THAIS
Desperté con el aroma de las flores en mi balcón, me estiré suavemente levantándome de la cama, caminé hasta la ducha y me di un baño relajante. Al terminar me arreglé para ir a la Academia.
Me vestí con una blusa blanca de mangas largas y puños anchos, sobre la que ajusté un corset negro con cordones y detalles metálicos. Lo combiné con shorts oscuros y una sobrefalda granate que, al moverse conmigo, añadía un aire dramático incluso a lo cotidiano. En la cintura llevaba mi reloj de bolsillo y unas cadenas plateadas, pequeños tintineos que acompañaban mis pasos. Completé el conjunto con medias oscuras, botas altas cuyo sonido imponía presencia y guantes sin dedos, un recordatorio de la distancia que prefiero mantener.
Me miré al espejo una última vez. Era yo. Tal y como quería mostrarme hoy: elegante, afilada, y un poco más cerrada que antes. Estaba lista para enfrentar el día, iba a salir cuando mis ojos se posaron en mi hombro a través del reflejo del espejo, ahí estaba la marca, gracias a mi camisa no se notaba, pero yo podía sentirla cada vez más arraigada a mi piel, tomé un gran respiro y traté de ignorarlo.
Bajé las escaleras y me dirigí al comedor, donde ya se encontraban mis padres y mis hermanos esperándome.
Buenos días a todos, espero que hayan tenido un buen sueño.
Con mi mano en el pecho me incliné un poco para saludarlos y me senté al lado de Cass.
Buenos días, cariño, veo que ya estas mejor.
Mi madre me sonríe.
Mejor que nunca madre.
Trate de darle una sonrisa de vuelta.
Thai, recuerda volver inmediatamente apenas finalicen las clases, tenemos trabajo que hacer.
Mi padre me indica mientras corta elegantemente la carne en su plato.
De acuerdo padre.
Habló educadamente. Nuestra relación no era muy cercana, normalmente solo hablamos de trabajo ya que me está enseñando para ser la próxima líder.
Vamos papá, no te coloques serio tan temprano, mejor disfrutemos del desayuno.
Mi segundo hermano, Clyan, habló cortando la seriedad del momento, él era muy extrovertido y despreocupado, a pesar de ser el gemelo de Cassiel tenían personalidades muy distintas, Cass era calmado y responsable, al contrario de Cly que se la pasaba jugueteando infantilmente.
Al finalizar nuestra comida, los tres hermanos nos marchamos camino a la Academia, aunque cada uno tenía su carro, preferimos ir juntos en la limusina familiar para poder charlar, éramos muy unidos y eso me encantaba, amaba pasar tiempo con ellos y lo hacía siempre que podía.
…
Llegamos y al bajar todos nos observaban, lo entendía, después de todo veníamos de una familia de renombre. Mis hermanos se adelantaron y corrieron a su clase primero, ellos iban en una clase más avanzada al ser mayores y llegaban tarde, yo por otro lado aún tenía un par de minutos antes de que empezará mi clase así que decidí ir por el camino que estaba lleno de árboles de cerezo de principio a fin, aunque era más largo, eso era lo que me gustaba ya que casi nadie iba por ahí, me sentía tranquila en ese lugar, podía respirar cuando estaba ahí.
Entré al salón donde nos indicarían lo que haríamos en este semestre, unos estaban charlando alegremente y usando sus poderes, otros intimidaban a quienes no los tenían, odiaba eso, y el resto estaba calmado en sus asientos. Me acerqué a mi mejor amiga, la única que siempre ha estado conmigo sin intenciones ocultas.
¡Neri! Estoy feliz de que hayas vuelto.
Le abrazo fuertemente, ella se había ido a estudiar en otro país por un año, la extrañe mucho.
¡Tas! Te extrañe.
Me devuelve el abrazo.
Yo igual, pensé que no volverías.
Convencí a mis padres, les dije que ningún otro lugar es mejor – dijo - Después de todo aquí estudian los hijos de los dos grandes clanes.
Bueno, tienes razón – dije – Tomemos asiento, el maestro no debe tardar.
Hablamos un poco sobre lo que nos había pasado en las vacaciones, le conté sobre mi ruptura y la aparición de mis poderes, se enojó un poco por lo de Theo, pero logré calmarla, ella era como mi hermano, capaz de matar a quien me hiciera daño.
Paso un rato y el maestro por fin llegó, nos dio las indicaciones de nuestras clases y se marchó. Resultó que nuestra primera clase era de combate así que tuvimos que ir a la parte trasera de la Academia, donde se encontraba la plataforma de entrenamiento.
Al llegar nos organizaron en cuatro filas, había otro grupo de estudiantes al otro lado de la plataforma, al parecer eran de otro salón.
El maestro comenzó a explicar unos movimientos de combate y luego nos indicó que debíamos hacer lo mismo, de a poco iba pasando un alumno de cada lado y practicaban.
Yo era la última en la fila, me tocó esperar un largo rato y cuando por fin llegó mi turno me di cuenta que mi rival era un chico realmente atractivo, tenía la piel clara y unos ojos verdes que brillaban aún más con la luz del sol, su cabello era un poco largo, le llegaba casi a los hombros y tenía un color negro con mechones rojos, su nariz era tan linda y respingada, su mandíbula marcada lo hacía ver aún más masculino, y ese cuerpo que aunque la ropa impedía verlo bien aun así parecía tallado por los dioses, era para babearse, sus labios carnosos y rosados lo hacían más atractivo. En definitiva, parecía un hermoso ángel o algo fuera de este mundo. Y lo que hacía que fuera totalmente mi tipo era ese aro negro en su oreja izquierda que le daba un aire rebelde.
Comencé a dar pasos hasta subir en la plataforma, cuando estuve en la cima frente a frente con él, mi corazón comenzó a latir descontroladamente, mi cuerpo temblaba y el aire me empezó a faltar, sentía la necesidad de correr hacia él y abrazarlo, un calor apareció en mi brazo justo donde estaba la marca, por un momento llegue a pensar que me desmayaría.
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Editado: 15.11.2025