Después de superar las pruebas del Bosque Oscuro, Seraphina, Aliara y Drakon atravesaron el portal que Nyx les había señalado. Al otro lado, se encontraron en un paisaje completamente nuevo: las Llanuras de la Luna, una extensión vasta y luminosa bajo la luz de las tres lunas de Selenia. A lo lejos, las Montañas Celestiales se alzaban majestuosas, iluminadas por una luz mágica que emanaba de su cumbre.
Sin embargo, las Llanuras de la Luna no eran tan simples como parecían.
El primer desafío de espejismos y encantamientos en las Llanuras de la Luna fue un enigma presentado por un antiguo arco de piedra tallada que surgía del suelo. La luz de las tres lunas de Selenia brillaba sobre el arco, creando destellos iridiscentes que danzaban en el aire. Frente al arco, un espejismo tomó forma, creando una imagen ilusoria que parecía una escena de la propia vida de cada viajero.
Para Seraphina, el espejismo mostraba una versión del pasado donde dudaba de su capacidad para manipular la magia. La figura ilusoria de Seraphina estaba rodeada de sombras que se resistían a ser controladas, reflejando sus propias inseguridades sobre su papel como buscadora de la Fuente de las Estrellas.
Aliara se encontró con una imagen de sí misma en la que su lira producía notas discordantes, y las criaturas mágicas a su alrededor se dispersaban en lugar de armonizarse. La escena reflejaba sus temores más profundos de que su música no pudiera cumplir su propósito de unir a los elfos y otras criaturas.
Drakon, por su parte, vio una imagen de sí mismo rodeado de criaturas asustadas, sus escamas brillantes generando temor en lugar de confianza. La ilusión reflejaba su miedo de ser rechazado por las otras criaturas mágicas debido a su naturaleza de dragón.
Ante cada ilusión, el arco de piedra exigía a los viajeros que enfrentaran y desafiara sus propios miedos. Cuando Seraphina tocó el arco con su mano, las sombras en la ilusión se disiparon, revelando una versión más fuerte y segura de sí misma. Aliara, al hacer lo mismo, encontró que las notas discordantes se transformaron en una melodía armoniosa. Drakon, al enfrentar su reflejo en el arco, vio cómo las criaturas a su alrededor lo aceptaban con confianza.
Fue un momento de autodescubrimiento y superación de temores. El arco, satisfecho con el valor y la determinación de los viajeros, liberó una energía mágica que disipó la ilusión. Las Llanuras de la Luna, antes llenas de espejismos, se revelaron en su verdadera forma, un vasto campo iluminado por la luz de las lunas.
Nyx, que observaba en silencio, comentó: "Cada reflejo es una prueba y una oportunidad para crecer. Enfrentar la verdad dentro de vosotros es la clave para superar los desafíos de las Llanuras de la Luna".
Así, con el primer desafío superado, Seraphina, Aliara y Drakon continuaron su viaje hacia las Montañas Celestiales, sabiendo que cada prueba los acercaba más a la Fuente de las Estrellas y a la transformación que aguardaba en la cumbre.