Desperté en la misma dura cama con una mirada vacía después de dormir lo que pareció al menos dos días seguidos. Había perdido mi propósito de venganza contra mi padre: la principal razón que me mantenía vivo. Por lo que una sensación de no tener espacio en este mundo me inundaba. De repente una voz habló:
-¿Ya despertaste?
Sin tener que girar la cabeza supe que se trataba de Pilón. ¿Cómo rayos supo que me había despertado?, no hice ni un solo ruido. Lo último que quería hacer en este planeta era tener que despertar y ver su horrible cara de sabio con barba gigante otra vez.
El abuelo se dirigió a mi cama y me trajo un envase con lo que parecía ser una sopa.
-¿Te acuerdas?, es la misma comida que te preparó Ginette -dijo el viejo-. Lo miré con una cara de repulsión y le comenté:
-Así que al final sí que eras un acosador: maldito espeluznante.
Me quedé atónito cuando al dar el primer bocado una explosión de sabores inundó mi sentido del gusto. ¿Acaso el sabio era un buen cocinero? Era casi igual de delicioso que la comida que me preparó Ginette hace un tiempo.
Pero todo eso no importaba. Me terminé mi plato y volví a colocarme las sábanas para regresar al mundo de los sueños y fantasear con unicornios o lo que fuese.
-¿Te vas a quedar en cama todo el día? -preguntó el anciano-.
Yo me quedé en silencio dándole la espalda y acomodándome para volver a dormir.
Si tengo suerte no despertaré hasta que haya pasado una semana entera.
-Puede que pienses que ya no posees un propósito, pero si lo tienes -continuó Pilón con una voz que retumbaba en mis oídos-. ¿Qué hay de Omen o Ginette?
Reaccioné involuntariamente a la pronunciación de esos dos nombres.
-¿Son amigos que te importan, no es cierto? Uno está bajo el control de Adavass y la otra te sigue esperando en su pueblo natal. Aparte de eso, si no haces nada para detenerlo, Adavass acabará dominando el mundo.
-¿Por qué rayos habría de interesarme que Adavass fuera a dominar el mundo? Por mí él puede dominar siete veces el planeta si lo desea -le respondí sin ánimos-.
-Tal vez eso sea cierto, ¿pero no te importa Omen? -agregó el abuelo-. Adavass lo venderá y lo mataran por su poder mágico.
Fue entonces que me volteé para mirarlo directamente al rostro y cuestionar:
-¿Por qué Adavass vendería a Omen?
-¿No lo sabías?, Omen es una raza de caballo mágico especial, sus ojos cambian de color dependiendo del estado mental de su amo. Fue entonces que me di cuenta: cada vez que el iris de Omen alteraba su pigmento era debido a mí. Él sintió todo lo que yo experimentaba y de todas formas decidió seguirme en mi aventura. Me acompañó en las buenas y en las malas.
No podía dejarlo morir de esa forma, él confió en mí a pesar de todo lo que hice y de todos los sentimientos negativos que le transmití. Él comprendió por lo que estaba pasando y decidió intentar ayudarme siendo un amigo para mí.
-¡Tch! -suspiré para luego agregarle al sabio: Pero que sepas que esto será lo último que realizaré por ti... ¡Después de salvarlo haré lo que yo quiera con mi vida!
-Después de salvarlo, regresarás junto con Ginette y deberás encontrar tu propio camino -me exclamó Pilón-.
Después de escuchar esas últimas palabras me dirigí corriendo en dirección de la ciudad de Adavass. Esta vez no por venganza, sino para salvar a un amigo.
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Estuve corriendo por horas, el tiempo pasó de una mañana nublada a una tarde con un sol caluroso. Asumí que eran las tres de la tarde por la posición del sol.
-Viajar sin Omen es mucho más difícil y exhaustivo -pensé para mí mismo-. ¿Yo solía transportarme de esta manera antes?
Logré divisar la enorme edificación de la ciudad Ny'alotha. Y seguidamente me infiltré como anteriormente lo había hecho para llegar a la mansión de Adavass. Pero había algo extraño: Ningún alma se asomaba por las calles.
Al llegar a la residencia me di cuenta que también estaba desolada, no había nadie de guardia en la puerta principal y no había mayordomos ni sirvientes. Esta enorme ciudadela en su totalidad se había convertido en un pueblo fantasma; solo que con buenos edificios, sin enredaderas y moho consumiendo las paredes.
Llegué al sótano de la casa señorial de Adavass sin resistencia alguna solo para encontrarme con los primeros y únicos dos guardias resguardando una prisión.
-¿Qué haces tú aquí? -preguntó uno de los soldados-.
Procedieron a atacarme de una forma patética con sus espadas. ¿Cuántas veces había pasado esto? ¿Qué no entienden que no pueden vencerme con unos reclutas mediocres? Utilizando solo mis manos limpias los neutralicé a ambos dejándolos inconscientes.
Me fijé en los prisioneros encerrados tras las barras y procedí a negociar:
-Vamos a hacer un trato: si me dicen toda la información que sepan, los dejaré libres.
Ellos me miraron con duda por unos segundos antes de comentar:
-Según lo que dijeron estos guardias, el ataque al reino es hoy, así que todo el ejército fue junto a Adavass con un montón de carretillas que contenían objetos gigantes cubiertos por una manta. Ellos lo llamaron "arma secreta".
Exploré un poco esta prisión y los alrededores buscando encontrar a mi caballo, pero no había ningún rastro de él.
Mientras liberaba a los prisioneros me puse a reflexionar: ¿Así que el intento de derrocar al reino es hoy? Omen no se encontraba por ningún sitio así que Adavass debió habérselo llevado. Maldito desgraciado.
Tenía pensado rescatar a mi amigo y no involucrarme directamente en el confrontamiento, pero veo que no se va a poder.
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Editado: 04.05.2025