Entrada a Hority.
1.
Nuestra señora de Hority. Ese era el nombre de la escuela a la que Chris asistía. Justamente tenía ese nombre porque se decía que la virgen Maria, madre de Jesús en la religión Cristiana, se había aparecido en la ciudad en algún tiempo.
La ciudad, Hority, tenía demasiadas historias parecidas a esta. Apariciones de Santos, de monstruos, fantasmas, magia negra, etc. La ciudad estaba llena de estas cosas. Incluso el nombre “Hority” resultaba raro al escucharlo. Una vez, Chris preguntó a su profesora de historia que significaba esta palabra, pero esta no supo responder. Se rumoreaba entre los jóvenes de su edad que “Hority” significaba “Horror City”, ciudad del horror. Esto no sorprendía en nada a Christian, ya que la ciudad tenía mala reputación por ese tipo de cosas. Índice muy alto de muertes, religiones paganas a la vuelta de la esquina, políticos corruptos, entre otras cosas.
Su escuela también estaba en la misma situación que la ciudad. Aparentaba ser una escuela católica cualquiera, pero por dentro había más de lo mismo. Religiosos corruptos, profesores pederastas, violencia entre compañeros, y la lista sigue.
Por suerte, tanto Chris como sus compañeros, habían aprendido a vivir con ello. Parecía que si aparentabas que no existían estas cosas, realmente se esfumarían. Aunque tarde o temprano, todos caían en desesperación.
La mirada de Jesucristo.
2.
Chris se encontraba dentro de la escuela, observando el largo pasillo que tenía por pasar antes de llegar a su salón. Comenzó a correr rápidamente hacia su salón, notando brevemente las caras de sus profesores al verlo llegar tarde. Probablemente estaban decepcionados de que un alumno “ejemplar” estuviera bajando de nivel, pero eso a él no le importaba.
Parecía que el camino se le hacia algo eterno, hasta que por fin llego al patio de recreos, y vio que este estaba vacío, algo que era muy raro. Casi siempre este lugar estaba lleno de alumnos o algún que otro profesor, pero esta vez nada. Seguramente todos estarían en sus clases, preparándose para partir hacia el museo, esperando que alumnos como él, impuntuales, lleguen para subirse al colectivo e irse.
Al ser escuela católica, el patio de recreos tenía pintado a Jesucristo en una de sus paredes. Esa imagen lo incomodaba. Mientras él se acercaba a la puerta de su salón, Jesucristo lo miraba. Una mirada que era igual a la de sus profesores. Jesucristo lo despreciaba, lo odiaba, lo miraba con culpa. Chris le tenía miedo. Tanto miedo, que corrió los únicos cinco metros que le faltaban para llegar a su salón. Unos cinco metros que parecían eternos. Una eternidad que acabó al cruzar la puerta y recuperar su aliento. Su paz interior comenzó a volver lentamente hacia sí.
Salon de clases.
3.
Al entrar, vio que el preceptor todavía no había llegado, por lo que se sentó rápidamente, teniendo a su izquierda a su compañera y mejor amiga, Maggy Loman.
— Hola... — le dijo mientras respiraba muy agotado.
Maggy se dio vuelta y lo miró...
— Ah, hola Chris ¿Por qué estás tan cansado?
— Porque estuve corriendo.
Ambos rieron y volvieron a mirar hacia el frente, mientras Chris trataba de respirar con normalidad.
Maggy era ese tipo de chicas bastante locas, una gran líder, con una voz muy fuerte. Era de tez morena clara, pelo castaño y con ondas, y tenía 17 años de edad. Ella siempre era caritativa con los necesitados, algo que realmente la hacía una buena persona. Chris sabía que ella pertenecía a los scouts de otra de las iglesias de la zona, la Iglesia del Padre Grassi. Allí ella, junto a los otros scouts, ayudan a los necesitados mientras aprenden distintas cosas, como hacer nudos (clásico de los scouts). Aunque últimamente Maggy no estuvo yendo a esa iglesia, ya que el Párroco, justamente el Padre Grassi, había sido acusado de violación de menores, otro caso para la ciudad de Hority.