Sendero de Oscuridad: Del Abismo a la Luz

6. Bondad Escondida

Me dirigía a pie hacia la ciudad principal de los Minks, Pochinki, que tiene el apodo de "La ciudad de los sentimientos y cualidades ocultas". Hace años llegó a mis oídos la leyenda de que esta ciudad saca a relucir algunas de las emociones ocultas en una persona. Era muy absurdo, ¿cómo un sitio lograría algo así?

Estuve viajando durante cinco horas, fue un fastidio tener que caminar, pero ya no tenía una montura. El caballo que había utilizado para llegar al último pueblo huyó despavorido frente al caos que creé. Esta vez no hubo suerte, no encontré a nadie con un corcel mientras caminaba hacia la urbe; hubiese podido hurtar el jinete como hice anteriormente.

Avisté a lo lejos la puerta principal, no había comparación con las entradas de los pueblos que había destruido. Al parecer no estaban dejando entrar a ningún extranjero por los ataques que yo había consumado a los distintos territorios Minks. Había mucha seguridad al ser la última fortaleza de esta familia.

Una muralla gigante rodeaba toda la localidad, busqué un punto ciego donde ningún guardia pudiera verme y con mucho esfuerzo empecé a trepar para poder infiltrarme. No solo había soldados en tierra, sino vigilantes repartidos en distintas localizaciones de la cima del muro.

Escalé hasta la parte superior del muro de cuarenta metros y rápidamente noqueé al centinela que resguardaba esa zona. Utilizando mi poder mágico, puse un sello en el recuerdo donde yo lo dejaba inconsciente para que no pudiera recordarlo al despertar y delatarme.

La infiltración había sido exitosa.

Caminé por las calles pensando en ir a la tienda de armas, pero ya tenía todo lo necesario, así que decidí no ir esta vez.

Me dispuse a acabar con la ciudad quemándola como siempre hacía, pero de pronto vi a un señor que sin darse cuenta dejó caer la billetera al piso.

-Mala suerte para ti amigo, tu dinero ahora es mío -pensé mientras me dirigía discretamente hacia la cartera-.

Pero un vagabundo me ganó la carrera y se acercó primero al monedero, perdiendo mi oportunidad para apropiármelo.

-¡Rayos!, ahora es de ese pordiosero -pensé un poco frustrado-.

Mi cara quedó estupefacta cuando el andariego la recogió y en vez de quedársela, se la entregó de nuevo al señor. El indigente acabó recibiendo una pequeña compensación de 1,000 B (Binis) por advertirle que se le había caído.

-Ese mendigo pudo haberse ganado todo el dinero de la cartera si se la hubiera hurtado -pensé confundido-.

El vagabundo se compró unas frutas en una tiendita y se sentó en la calle a disfrutarlas como si fuera el más delicioso manjar del planeta.

No sé qué me ocurrió en ese momento, pero mi cuerpo se movió por su cuenta para acercarse y hablarle:

-¡¿Acaso eres imbécil?!, pudiste haberte quedado con el dinero y comprar muchas cosas más además de la comida que disfrutas. El hombre de la cartera vestía ropas y joyerías costosas, probablemente en la billetera tenía al menos 100,000 B. ¡¿Por qué no te la quedaste?! -le pregunté-.

Él solo me miró un rato a los ojos y me respondió:

-Pienso que si me hubiera quedado con el dinero de ese hombre no hubiera podido dormir bien por las noches. Es posible que el dinero que tenía en su billetera fuera para algo urgente o importante, como su familia. Quiero tener una conciencia limpia y por eso me esfuerzo para conseguir bienes siendo honesto. He estado buscando trabajo, pero nadie me acepta por vivir en las calles. Tengo fe que algún día podré vivir y trabajar como una persona honrada.

Estas palabras me las dijo con un tono algo nostálgico y mirando al cielo azul. Me sentí apenado por la situación de aquel hombre. Otra vez estaba sintiendo compasión, y esta vez no tenía nada que ver con mi pasado. ¡¿Qué me estaba pasando?!

-Tch... -suspiré con frustración-.

Entré a la tiendita donde el vagabundo compró su comida y le pregunté al gerente:

-¿Necesitan un trabajador en este local?

-Sí, busco a alguien que sea el cajero, ¿quiere aceptar el puesto?, serían 16,000 B al mes -respondió-.

Agarré al señor del cuello, lo tiré al suelo y le dije:

-Aceptarás a la persona que está comiendo en frente de su tienda como laborante de su local.

El indigente me miró con los ojos bien abiertos y una cara llena de sorpresa.

El gerente se rehusó, así que le coloqué discretamente mi cuchillo en su abdomen y le susurré al oído que si no aceptaba le degollaría el cuello.

Al final, el propietario contrató "amablemente" al pordiosero como cajero y le dio el uniforme de trabajo. Y para asegurarme de que todo saldría bien, le regalé 20,000 B al mendigo para que se comprara una buena ropa y pudiera sobrevivir un mes.

Pude ver como el dueño de la tienda le enseñaba a utilizar la caja registradora mientras me miraba de reojo con miedo.

Me estaba yendo del local cuando escuche al nuevo cajero agradecerme:

-¡Gracias!, ¡gracias!, ¡jamás olvidaré lo que hoy has hecho por mí!, ¡usted es una violenta gran persona!

Escuché la palabra "violenta" por parte del nuevo trabajador, me volteé para ir a darle la paliza de su vida, pero lo vi despidiéndose con las manos en alto, soltando lágrimas que contrastaban con la gran sonrisa que tenía en su rostro.

Pude confirmar que la compasión era inútil y contraproducente, gasté 20,000 B para ayudar a una persona que no conocía en absoluto. Pero, aunque pensara eso, una pequeña sonrisa se reflejó en mi rostro sin darme cuenta, era la primera sonrisa que tenía desde hacía años. Muy dentro de mí tenía esta extraña sensación de felicidad y gratificación.

Seguí caminando un poco más. No podía perder más tiempo, era hora de acabar con esta ciudad. Extendí mi mano para cargar nuevamente mi poder mágico y tirar una gran bola de llamas. Sin embargo, súbitamente un albañil que estaba construyendo el techo de una casa de más de tres pisos perdió el equilibrio y empezó a caer, era seguro que moriría desde esa altura.




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