. Suspiró pesadamente e hizo un ademán para que se moviera.

—Irás a descansar, venga.

Cole casi lo abraza de la alegría pero se limitó a asentir con la cabeza y seguirlo. El cazador lo sacó de la sala y no tuvo más remedio que llevarlo a empujones desconfiado a su dormitorio. 

Cole no era de las personas que se cansaban rápido, pero las sogas con aquél liquido especial que le ataban por el cuello hacía que se vuelva lo suficiente débil para no atacar a nadie, y más que no le daban comida suficiente, agua y encima les extraían la magia, poco a poco se debilitaba.

—Oye, ¿Podrías darme una hamburguesa, no? —Preguntó.—Como cobranza de un favor de Karteen.

—Cuando Karteen me diga que ese será la cobranza de mi favor lo haré, no cuando tú lo digas.

—¿No es lo mismo? Soy su especie de novio.

—Karteen pasará de ti, chico. ¿Te crees que esa hija de puta podría querer a alguien más que a ella misma?

—¿Disculpa?

—Que te utiliza porque eres su juguete nuevo, pasará de ti y no podrás evitarlo. Entiéndelo.

—Karteen no me haría eso. Lo hemos hablado. Somos sinceros el uno por el otro.

—¿Y por qué te ha dejado aquí a morir?

Cole presionó los labios. Sabia que Karteen se estaba tardando pero se negaba completamente a creer que lo había abandonado.

Ella no lo haría. No ahora.

Siguieron caminando y Cole se sorprendió al notarse un poco más desanimado.

Cuando llegaron al dormitorio el cazador lo encerró allí sin inmutarse en al menos darle agua. Cole se dejó caer en el colchón y escondió su cabeza entre sus manos cerrando sus ojos.

No, Karteen no lo haría.

POR OTRO LADO

Karteen puso mala cara cuando vio que en la puerta de las instalaciones estaba repleta de cazadores que parecían cargar y cargar cajas. Todas las sacaban de un gran camión que estaba estacionado y las introducía al centro de cazadores. 

Solo había dos maneras de entrar. Por la principal; donde todo el mundo la vería, opción completamente descartada. Y por la de las instalaciones subterráneas, donde si hubiese llegado a tiempo podría entrar escabulléndose de la vigilancia y sería pan comido pero gracias a su familia había llegado tarde y efectivamente ahora estaba todo impestado de cazadores.

No podía simplemente acercarse y saludarlos a todos y entrar. Tenia la certeza que todos ellos le debían favores pero no podía arriesgarse, con que uno no le deba un favor podría ser el que avise al centro y en menos de segundos sea capturada.




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