Selene
Ahora que ya había logrado convencer al dios del inframundo esperaba hablar con Perséfone no se que iba a decirle, la información de esa manada me dejó llena de dudas debía encontrar la última piedra las moiras deseaban que desapareciera las gemas y si queriamos matar a Victor debía quitarle la que le permitia revivir una y otra vez.
Tenía la sospecha que algo me ocultaban Hades accedió a mi parecer demasiado pronto sin que yo rogara por la oportunidad de volver y cuantas veces ha sucedido algo parecido en la historia no se porque exactamente nadie regresa de la muerte. Pero no podía detenerme a pensar que ocurría por la mente de un dios mi manada me necesitaba y el cazador llamado Víctor merecía pagar todo el daño causado.
Con mis prioridades en orden debía hablar con la esposa de Hades, aquella pelirroja que lo tenía comiendo de sus manos si lograba ponerla de mi lado y volvía a la tierra la raza licántropa tendría una oportunidad porque no me iba a rendir hasta cambiar la balanza a nuestro favor lo haría en el nombre de todos los que amaba, en nombre de Owen, Amanda, Ethan, Bree, Ian, Tyler y tantos más que habían muerto por la droga segun las moiras perdí a todos y eso rompia mi corazón.
Respiré profundo dejando la tristeza de lado y busque el jardín ella era una diosa que amaba estar rodeada de naturaleza y colores fue ahí donde la encontré de rodillas recogiendo flores dándome la espalda supongo que así es como todo empezó Hades sin buscarlo fue flechado en esa ocasión y desde entonces adora a esta mujer. Dos seres inocentes atados por el capricho de cupido y su madre por negarse al amor para ser felices por separado siguiendo su propio camino.
Verla tocar con delicadeza los tallos de rosas me hizo entender cuanto amaba ella la naturaleza y por loco que parezca era correspondida de alguna manera parecía que las flores entonaban una melodía que solo era para Perséfone y estaba segura que aunque ella las cortara dichas flores vivirian mucho tiempo; que se supone que iba a decirle como debía manejar las cosas, me dejé llevar por la desesperación y pedí su compañía necesitaba volver con los míos, deseaba destruir las piedras pero también saber que habia pasado con mi manada y lo más importante si podía solucionarlo.
Me senté a su lado a contemplar su labor ella ya era conciente de mi presencia pero me ignoraba a propósito y lo entedía era una simple mortal al lado de una criatura eterna, bella y bondadosa.
— Perséfone... — intenté decir pero me miró con desagrado interrumpiendo lo que tenía planeado decirle.
— Te atreves a llamarme con familiaridad bruja. — respondió tosca y a la defensiva descolocándome un poco a donde había ido la diosa amable de aquella vez quien me regaló una brillante sonrisa.
— No es mi intensión ofenderla. — dije aturdida por su cambio de actitud.
Me puse de pie y retrocedí dos pasos evaluando si debía o no hablar con ella en otro momento en el que no estuviera a la defensiva conmigo.
— ¿Ofenderme? llevas a mi esposo a tu habitación y tu cama luego te crees con derecho a hablarme como si fueramos iguales. — enmudecí por la acusación ¿Acaso ella creía que yo seduje a Hades?
no niego que ese dios en persona era el pecado con que muchas desearian toparse pero ni en sueños ese hombre me hubiese visto de esa forma él solo tenía ojos para ella y no era para menos la belleza de Perséfone dudo tenga rival eso era lo que la diosa no parecía entender por mi parte supe el porque de su enojo y trate de explicar.
— No es lo que parece diosa Perséfone...
— No quiero saberlo, no me interesa así que vete. — elevó el tono de voz interrumpiendo de nuevo mis palabras por lo visto empezamos con el pie izquierdo aunque no iba a darme por vencida ahora.
— Porfavor déjeme explicarle el malentendido de por qué su esposo estuvo en mi habitación. — pedí a la pelirroja frente a mí ella no podía estar más equivocada yo nunca tendría oportunidad frente a Hades nisiquiera otra diosa del firmamento podría jactarse de tal cosa.
— Explicarme que cosa bruja ¿Que eres su nueva amante? vienes a restregarme tu triunfo.
— ¿Ehh?
— Conozco a Hades durante más tiempo del que crees dice amarme pero busca el calor de otras mujeres no es que me importe pero no me sorprendería si ahora tiene gusto por las mortales. — dijo mirando el horizonte me pregunté que pasaba por su mente, como podría yo entender a una diosa pasaba de la alegría a la ira y ahora parecía vulnerable.
Debía aprovechar ese momento de debilidad de Perséfone pulsar los botones necesarios para entrar en su cabeza.
— No soy su amante pero si lo fuera no podría juzgarlo jamás por buscar el "calor de otra mujer" si se siente solo. — dije devolviéndole sus palabras. — Todos necesitamos de un beso, de una caricia, de sentirnos amados y ser correspondidos y si no lo encontramos en el lugar que debería lo buscamos en otro lado. — me atreví a decir ganándome una mirada iracunda de la diosa pelirroja por la insinuación.
Admito que fue bastante atrevido de mi parte y que Perséfone podía castigarme de la manera que quisiera pero si no se daba cuenta de lo que tenía era su problema. Yo estaba jugándome todo ya lo habia hecho con mi vida por la felicidad de luna hechizada lo haría siempre por quienes amaba.
— ¿Que sabes tú de amor Selene? — reclamó.
Una brisa fresca movió los árboles y los pétalos de las flores cayeron sobre nosotras como si fuera lluvia, el olor era agradable y aunque era algo hermoso ninguna apartó la vista de la otra.
— Lo suficiente para saber que si no lo tenemos en nuestras vidas nos marchitamos como tus flores. — hice un gesto con las manos señalando a mi alrededor.
El cabello rojo se movía en direccion que el viento sus ojos parecían buscar algo en los míos el verde contra el azul una diosa y un alma mortal encarándola buscando el punto de quiebre que la haga entender porque aún amando a Hades no le permite atravesar ese muro que los separa y que ella misma puso entre los dos.