Días después.
Selene.
—¡Selene! ¡¿Qué demonios estás haciendo?! —reclama mi madre.
—¡Madre, tú fuiste la que me incitó a cocinar! ¡Sabes muy bien que puedo quemar la casa entera al solo entrar a la cocina! —Al abrir el horno la cocina se llena de humo negro y tanto mi madre como yo, terminamos con la cara negra y los cabellos llenos de humo.
—Mira hacia donde nos llevó tu amor por el lord McDougall, ¡esa cosa ni comida parece! —señala el molde donde se encuentra mi pastel o lo que era mi pastel, esta todo quemado y chamuscado.—Le hubiéramos pedido ayuda a la cocinera antes de que saliera hacer la compra; no sabemos nada de cocina —dice ella con los brazos en cruzados.
—Pere no puede saber tan mal —pruebo algo del pastel y mi boca se tuerce —¡Qué asco!
Escupo esa masa asquerosa seca, cruda y quemada. ¡¿Cómo demonios puede estar cruda?! Estuvo una hora en el horno; no puedo darle eso a Harrison.
—¡Te dije que no era comible! —dice mi madre riéndose de mí.
—¡¿Por qué mi casa está toda llena de humo?! —Escuchamos la voz de mi padre y sus pasos acercándose a la cocina —Huele horrible, ¿Qué cosa...?
Mi padre al vernos se queda estupefacto aunque después comienza luchar por contener la risa.
—¿Y a ustedes que les paso? —él se empieza a reír a carcajadas.
—¡Deja de burlarte Marcus! —gruñe mi madre enojada pero mi padre no deja de reírse.
—Eso es imposible querida, el verte así es demasiado cómico. —se sigue riendo y cuando ve que mi madre quitándose sus tacones para lanzárselo, sale corriendo de la cocina.
—¡No huyas cobarde!—grita mi madre para salir corriendo detrás de él.
Me quede sola en la cocina con mi asqueroso pastel quemado y tanto mi ropa, como mi cara todas negras; me parezco a mi horrible intento de tarta. Al notar el desastre que hice en la cocina me estoy imaginando el ataque de cólera que le dará a la cocinera cuando la vea, esa mujer ama esta cocina como si fuera su propia hija.
Quería darle a Harrison un pastel casero y termine dejando la cocina vuelta... Creo que no hay palabra para describir este desastre, que desperdicio de tiempo. ¿Ahora qué hago?
—Lo que cuenta es la intención, no creo que se dé cuenta si el pastel no está hecho por mí —digo con una sonrisa, ya se me ocurrió una idea.
—¡¿Qué le hicieron a mi cocina?!—gritan a mis espalda, ¡diablos! A la cocinera le va a dar un ataque.
Mejor empiezo a correr por mi vida.
HARRISON.
Salí del club para irme directo a mi residencia. Tal vez mas tarde vaya a visitar a Selene y platicar un poco con sus padres. No fue hasta que entre a la casa y vi baúles y valijas al pie de las escaleras.
—¡¿Cuándo demonios pensabas decirme que estas comprometido sinvergüenza?! —mi cuerpo se tensa al escuchar su voz.
¡Maldición!
—Hermana —ella solo está parada enfrente de mí con su ceño fruncido igual al mío y sus manos puestas en sus caderas.
—¡Tuve que enterarme a través de parte de las doncellas en vez de ti que eres mi hermano! —sus cachetes se ponen rojos es algo que solo pasa cuando está muy enojada —¿Quién es la muchacha? Quiero conocerla.
—Mónica por favor cálmate —le pido calmadamente pero ella no me escucha —¿Dónde está tu esposo?
—Se quedó cuidando a los niños mientras yo venía aquí, ¿Cómo se llama ella?
—Selene...
—¡Señor lady Eversley vino a visitarlo! —dice una doncella interrumpiendo.
—Con que lady Eversley, conozcamos a la mujercita que te conquisto —dice mi hermana con una sonrisa.
—Mónica no hagas nada que... —ella se encamina a recibir a Selene.
Selene.
Al entrar en la residencia de Harrison, mi ceño se frunce al ver a la alta mujer de ojos verdes y cabello castaño.
—Vaya, eres muy bella. Así que tú eres la prometida de Harrison. —¿Quién es esta mujer y que hace aquí?
—¿Quién eres? —mi voz suena celosa.
—Un gusto, Mónica Bennett. Tu futura cuñada.
—Oh, empecemos de nuevo. Soy Selene Eversley, un placer conocerla miladi, la verdad que si quería conocer a la familia de lord McDougall. —al verla es evidente el parecido con Harrison —Solo quería dejar este pastel, mejor me voy deben tener mucho de qué hablar...
—¡No, por favor quédate! Apenas vienes llegando —dice Harrison.
—Solo estoy de paso, debo regresar a casa para almorzar. —miro a mi futura cuñada. —Lady Bennett aunque al principio fue un encuentro poco incómodo, espero una próxima vez.