Me dirigí a la ubicación de Omen, lo había dejado atado a un árbol para que no se escapara. Cuando me acerqué lo suficiente me di cuenta de algo: sus ojos ya no eran morados, ahora eran de un color rojo intenso. Cabalgué por unas horas para alejarme de las cenizas de Wykyavik. Mientras me alejaba, las lágrimas que se esparcían por mi rostro enojado pasaron desapercibidas para mí.
La luna había salido, necesitaba encontrar un refugio para dormir y recuperar fuerzas. Me encontré varias cuevas en las que podía refugiarme, pero no deseaba descansar en cavernas, ya había tenido suficiente de ellas por hoy.
Encendí una fogata con palos y piedras al aire libre para calentarme y me acosté en la grama mirando hacia el cielo. Cerré los ojos para intentar descansar, pero vi la figura de Mugen muerta.
-¡Maldicióóóóóón! -grité repentina y furiosamente a la nada seguido de pequeños quejidos de lamentos-.
Odiaba sentirme de esta manera, desde la muerte de mi madre no percibía este dolor. Por esto es que los sentimientos son inútiles. Te encariñas con alguien o algo y consigues una debilidad.
Fue entonces cuando me di cuenta. Nada de lo que tenía que ver con mi padre había brindado algo bueno al mundo, todo lo que guardaba relación con mi viejo era negativo. Estaba más que determinado en acabar con todo lo de ese vejestorio.
Justo en ese instante hice memoria acerca de los tres sellos de recuerdo que había en mi cerebro.
-¡No voy a ver unos recuerdos que fueron manipulados por él! -pensé enojado y apretando los dientes-.
Me la pasé varias horas intentando conciliar el sueño.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------
Me levanté al mediodía y directamente cabalgué hacia la urbe de Adavass. Iba a acabar con él, me vengaría por la muerte de mi madre y de Mugen. Pero más importante, acabaría por fin con mi padre en su totalidad.
Estaba tan absorto en mis pensamientos que no me di cuenta de la aparición de una persona y su caballo blanco por el camino. Por mi culpa, los corceles chocaron y salimos disparados por la colisión. Cuando estaba a punto de caer al suelo utilicé "corriente de aire" para recomponerme. Me sorprendí cuando la otra persona también utilizó un hechizo de viento para evitar dañarse.
-¡Qué te pasa!, ¡fíjate en el camino! -me gritó-. Espera... ¡¿Acabas de utilizar "corriente de aire"?!
Me fijé detenidamente en la persona con la que acababa de chocar, era una chica de mi edad. Vestía ropas blancas y una especie de varita mágica.
-¡¿Acabas de utilizar "corriente de aire" verdad?! ¡¿Acaso eres un mago?! -me preguntó con una cara ilusionada-.
-¿Qué demonios te importa a ti? -respondí con una cara de pocos amigos-.
Ella me miró mal, extendió su mano en mi dirección y empezó a cargar poder mágico, una "bola de fuego" apareció en su palma y la disparó contra mí.
Esquivé su ataque rápidamente y me puse detrás de ella, seguidamente saqué mi cuchillo y lo ubiqué en frente de su cuello mientras por la espalda la amenazaba con mi propio hechizo.
-¡Vuelves a hacer algo así, y te mataré, maldita zorra! -la amenacé con ojos violentos y una voz siniestra-.
-¡Increíble, se ve que eres muy hábil! -mencionó como si no estuviera en una situación de peligro y pudiera liberarse fácilmente-.
Guardé mi cuchillo y la empujé para alejarla, era más valiente de lo que pensaba.
Me di cuenta cómo me juzgaba con la vista. Empezó a cargar poder mágico de nuevo, no sabía qué estaba a punto de hacer así que me puse en guardia.
La chica con sus ojos cerrados me dijo:
-Estoy utilizando un conjuro para ver la pureza de tu corazón. No se ve nada bien, no eres una persona de confiar. ¡Oh!, pero al parecer no eres del todo malva-
-Deja de analizarme, niña. ¿Qué rayos quieres? -pregunté interrumpiendo-.
-Tengo una maldición que acabará con mi vida y no la puedo romper yo sola. Necesito de otro mago poderoso, viajé durante varios días para encontrar a uno.
-¿Acaso crees que te voy a ayudar?, encuentra a otro hechicero -le respondí en un tono algo burlón-.
-Cada vez hay menos magos en el mundo, estoy segura que no encontraré otro antes de mi muerte. Así que vamos a concretar un trato: me auxilias con este maleficio y yo te enseñaré nuevos encantamientos -me ofreció-.
Esta chica era mucho mejor controlando la magia que yo, lo pude notar por la llama que me lanzó, era mucho más poderosa que la mía y si no la hubiera esquivado hubiera tenido serios problemas. ¿Otro entrenamiento como el de Mugen? Podría necesitarlo para enfrentar a Adavass, pero me traía malos recuerdos.
Después de pensarlo por unos minutos y analizar los pros y contras decidí que para poder vengarme de mi padre necesitaba de más poder, así que acepté.
-Más vale que me enseñes conjuros poderosos, de lo contrario; seré yo el que acabe contigo, y no esa maldición.
-Por supuesto.
La chica se sentó y me guio a sentarme en frente de ella, seguidamente me cuestionó:
-¿Cuántos años tienes?
-Veinte y dos -le contesté-.
-Solo eres un año mayor que yo así que te lo perdonaré por esta vez. Necesito que agarres mis manos y sincronices tu magia con la mía para destruir el maleficio.
Ella extendió sus manos y yo puse las mías sobre las suyas, los dos empezamos a concentrar poder mágico intentando sincronizarnos.
-Déjame decirte algo, cuando libere la maldición, empezará a consumirnos a los dos. Si no tienes suficiente esencia mística, fuerza de voluntad o no estamos lo suficientemente sincronizados: moriremos.
-¡¿Qué dijiste?! -grite exaltado-.
-¿Listo?, utiliza todo tu poder.
Antes de que me diera tiempo a recriminarle algo, un líquido viscoso negro surgió en nuestros dedos y empezó a extenderse por nuestros brazos.
#1204 en Fantasía
#200 en Magia
villano, accion amor venganza y peligro, aventura magia accion romance y drama
Editado: 04.05.2025