Chep se encontraba en un lugar sombrío, en un lugar donde solo se la pasaban personas que buscaban problemas. Se encontraba con una pequeña copa de Whisky, dejándola menear suavemente en su mano., mientras veía como algunos hombres festejaban y otros discutían, casi todos estos hombres eran como él, habían resistido a la guerra y sobrevivido, tanto tiempo.
—Cantinero... Otra copa, por favor. — Musito bajo, mientras mantenía su vista fija en la barra, pensando bien en cuál era su movimiento ahora. —Vamos viejo, no te daré más... A tú edad, ya no puedes beber tanto. — Este berrincho. — Yo no sobreviví a la guerra, para que una alimaña como tú, me esté diciendo esas barbaridades... ¡Dame otra copa! — Azoto su mano contra la barra mientras miraba desafiante al cantinero. — Vale... Vale, pero no te molestes viejo... No te molestes. — Este se notaba algo sospechoso, ya que sonrió y le sirvió otra copa a Chep.
Luego de un par de minutos una docena de Cyborgs policiacos interrumpió en se bar de mal agüero. Uno se podía denotar de todos los demás. — Chep... Chep... Chep... ¿Pensaste que nunca íbamos a capturarte?... Y pensar... Que... Estuviste siempre cerca, todo este tiempo. Ahora, te declaro culpable de traición a nuestra nación y muchos otros delitos cometidos dentro de esta, como estafa y asesinato. Entrégate o se usara la fuerza en tú contra. —
Chep algo conmocionado, se levantó del taburete y negó. — Me tendrán queagarrar muer...— Antes de terminar sintió un golpe en la cien, su cuerpo se dejócaer en el suelo como un cadáver. Era el cantinero que anteriormente leatendía. — De nada, Lain. — Dijo sonriendo al que parecía ser el Padre deMaxwell. — Gracias, Rick. — Musito este, luego Lain dando la orden de que sellevaran el cuerpo tendido de Chep. — Será hasta la próxima... Luego terecompenso bien por tu buena acción, Rick. —
Justo en la escuela donde asistía Maxwell, se debatía dentro de él, muchascosas, sus pensamientos no eran claros y sus amigos lo sabían, al menos, sedenotaba mucho este día en particular. En la hora del almuerzo Maxwell decostumbre se sentaba con sus amigos, pero esta vez, se sentó solo, en unaesquina del cafetín, mientras jugaba con su comida. Solo disponía a observaresta, como si tuviese vida. Cristine, por otro lado, se acercó a él y palmeosuavemente su espalda, haciéndose un lado en la silla y acercándose a él, muchomás que de costumbre. — ¿Qué sucede, Max? — Susurro bajo, mientras mantenía suboca cerca del ajeno, con una ligera sonrisa y despreocupación. Maxwell volvióde su mismo encierro mental y parpadeo varias veces al divisar a su amiga a sulado, tan cerca. Este casi rozando los labios con ella, dispuso a voltear elrostro con suavidad y ruborizarse levemente. — N-nada... En lo absoluto... Además,no te apegues tanto... — Dio un visto corto a su alrededor y miro como sus demáscompañeros los veían. — Nos están mirando... Y... — Se avergonzó más de lo debido,lo que hizo que a Cristine se le saliera una sonrisa burlona. — ¿Acaso teavergüenzas de tenerme a tú lado? — Sí, iba a jugar con Max un poco.Particularmente, siempre hacía eso. Pues ella sabía que Max gustaba de ella. —Eso... Me pone triste Max... ¿Acaso no me quieres a tú lado? — pregunto haciendo unpequeño puchero. Max se alejó un poco tan solo para mirarla y ladear sus ojosde forma antipática. — Deja de jugar conmigo... sabes que cuando hablas así... Okay.Tú ganas, pero... Solo, deja... ¡No hagas puchero! — Una risa burlona retumbo en lacafetería. Cristine se reía fuertemente, mientras Maxwell, se cruzaba de brazosy la miraba todo ruborizado.
Justo a tiempo, sus amigos llegaron a sentarse junto a ellos. — Solo tienen quebesarse y decir seriamente que son novios, solo falta eso... Y... Bueno, tomarsede la mano cada vez que caminan. — Dijo Alice, mientras al otro lado de Maxwelly lo golpeaba levemente con el codo. — Tú... Yo... ¡Cállate Alice, no sabes nada denada!... Cristine y yo, no somos nada solo amigos...—
Rodrick se sentó frente a ellos y exclamo. — ¡Claro, claro, eso es lo que dicenustedes!... Pero no es normal ser tan idiota y tan tonto al mismo tiempo, como túcuando estas al lado de ella. — Luego de esto, le dio un sorbo a su jugo.
— Rodrillo... Tú tampoco sabes nada, cállate. — Cristine solo se reía de loscomentarios de sus amigos. — ¡Que no me digas así!... ¡SOY RODRICK!, ¡NORODRILLO!... Pedazo de enano. — Maxwell le hizo mofa moviendo su mano como sifuera una boca parlanchina. — Bla bla bla, Rodrillo. —
— Creo que deberían de dejar... De... Comportarse como niños. — Decía Alex,mientras se quitaba sus audífonos y disponía a mirarlos con una mirada fríamientras se sentaba junto a Rodrick. — Pero sí es el chico muerte viviente...¿Cómo te va con tu aburrida vida? — Pregunto Rodrick, mientras le daba con elcodo en la costilla del chico. — Pues mejor que la tuya y menos solitaria,gorila. — Ambos se miraron con miradasintensas y se vieron interrumpidos con Alice. — Chico ya dejen de pelear...Porque no mejor, se enfocan en lo que paso ayer. —
— ¿Eh?... ¿Qué paso ayer? — Cuestionaron todos con una gran incógnita. —¡¿Qué?!... ¡¿No lo saben?! — Los chicos solo negaron con la cabeza de manera"juguetona" — ¿Qué sucede?... Ya habla, tablita. — Dijo Alex dándole un sorboal jugo de su amigo Rodrick, mientras este estaba distraído por el comentariode Alice.
— Pues ayer, los Stayman fueron nombrados los nuevos presidentes de Tecnotopia...Dicen puras incoherencias sobre la política de los Cyborgs metas y demás. — AcotoAlice. — Además... Dicen que él se hacepasar por el representante de esta familia tan adinerada... Está completamenteloco. —
Mientras sus amigos estaban distraídos, Maxwell decaía nuevamente en suspensamientos. **Los Stayman... Justo como en el libro... En ese caso... Tal vez todolo que dice el libro es cierto, hasta ahora, para mí, ese apellido eradesconocido... Abuelo... ¿Qué cosas me estas ocultando?... Tengo tantas preguntas,estoy ansiando llegar a casa... Para saber de tu paradero, no te vayas por muchotiempo, tengo tantas preguntas que hacerte... Y si en verdad... Mi destino estáligado... A los Trayman... Y mi verdadero nombre es... Lordareon... **
— Max... Max... ¡Max! — Sintió que alguien le sacudía y escucho el sonar de unacampana. — ¿Eh?... ¿Qué?... — Agito su cabeza con suavidad miro nuevamente aCristine a su lado. — Ya sonó el timbre... Es hora de regresar a clases... ¿Estásseguro que estas bien? — Este asintió con suavidad, mientras que se levantaba yse dirigía al salón de clases con sus amigos. ** Si todo es cierto... Tengo quebuscar la verdad... A como de lugar... Pero mi vida... Que gran dilema. **
Al transcurrir del día, Max estuvo algo distraído y sumiéndose n sus propiospensamientos hasta la hora de llegar a casa. En el momento de cenar donde seencontraba con su padre y con su madre, se e ocurrió hacer una indebida pregunta.
Este jugaba nuevamente con la comida, mientras veía a su madre y a su padre. —Oigan...— Estos dejaron de comer y fijaron la mirada en Maxwell. Laindisponía a comer Ingolice. Losdispositivo de energía mecánica, lo que hace que su cuerpo se mueva y se puedealmacenar en una parte de su cuerpo, para luego activarla en cualquier momentodel día. Algo así, como la recarga de una batería, pero cuando élquisiese.
— ¿Uh?... Sí dime. Hijo. — Dijeron ambos al mismo tiempo. — Yo... ¿Yo soy suhijo?... — Unos segundos de silenció rodearon el comedor y ambos padres semiraron, con seriedad, para luego Lain musitar. — ¿Por qué crees que no loeres?... Eres idéntico a mi cuando tenía tu edad... Y tienes los genes de tumadre... ¿Qué te hace pensar eso? — Respondió. — Verdad hijo, tenemos muchosparentescos y no todos aquí se parecen... Además, nosotros somos los únicoshumanos... Y tú y yo, somos humanos, unos de los pocos que quedan... Así que seríamuy raro. — respondió Adeline con una sonrisa. Maxwell sonrió con hipocresía yasintió. Pero sabía que le estaban mintiendo. Pero ya daba igual. — Vale... comopude pensar eso... Sigamos comiendo. — Degusto de la comida sin hambre, para darla impresión de que lo convencieron. Pero el sabia, que no era así.
Luego de la cena, algo desanimado, Max se dejó caer en su cama. Mirando eltecho. — Vamos... Todos me mienten... tengo que buscar la forma de salir de aquí...me siento encerrado y todo es siempre lo mismo...— Dispuso a colocar su brazodiestro sobre su frente. — Y yo... Yo siento que pertenezco aquí y con ese libro...Lo comprobé... Al menos que sea una farsa todo... Pero no estoy seguro del todo...Yo... No estoy seguro de que hacer ahora...— Se volteó en la cama y comenzó apatalear y a golpear la cama, dejando ahogar un grito en la almohada. Saco sucara de la almohada y esta vez miraba la pared — Esta vez... Tengo que encontrarala forma de salir de aquí... Sin ayuda... Tengo que traspasar esos malditos muros...y... — Estaba cayendo en los brazos de Morfeo. — Y... Saber el momento oportuno...Para escapar... Y dejar esta vida aburrida... Atrás...— Dijo esto último. Cayendorendido en un sueño pesado. Su mente estaba agotada.