Señales del cielo

Capítulo 4 – La semana de los doce

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Después de aquella visión en la sala blanca, Anto no volvió a ser la misma. Las tardes tomaron un nuevo sentido. Se volvió ritual: subía al techo, sola, con el cuaderno en una mano y el celular en la otra. Esperaba el atardecer como quien espera una señal.

Y llegó.

Una tarde cualquiera, mientras el cielo se teñía de oro y violeta, algo la hizo mirar hacia el oeste.
Había una nube sola.
Perfecta.
Con forma de nave.
Ovalada, sólida, redondeada por los bordes. Suspendida en un lugar donde no había más nubes.
No se movía.

Anto la miró fijo. Algo en su interior vibró. Sacó una foto. La amplió. El corazón le latía como si ya supiera.
No era una nube común.
No era una casualidad.

Esa noche no fue al techo. Pero cuando las estrellas salieron, salió al patio con el celular en la mano. Apuntó al cielo, como siempre. Esta vez no para una foto: algo le dijo que grabara.

Y grabó.

Todo parecía normal. Hasta que vio el video.

Luces.

Pequeñas, blancas. Se encendían en un punto del cielo… y de pronto aparecían en otro. No seguían un camino como los aviones. No parpadeaban. No sonaban. Solo aparecían, se apagaban, y reaparecían en otro lugar. Como si jugaran entre dimensiones.

Esa noche no durmió bien. Pero no por miedo: por anticipación. Sabía que algo más vendría.

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El sueño llegó como una puerta.

En él, Anto salía al patio. Todo se sentía más real que otros sueños. Incluso el viento tenía temperatura.
Su familia estaba con ella. Les decía:
—Vengan, ya están acá.
Y señalaba al cielo.

Primero aparecieron dos. Frente a frente. Como si se miraran entre sí.

Después, otros dos. Y otros dos.
Así, hasta formar un círculo de doce. Un reloj perfecto.

Eran naves. Brillaban suavemente. No emitían sonido. Solo giraban en calma, como marcando una hora sagrada.

Anto no tenía miedo. Tenía certeza.

Sabía que ese "doce" no era casualidad.
Doce meses.
Doce signos.
Doce fue su número al nacer.
Doce terminaba su documento.
Doce como señal de origen.

Cuando despertó, escribió en su cuaderno:

> "No eran sueños. Era una preparación. El cielo me está hablando en código."

Y esa mañana, por primera vez, no solo sintió que el universo la observaba…
Sintió que la recordaba.

✨✨



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En el texto hay: autoconocimiento, mistica, realismomágico

Editado: 16.07.2025

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