HARRISON.
Estábamos sentados a la mesa en el comedor. Mi hermana solo me observa desde el otro lado con una expresión llena de curiosidad.
—¿La quieres, Harrison?—preguntó.
—Si. —ella frunce el ceño, no está convencida del todo.
—¿La amas?
—No pienso hablar de esto contigo.
—¿Entonces con quién? Mi hermano enamorado, creía que nunca pasaría. Lady Eversley a primera vista se ve refinada, educada y muy bella. Me agrada. —dice ella con una sonrisa —¿Cuántos años tiene? ¿Dieciocho?
—Diecinueve.
—Diecinueve años. ¿Cuándo se planean casar?
—Hay está el pequeño problema, no hemos formalizado el compromiso y no sé cómo pedirle matrimonio.
—¡¿Cómo que no sabes?! ¡Grandísimo tonto solo busca un anillo y arrodíllate!—me dice furiosa.
—No es tan simple, Selene es bastante peculiar pero también muy exigente quiero que sea la propuesta más romántica que pueda existir—ella arquea una ceja.
—¿Romántica? Harrison si no te escuchara, no lo creería nunca. —Mónica solo se ríe.
—¡No te burles de mí! Por favor ayúdame, tu te has leído la mitad de los libros románticos del mundo—ella lo piensa por un momento.
—De acuerdo, todo por ti hermano. Ya tengo una idea en mente. —ella sonríe —Esto es lo que vamos hacer....
Selene.
Londres no sea una ciudad que tenga un clima muy soleado pero puede resultar bastante refrescante cuando tomas el té caliente, afuera y juego con mi pequeño perrito. Hugo corre y busca el juguete con forma de pato que le lanzo.
—Lady Selene, la solicita el lord Norwing. —volteo a ver a la señorita Wesley y atrás de ella venia mi amigo Gideon, le sonrío.
—Gideon, tiempo que no nos vemos. Lady Wesley por favor dejemos solos —la mujer obedeció y estuve en compañía de mi mejor amigo, Gideon tomó asiento frente a mí. —¿Quieres unos emparedados? ¿Galletas?
—Vengo a preguntarte algo Selene. Tu respuesta es muy importante —él tenía una actitud bastante seria por lo que debía ser importante, así que puse toda mi atención en él.
—De acuerdo, te escucho.
—¿En serio piensas casarte con McDougall, no es un juego? ¿Una treta? —sus preguntas me dejaron sorprendidas, además el tono de su voz se mostraba que en serio quería la verdad de mi parte.
—No es ninguna treta, ni un juego Gideon, si es posible de verdad me gustaría llegar al altar con Harrison.
—¡Es muy apresurado! Ni siquiera se conocen lo suficiente, además es amigo de Duncan Bonet.
—Ya no más. Es cierto que no nos conocemos por lo cual llevaremos todo con calma. —Él bajo la mirada y sostuve su mano —¿No estas feliz por mí? Un día dijiste que debía enamorarme, no tener tanto temor a un compromiso.
Gideon apretó mi mano y me miro.
—No pensé que lo tomarías en serio, nunca haces caso a nada de lo que te digo —reí.
—Parece que ahora si comienzo hacerte caso. —frunció su entrecejo.
—¿No hay forma de hacer que cambies de opinión?
—No.
—Lo supuse
—Gideon siempre he querido preguntarte una cosa. —ahora toda su atención estaba en mí. —¿Yo te gusto como mujer? Eso es algo que la verdad siempre me ha tenido un poco en conflicto.
“Más porque eres el hombre de quien mi mejor amiga esta perdidamente enamorada”
Él se sorprendió y pude verlo sonrojar un poco.
—Ya no. Selene fuiste la mujer por la cual casi pude haberme enamorado perdidamente pero me di cuenta que entre ambos no podría existir ese tipo de relación y… he conocido a lady Adara. Ella es muy tierna.
—Y te ama, te ama muchísimo y en serio esta colérica porque espera un gesto de tu parte.
—¿En serio? —asentí con una sonrisa. Se ve lindo cuando esta avergonzado.
—Gideon eres hermano que hubiera querido tener.—él me sonrío.
—Y tú la hermanita que la vida me dio porque dudo que con tus locuras y el torbellino de caos que formas a tu alrededor hubiera podido soportarte como familia biológica. Te quiero, espero que seas feliz con McDougall. .