Selene

Epílogo

El bosque estaba silencioso, la primavera había llegado a Luna Hechizada en su máximo esplendor todo estaba verde, el aire fresco y limpio me decía que nunca habría otro lugar mejor que el hogar

Estaba furioso mi vuelo a  europa se había cancelado en el último momento estaba listo para ir a buscar a mi compañera de nuevo, sería un largo viaje quizás un par de décadas pero ahora no lo haría y para colmo mi alfa se iba de viaje urgente y me dejaba a su hijo pequeño. Su esposa estaba en Canadá visitando a su familia con el pequeño Tyler, sin embargo el enfermó de un momento a otro y su padre preocupado se iría a verlos.

— En serio Owen, ¿quieres que cuide a éste mocoso? no sería mejor encomendar esa tarea a alguien más. — no estaba seguro de poder con esa carga.

— Sólo serán unas horas, debo ir por mi luna y mi hijo mayor, saber que tiene y traerlo a casa a la mayor brevedad; además Ethan no es un mocoso es un niño de cinco años. — dice mientras sube al auto

— Claro y que se supone que haga con él. — dije irritado no me gustaba ser niñero, era un guerrero hábil en batalla.

— Le gusta jugar por ahí tu sólo acompáñalo estamos en tiempos de paz, pero los niños son niños.

Mi alfa se marcha dejandome con el pequeño que no puede quedarse quieto, corre por aquí y por allá. Antes que rompa algo decido llevarlo afuera mejor, respirar el aire fresco y gozar de un lindo día aunque no para mí.
Estar afuera le agrada se distrae siguiendo una mariposa. Lo dejo hacer mientras me acuesto bajo la sombra de un árbol,  pienso en ella la que será mi compañera y me pregunto si esta vez la encontraré muero de ganas por hacerlo.

— Cuando voy a encontrarte mi amada. — susurro al viento ansioso por tenerla en mi vida.

— Te gustan las niñas. — dice el pequeño metiche frente a mi.

— Por supuesto. — Que clase de pregunta es esa.

— A mi no me gustan soy muy latosas y lloronas. — me informa el chiquillo mientras vuelve a ver a la dichosa mariposa y empieza a seguirla.

— No me digas a cuantas niñas conoces para decir éso que yo sepa tienes un único hermano.

— Ivy siempre llora cuando no la dejo ganar en atrapados. — me informa de la pequeña omega hija de Rita.

— Bueno son muy pequeños aún tienes ¿cinco? o ¿seis años? supongo que en unos cuantos más cambiarás de opinión cuando encuentres a la indicada.

Pensar en el niño y su futuro trajo un sentimiento de nostalgia me pregunto si algún día seré padre, una vez que la encuentre claro está, me gustaría tener dos o tres bebés. Creo que no lo haré tan mal empezaré cuidando a mi primo, de hecho me agrada, comprar una casa, quizás adoptar una mascota aunque no me gustan los gatos, ni los perros, ni los canarios, tampoco los roedores, reptiles y demás.
Me perdí en mis pensamientos no se cuanto tiempo que al no escuchar nada, busqué al niño con la mirada.

— ¿Ethan?

carajo seré un pésimo padre, acabo de perder a un niño de cinco años en menos de una hora, Owen va a matarme.

Empiezo a caminar buscándolo, el olor a hierba fresca es intenso y me impide encontrar su rastro.
Cuanto pudo caminar ese niño con esas piernitas, lo busco como un loco y lo encuentro afortunadamente con una pareja.

El alfa Drack y su mujer nuestros vecinos están frente a mí; él sostiene de la mano a su hijo Damon y  ella tiene en sus brazos a una niña pelirroja que Ethan intenta alcanzar.

— Hola. — digo aliviado por encontrarlo, está bien aunque no se cómo llegó hasta aquí.

— Hola. — Responden ellos

— Espero no les haya molestado este renacuajo. — tomo de la mano a Ethan no vaya a ser y se vuelva a perder de mi vista.

— Para nada solo vio a Bree y corrió a tomar su mano la pequeña se asustó pues empezó a llorar.
En serio que sabe éste niño de niñas, es el maestro de la sutileza como sera cuando tenga diez años más.

— Pensé que no te gustaban las niñas. — hablo en un susurro para que nadie más escuche.

— Ella no es niña, ella una princesa. — las palabras hacen reír a los padres de la misma.

— No me digas, baboso.

Debo decir que la pelirroja es preciosa, y pensándolo bien con ese vestidito parece una princesita. Como sería tener una hija, debe ser hermoso.

— Pueden venir a la manada los niños pueden jugar un poco no crees. — invita amablemente la luna del alfa Drack.

Terminé aceptando pues no tenía nada que hacer. El alfa es un buen hombre y un padre amoroso hace tiempo vino a nuestras tierras junto a Damon por el nacimiento de Ethan, tiempo después fueron mis alfas a felicitarlo por en nacimiento de la niña, recuerdo que no quize ir, fuí al caribe a buscar a mi compañera y tristemente no tuve suerte.

El tiempo se torna monótono Ethan insiste en tomar la mano de la pequeña híbrida parece no querer apartarse de ella Damon está un poco celoso, el alfa Drack se marcha y su luna se fué a la cocina para traerme algo de comer, me empiezo a sentir asfixiado, tanta paz, amor y el ambiente hogareño es algo que me molesta. 
No porque sea malo, sino porque es lo que quiero y no poseo. Me obligo a dar una vuelta, escabulléndome por ahí a dar una vuelta, las personas aquí viven de manera sencilla, pero todos sonríen, parecen felices, de pronto el viento trae consigo el olor más delicioso del puto mundo.

Es ella

El olor a dulce, miel y leche es de... de...

El de mi compañera, que corre detrás de una pelota hasta caer, literalmente me falta el aire y debo ir a ayudarla a ponerse de pié cuando empieza a llorar.

Tiene la nariz roja, sus ojos llenos de lágrimas y dibuja en sus labios un dulce puchero. Tengo que controlar el sentimiento que me embarga que explota en mi pecho ahora que la tengo al frente.

— Estás bien pequeña. — sostengo sus manitas, son tan pequeñas.

— Chi. — apenas puede hablar es una cosita hermosa.

— No te lastimáste verdad. —  me siento un idiota, obvio que lo hizo.




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