Sempiterno

8

HEATHER
-Visita inesperada-
Melbourne, Australia

El sonido del timbre me saca de mi concentración en el lienzo. Me seco las manos en el delantal y me dirijo a la puerta, encontrándome con mi madre. Su rostro serio y sus labios apretados me anuncian que esta no es una visita cualquiera.

-Madre. -Abro la puerta, algo sorprendida por su llegada inesperada.

-Heather, necesito hablar contigo. -Ella entra sin esperar invitación, moviéndose con decisión hacia el salón y sentándose en el sofá. Sus ojos no me pierden de vista.

Un nudo se forma en mi estómago.

-¿Qué pasa? -pregunto, tratando de mantener la voz tranquila.

-La cena de anoche fue... difícil. -Mi madre suspira, cruzando las piernas y entrelazando los dedos sobre su regazo-. Creo que hay cosas que necesitamos aclarar.

Me siento frente a ella, notando cómo evita mirarme directamente. -No era mi intención que fuera difícil. -Intento mantener la calma-. ¿Qué quieres decir exactamente?

-Lo que pasó entre nosotros en la cena... -Ella frunce el ceño, y su voz baja un poco-. No me gustó cómo hablaste de tu carrera. Tienes mucho talento, Heather, pero parece que te estás conformando con algo que no es lo que esperábamos para ti.

-Mamá, sabes cuánto amo pintar. -Defiendo mi pasión, con un ligero temblor en la voz-. Lo que dije en la cena fue verdad. Prefiero luchar por mi sueño que conformarme con algo que no me hace feliz.

Ella suspira y pasa una mano por su cabello. -Entiendo que te guste pintar, pero deberías considerar algo más estable. No quiero que termines lamentando tu decisión.

-¿Qué tiene de malo querer seguir mi sueño? -Le contesto con firmeza, sin bajar la mirada. -No entiendo por qué siempre tengo que justificar lo que hago con mi vida.

Su rostro se suaviza por un momento, pero la preocupación sigue ahí. -Rhys... -dice, recordando la tensión de la cena-. Dijiste que es boxeador, y honestamente no lo entendí. ¿Cómo puede ser bueno para ti?

-Rhys es increíble. -Mi voz se endurece, pero al mismo tiempo siento un calor reconfortante al pensar en él-. Su trabajo no define quién es. Me apoya, me hace feliz, y eso es lo que importa.

Mi madre inclina la cabeza, su mirada mezcla de amor y preocupación. -Pero, ¿y si el boxeo no es estable para él? Todo se vuelve más complicado de lo que parecía en la cena.

-Mamá, no puedes juzgar a Rhys solo por su trabajo. -Mis manos se aprietan en mis piernas-. Sí, es boxeador, pero no define nuestra relación. Lo que importa es cómo nos cuidamos y nos apoyamos mutuamente.

Ella respira hondo, y veo un atisbo de vulnerabilidad que antes no había notado. -Lo siento, Heather. Solo quiero lo mejor para ti, y me preocupo por tu futuro.

-Lo sé, mamá. -Me levanto y la abrazo, sintiendo cómo se relaja un poco-. Aprecio tu preocupación, pero necesito que respetes mis decisiones. No siempre haré lo que esperas.

-Tienes razón. -Ella me devuelve el abrazo, más firme esta vez, y suspira-. Tal vez me preocupo demasiado. Solo quiero que seas feliz y encuentres tu propio camino.

-Gracias, mamá. -Le sonrío mientras nos separamos-. Significa mucho que estés dispuesta a entenderlo, aunque sea un poco.

-Haré mi mejor esfuerzo para apoyarte. -Su voz es más suave, y su mano roza la mía por un instante antes de levantarse. -Cuida de ti misma, Heather.

-Lo haré. -La acompaño hasta la puerta y la observo salir, sintiendo un extraño alivio mezclado con nostalgia.

Cierro la puerta y regreso a mi estudio. Mientras vuelvo a pintar, dejo que mis pensamientos fluyan, sintiendo una claridad renovada. La conversación fue difícil, sí, pero también me recordó que no estoy sola y que tengo derecho a perseguir mis sueños, apoyada por quienes realmente importan... y por mi "novio" Rhys, aunque él no esté aquí ahora mismo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.