Sempiterno; Seis Tiempos.

Capítulo 11; Una respuesta no basta.

"No podemos encasillar el amor a un patrón predecible, pues surge en momentos y situaciones de lo más extrañas y más cuando las personalidades son poco comunes." ~ PAGINA ROTA #2 DEL DIARIO DE UN LOCO

- Parece que tenías razón, movieron varios prisioneros de la "Picolta". - Aero.
- ¿Cuantos? - Nero.
- Unos cincuenta, según los guardias. - Aero
- ¿Y te dieron esa información como si nada? - Nero.
- Puedo ser muy persuasivo. - Aero.
- No lo dudo. - Nero.
- Crees que los usara para un I.E verdad. - Aero.
- Es lo más lógico, pero son demasiados sujetos a la vez. - Nero.
- Si lo logra serian un problema, incluso para mí. - Aero.
- El gran Aero Savage tiene miedo. - Nero sonriendo.
- Diría que tengo pereza de enfrentar a tantos, pero el resultado sería el mismo. - Aero estirando sus brazos.
- Prefiero no averiguarlo. - Nero.
- Y bien, ¿Qué haremos? - Aero.
- No podemos acercarnos a Elowen, pero a sus hijos... - Nero.
- En ese caso, creo que es hora de buscar a esa belleza. - Aero sonriendo.
- ¿Desde cuándo te interesa esa chica? - Nero.
- ¿Cuántas personas conocen que me dieron problemas en una pelea? - Aero.
- Dos, tal vez tres. - Nero.
- Tu, ese tipo gordo de las cuevas del este y ella es la única mujer, y no te ofendas amigo mío, no eres mi tipo. - Aero abrazando a Nero.
- Gracioso, bien, montaremos vigilancia cerca del hotel donde se hospedan, esperemos que Elowen les encargue alguna tarea lejos de él. - Nero.
Tras varias horas desde un tejado algo lejano del hotel, las personas del pueblo fueron llegando y causando un gran escándalo llamando la atención de todos a su alrededor.
- Nero. - Aero.
- Los veo, considerando lo que los criminales de la zona le hicieron a esta comunidad, era de esperar esta revuelta, pero dudo que logren algo, a Elowen le importa un carajo el daño colateral. - Nero.
- Bueno, parece que no es el único que no le importa. - Aero señalando a Isla.
- Síguela, me quedare a ver si Elowen o Everett se mueven, mantente alerta. - Nero.
- Siempre. - Aero sonriendo mientras se dejaba caer del tejado.
Aun para un Apolit caer de esa altura le provocaría daños, pero Aero no, mientras caía de cabeza activo su "desborde" justo antes de tocar el suelo, expulsando una ráfaga de aire comprimido de sus palmas para aterrizar suavemente de pie.
- Presumido. - Nero.
Tras seguir por un rato a Isla, Aero parecía cada vez ms intrigado en la chica, como si algo importante fuera a suceder relacionado a ella, instinto o quizás solo interés personal, de cualquier manera, al verla salir de uno de los pocos negocios aun abiertos decidió enfrentarla.
- Estamos lo bastante alejados para que puedan venir a buscarla. - Susurro Aero con un tono de voz grave.
- No sé si debamos... - Susurro Aero nuevamente con una voz más suave.
Isla se detuvo de golpe, y mirando hacia la dirección donde se ocultaba Aero, sonrió para luego salir corriendo de vuelta al hotel.
- Carajo. - Aero corriendo detrás de ella.
A pesar de su fuerza y poder, su innegable superioridad sobre los demás Apolit, Aero enfrentaba su propia limitación una que Isla sospecho desde su primer encuentro.
Mientras ambos aceleraban esquivando todo a su paso, corriendo entre las calles, tejados, incluso a través de residencias entrando por ventanas y puertas, Aero logro atrapar a Isla mientas ella saltaba de un techo a otro, provocando que ambos cayeran al suelo, pero Aero la sujeto en el aire y la protegió del impacto.
- Tengo curiosidad, ¿Cuál de los dos es el que se preocupa por no hacerme daño? - Isla levantándose rápidamente.
- No sé de qué hablas. - Aero.
- Si claro. - Isla dándose vuelta para correr nuevamente.
Pero algo la detuvo, Isla solo suspiro profundo y mirando nuevamente a Aero.
- ¿No huiras? - Aero.
- Deshacerme de usted resulta ser un esfuerzo irritante. - Isla
- Pelear tampoco es una opción. - Aero.
- Es lo único que sabemos hacer. - Isla.
- Que seamos buenos haciendo daño no significa que debamos estar cómodos con ello. - Dijo Aero con una voz más suave, mientras sus ojos cambiaban de color.
- Vaya, en verdad hay dos ahí dentro. - Isla mirando con curiosidad los ojos de Aero.
Ella se acercó levemente hacia Aero mientras el solo agacho la mirada.
- Como es siquiera posible. - Isla acercando su mano hacia el rostro de Aero.
- Yo... No tengo idea. - Aero alejando la mano de Isla.
Los ojos de Aero volvieron a su color rojo mientras que Isla decidió sentarse un momento.
- Vendrás conmigo. - Aero.
- Bueno, tenía planeado hacerles una visita de todas formas, hay algo de lo que quiero hablar. - Isla.
Después de contactar a Nero, Aero decidió esperar de pie frente a Isla.
- Enserio es fascinante. - Isla.
- Imagino que lo es. - Aero.
- El que tengo frente a mi ahora supongo que es el soldado. - Isla.
- Algo así, aunque mucho más protector de lo que aparenta. - Nero llegando al lugar.
- Te habías tardado. - Isla.
- Bueno, vigilar a tu padre es una tarea bastante ocupada. - Nero.
- Si bien, aunque estuvieras frente a él dudo que puedas hacer algo con esa "Atadura". - Isla.
Aero miro a Nero con una expresión de duda y desconfianza, pero Nero mantenía su rostro apacible como si no le sorprendiera.
- Sabias que los estaba escuchando. - Isla sonriendo con ironía.
- Esperaba que sí. - Nero agachándose frente a Isla.
- Eres un infeliz. - Isla.
- No esperaba que fueras simpatizante de lo que tu padre me hizo, pero sí que al menos te generara desconfianza del hombre que te da órdenes. - Nero.
- No era necesario que se tomaran tantas molestias, se bien quien es mi padre, y cuál es mi lugar, junto a él. - Isla.
- Tu hermano se ve apegado a ser un hijo obediente, pero tú, no va contigo eso de actuar a ciegas. - Nero.
- Quizás sí. - Isla.
- No claro que no. - Aero.
- De acuerdo, si eligiera no ayudar más a mi padre, tampoco me uniría a ustedes, se creen mejores, pero solo matan al igual que un asesino cualquiera. - Isla.
- Fuimos creados como armas, no importa como lo veas, o si crees que eres algo diferente, es lo que somos ahora, el punto es que elegir porque peleamos sea aún nuestra elección y de nadie más. - Aero.
- No vamos a pedirte que luches con nosotros, pero tu padre no es alguien al que se le deba permitir hacer lo que quiera. - Nero.
- No voy a traicionar a mi padre, mis dudas son algo con lo que lidio a diario, pero es mi familia y debo estar con él y mi hermano, punto. - Isla.
- Entiendo. - Nero levantándose.
- Conteste sus preguntas, ahora les toca. - Isla.
- Supongo que es lo justo. - Aero.
- Digamos que lo logran, asesinan a mi padre y nos neutralizan a nosotros, ¿luego que?, ¿Qué pasara con las personas a las que él les hizo daño?, o con el resto de gobernantes de este país que solo buscan mantenerse a flote ellos mientras los demás a su alrededor se hunden. - Isla.
- Morirán también. - Nero.
- Y cuando los hijos de esas personas quieran venganza, así como la quieres tu ahora contra mi padre, o si los países vecinos ven una oportunidad para invadirnos y por tu culpa se debilito tanto el gobierno que colapsaría en una guerra, ¿Qué harás después? - Isla.
Nero solo miro detenidamente a Isla sin decir nada.
- No lo has pensado para nada, alguien tan detallista e inteligente, un estratega nato no ha podido pensar más allá de sus emociones y ver que no tiene idea de lo inútil que es su esfuerzo. - Isla.
- Tal vez tengas razón, ¿pero no son igual de inútiles quienes pudiendo actuar deciden no hacer nada?, quienes ignoran al que fallece a su lado por miedo a que sean los siguientes. - Nero
- No sabemos con certeza si acabar con la podredumbre de este lugar haga alguna diferencia, pero abandonar a quienes aún no son afectados por hombres como tu padre es algo mucho peor. - Aero.
- No ganaran... - Isla.
- No, pero evitar que otros pierdan quizás sea suficiente. - Aero.
- Cuando tienes todo en contra, es el mejor momento para pelear sin reservas, darlo todo de ti contra todo lo del mundo, me parece una pelea justa. - Nero sonriendo.
Isla permaneció unos instantes en silencio, luego se levantó y planeaba volver al hotel, pero antes de irse miro nuevamente a Aero y mostro una ligera sonrisa casi imperceptible, pero él la noto.
- ¿No la seguirás? - Nero.
- Creo que... esa chica es increíble. - Aero mirando a Isla con asombro mientras ella salía del lugar.
- Parece que ya conquisto a uno de los dos. - Nero sonriendo.
Pasada la noche, Nero y Aero volvieron a las afueras del pueblo, querían reunirse con Bellamy e Iris, pero no lograban contactarlos.
- Aun tienen hasta mañana para aparecer como lo acordamos, aun así… - Nero.
- Están bien, Iris es peligrosa y Bellamy la mantendrá a salvo. - Aero.
- Se que estarán bien, pero me preocupo más por nosotros. - Nero.
Varios camiones del ejercito llegaron al pueblo a petición de Elowen, su seguridad había aumentado considerablemente y parece ser que los cincuenta prisioneros habían sido trasladados a una instalación militar improvisada que construyeron los soldados tras su llegada.
- Seria mu fácil para mi abrirme paso hasta ellos y matarlos. - Aero.
- Lo seria, pero no quiero al gobierno tras nosotros de manera directa, ya es bastante malo que envíen a grupos privados para no ensuciarme las manos, pero atacar militares, nada les gustaría más que nos hiciéramos un enemigo público. - Nero.
- De acuerdo. - Aero suspirando.
- Tendremos que esperar, sé que pronto Elowen hará su jugada. - Nero.
- ¿Y qué hay de los hermanos? - Aero.
- No quiero lidiar con ellos hasta que sepa lo que su padre planea, además, para eso te tengo al más fuerte conmigo, ¿no? - Nero sonriendo.
- Eres irritante. - Aero.
- A ella le gustara volver a pelear contigo. - Nero mirando de reojo a Aero.
- Eso espero. - Aero mirando el pueblo fijamente en dirección del hotel.
Mientras, en el hotel Everett se acercaba su hermana quien permanecía en una de las ventabas que daba a la calle mirando detenidamente a todos los que aun continuaban su protesta a las afueras del lugar.
- Padre te llama. - Everett.
Sin decir nada, Isla solo se dirigió hasta la oficina de Elowen, quien al verla se colocó de pie y ordeno a Everett salir.
- Yo... - Everett.
- Ahora, Everett. - Elowen sin dejar de mirar a Isla.
- Si, padre. - Everett saliendo de la habitación.
- Anoche saliste, y antes de que culpes a tu hermano, me entere por las cámaras del hotel, aunque si tuve una charla con Everett. - Elowen acercándose a su hija.
- Lo hice, quería revisar algo. - Isla.
- Estoy seguro que conseguiste las respuestas que buscabas. - Elowen.
- En realidad... - Isla.
- Las personas deben tener principios, creo haberles enseñado eso a ustedes dos, aquel que dude de lo que sabe, está condenado a vivir perdido, dudar de ti misma es la perdición para toda tu familia, ¿lo entiendes? - Elowen colocándose frente a Isla.
- Padre, yo... - Isla.
- ¿Lo entiendes? - Elowen tomando el rostro de su hija con algo de furia.
- Lo entiendo. - Isla mirando fijamente a Elowen.
- Bien. - Elowen soltando el rostro de Isla.
Isla solo trataba de controlar su respiración que se aceleró ligeramente, por incomodidad o quizás, algo de ira.
- Tu hermano ira a la base con los prisioneros, tú te quedaras aquí. - Elowen.
- Pensé que yo sería quien supervisara el... - Isla.
- Ya no, tu hermano lo hará, tu estarás aquí, protegiendo a tu padre. - Elowen.
- Si padre. - Isla.
Everett se dirigió hacia la base llevándose solo unos pocos soldados con él, los demás permanecieron con Elowen e Isla en el hotel, mientras que las personas a las afueras del lugar empezaron a arrojar piedras a los soldados que salían, Everett tuvo que intervenir para que uno de los soldados no disparara contra los residentes del pueblo, Isla solo veia todo desde la misma ventana, a lo lejos un pequeño destello que parecía venir de la ubicación de Nero y Aero, ella solo suspiro pero permaneció inmóvil en el hotel mientras su cabeza no dejaba de ser golpeada con pensamientos que parecían perturbarla.
- Yo... no estoy segura. - Isla susurrando.




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