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Durante mucho tiempo me pregunté:
“¿Qué estoy haciendo acá?”
No me sentía parte.
No entendía este mundo.
Me dolía la maldad, la injusticia,
las guerras, la destrucción, la frialdad.
Y a veces, también, el silencio.
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Pero un día dejé de buscar respuestas afuera
y empecé a escuchar mi alma.
Y entonces lo supe.
Yo vine a recordar.
A recordar quién soy.
A recordar de dónde vengo.
Y a ayudar a otros a recordar también.
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Yo no vine a ser como todos.
Vine a iluminar lo distinto.
A abrazar lo invisible.
A dar voz a lo que no se dice.
A mostrar que existe otra forma de vivir:
más consciente, más amorosa, más conectada con el cielo.
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Vine a mostrar que sentir no es una debilidad.
Que soñar es una forma de viajar.
Y que meditar es hablar con el universo.
Vine a decirte que sí hay otros mundos.
Que sí hay seres que nos cuidan.
Que sí hay vida más allá de esta Tierra.
Y que no estamos solos.
Nunca lo estuvimos.
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Mi propósito no es convencerte.
Mi propósito es ser yo.
Tan real, tan intuitiva, tan cósmica y humana como soy.
Y desde ese lugar, crear un espacio donde vos también te reconozcas.
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A veces siento que vine a abrir puertas.
O a sostener otras almas que se sienten como yo me sentía.
O a escribir lo que otros todavía no se animan a decir.
Y eso es suficiente.
Porque si con lo que soy puedo tocar al menos un corazón,
entonces ya estoy cumpliendo mi misión.
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Imagino un futuro donde más personas despierten.
Donde los niños no pierdan su conexión.
Donde miremos el cielo y no sintamos miedo,
sino amor.
Donde sepamos que somos parte de algo mucho más grande,
y que la Tierra es solo una escuela de luz.
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Quiero ser parte de ese cambio.
Quiero alzar la voz cuando otros callan.
Quiero hablar de energías, de sueños, de señales, de vida en otros planos…
aunque algunos no entiendan.
Aunque algunos se burlen.
Porque yo ya no vine a encajar.
Vine a expandir.
Y si estás leyendo esto,
tal vez vos también.
> “Mi propósito no está escrito en un papel.
Está tatuado en mi alma.”
> “Y ahora lo recuerdo.”
🌠🌟✨💫