Sello En El Corazón

1 - DESPERTAR DE UNA HEREDERA

🔒

Hace un año…

THAIS

Siento como mi corazón se quiebra una vez más, por sus palabras, sus acciones, esa mirada llena de odio y desprecio, esa que una vez me veía con amor, veo como todos mis recuerdos se tornan grises, todo dentro de mí se rompe, ya no puedo más.

- Terminemos.

Es la única palabra que salió de mi boca en ese instante.

- ¿Qué acabas de decir?

- Dije, terminemos, no quiero seguir con esto.

Tomé mis cosas y salí de ese apartamento qué una vez me hizo sentir en casa, ese qué ahora no me provocaba más qué repugnancia.

- Thais Rousselle detente ahora mismo.

Sentí como su mano me agarró con fuerza.

- ¡Suéltame!

Gire bruscamente y lo confronte, podría ser un hombre que me superará en fuerza, pero eso no iba a impedir que me defendiera, aun si no tenía posibilidades de ganar, no me daría por vencida.

- Deja de hacer un drama y vuelve al apartamento.

Me mira con una furia ardiente en sus ojos.

- No estoy haciendo ningún drama, ahora déjame, lo nuestro se acabó.

- Tú no puedes romper conmigo, jamás te dejaré.

Su agarre se fortaleció y sentí un fuerte dolor punzante en mi brazo.

- Me estás haciendo daño.

Lo empujé con todas mis fuerzas y logré zafarme de su agarre.

- Theo LeClair, te aconsejo que no me hagas enojar, porque una vez pierda el control no sé de qué seré capaz – dije – Te quedó claro.

Me acerque a él y lo mira amenazante, “es una mujer que podría hacerme”, al ver su expresión note que de seguro ese fue su pensamiento, lo que él no sabía es que mi amenaza no eran simples palabras, puede que mientras estuvimos juntos yo haya actuado como una chica indefensa, pero él no sabía quién era realmente y de lo que era capaz.

- Ya deja de jugar y entremos – dijo – No me hagas enojar.

- Te dije, terminamos, no entiendes, se acabó.

Me di vuelta y seguí mi camino hacia el ascensor, cada paso que daba se sentía como una cadena rompiéndose y a la vez un sello colocándose, era libre de lo que me ataba, pero ahora desapareció lo que me hacía humana, mi corazón y sentimientos.

- ¡Ya basta! Volvamos.

Me agarró nuevamente, esta vez más fuerte arrastrándome al apartamento bruscamente, trate de resistirme con todas mis fuerzas, pero fue en vano, me superaba en lo que de fuerza se trataba.

- Por última vez, aléjate de mí y déjame en paz.

Hablé con un tono desafiante.

- No te voy a dejar ir, tú me perteneces.

Colocó su mano en mi cintura y me atrajo hacia él.

- Te lo advertí – dije – No me culpes por esto cariño.

Pasé mi mano por su rostro y una leve lagrima cayo por mi mejilla con lentitud, no quería llegar a este extremo, pero no me dejó más opción.

Sentí el cuchillo moverse en mi mente, la dirección exacta de la cocina hasta su pierna, todo demasiado lento y vivido para mi gusto.

- ¡Ahhh!

Su fuerte grito casi me rompe los oídos.

- ¿Cómo es posible? Se supone que no tenías poder.

Cae de rodillas al suelo con la pierna ensangrentada.

- ¿Quién te hizo creer eso? – dije – Soy una descendiente del clan Sherox después de todo.

Es cierto que mis poderes mentales eran débiles y pobres, pero en la telequinesis no tenía igual, yo era imparable en ese rango, eso fue lo que me mantuvo viva entre toda mi familia, el poderoso clan Sherox, expertos en habilidades mentales, el segundo más poderoso del mundo.

- Espero que ahora si entiendas mis palabras anteriores.

Me inclino y levanto su barbilla con mi dedo.

- Te dejare en paz – dijo con resignación.

- Así me gusta – le di una palmada en la cabeza – Y que ni se te ocurra vengarte o cosas así, sabes que tu pequeña raza de Rocruss no es rival para mí – dije – Además sería muy cliché de tu parte.

Reí satisfactoria y fingidamente hasta llegar al ascensor, giré y lo vi sin un rastro de emoción en mis ojos, tirado en el suelo incapaz de colocarse de pie mientras las puertas se cerraban lentamente.

En el instante en que por fin se esfumó de mi vista sentí las lágrimas correr por mi rostro, sollocé desgarradamente en ese pequeño espacio, cada piso que bajaba era una liberación más, ya no estaba atada a ese lugar, era libre al fin, entonces, porque me sentía tan triste, sentí miles de sellos y candados colocándose uno por uno alrededor de mi corazón. Poco a poco las lágrimas cesaron y los sentimientos se esfumaron, en cuanto se abrieron las puertas la persona que salió de ahí no tenía brillo en sus ojos.

Durante 5 años tuve la relación más feliz y fantasiosa de mi vida, con el chico más dulce y tierno del mundo, pero todo había acabado. Tal vez debí hacerle caso a mi madre cuando me dijo que no estuviera con él, si lo hubiera hecho no estaría sufriendo tanto en este momento.




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