El nombre de nuestra protagonista es René y está es la historia de cómo, después de idas y venidas, encuentra el amor.
¡Espero que les guste!
*.*.*.*.*
⎯¡Otra vez, René! ⎯exclamó mi amiga Mary.
Me estaba viendo armar mis maletas, por supuesto no tenía buen humor en esa mañana. Al terminar de organizarlas, el folleto que cogía en su mano fue a parar a mi cara sin previo aviso.
⎯Ya detente, Mary. Es solo unos días. ⎯no me iba a tomar un viaje muy largo.
⎯No puedes escapar de esta forma. ⎯me miró enfadada, tan solo suspiré.
⎯Solo… ⎯dije mirando el folleto⎯. Quiero ir allí como todos los años.
⎯Acabas de terminar con Francisco. En vez de pensar en ir, piensa seriamente en el por qué terminaste con él.⎯me toco la frente.
⎯No puedo quedarme y pensar en ello, mi vuelo sale en media hora. Solo se buena y déjame ir, nadie dice que no pensaré en ello. ⎯dije tratando de convencerla. Ella se rindió y me dió un abrazo.
⎯¿Qué haré contigo, René? ⎯me abrazo con fuerza. Ya estaba resignada.
⎯No hay nada que hacer, Mary.
⎯¡Buen viaje! Más te vale traer recuerdos.
⎯¡Dalo por hecho! ⎯dije abrazándola con más fuerza.
Luego de llamar al taxi, bajé a esperarlo. Mary era mi mejor amiga y compañera de cuarto. Íbamos a la misma carrera en la universidad Lawrence di Rose. Por supuesto estábamos en vacaciones, y como ya no tenía novio podía hacer lo que me plazca. De esa forma, mi viaje a Villa Adelina por una semana...
¡Comenzaba!
*.*.*.*.*
Mientras iba en el vuelo, podía pensar en Francisco. Mary tenía razón, el era un buen chico, sin embargo resultaba ser insuficiente para mí. Simplemente estaba en ese momento de la vida, en el que esperaba ser sorprendida de la nada por el amor, aunque suene muy ridículo.
La cuidad a la que iba, Villa Adelina, era muy reconocida por tener el mayor entretenimiento en un solo lugar.
Play + Love era un sitio en el que podías: divertirte, aprender, enamorarte (allí conocí a Francisco, hace medio año) además de diferentes atracciones, contaba con más de 25 Hectáreas con tantos lugares, que era imposible recorrerlo en un día.
Me gustaba ir allí, se había vuelto mi ritual de todos los veranos. Había comenzado a ir con mi madre, amigas y demás. En fin, me gustaba.
Luego de pasar unas horas aburridas en el avión, me dispuse a ir camino al hotel a dejar mis cosas. Antes de ello, una persona me entrego un folleto del lugar.
Vi la imagen de portada: un conejo blanco, ojos celestes con algo de negro, un excelente disfraz. El muy denominado “Señor Conejo”, era un simple hombre disfrazado que hacia espectáculos para los más pequeños en Play + Love. Guiándome de acuerdo a lo que había escrito allí, él había levantado su fama muy rápido.
⎯Presentación anual del Señor Conejo. ⎯leí.
Yo le conocía bastante bien, así que como los últimos cuatro años estaba ansiosa por verle de nuevo. Simplemente nos hicimos amigos, luego de que asistí a su función y fui la única persona que se quedo a aplaudirle, era un poco lamentable como un “señor conejo”.
Pero igual, intercambiábamos e-mails de vez en cuando.
*.*.*.*.*
Horas después, me encontraba en uno de los asientos frente al escenario. Esperando la aparición del señor conejo, había muchas madres con sus hijos, realmente esta no era una atracción para mi edad. Sin embargo, se me hizo la costumbre de asistir como siempre.
¿Qué haría el Señor Conejo sin mi apoyo emocional?
Llegue unos minutos antes, pero aún no ocurría nada. Desvié mi mirada a mi reloj, y luego hacía el folleto que me dieron en la entrada.
Resultaba que habían puesto nuevos host, en el salón del “Host club”. En cierta forma me sentía más emocionada de ir y echar un ojo a los chicos nuevos, tomar una taza de té y comer un sándwich. Resultaba ser un sitio más entretenido, que ver a un conejo bailando y haciendo que repitas palabras. Sin embargo, no arruinaría mi ritual.
La música dispareja y juguetona comenzó a sonar, pude ver como las luces parpadeantes se ubican en el centro del escenario. El señor conejo que media más de un metro noventa hizo su entrada, acompañado de gritos eufóricos por parte de los niños y los aplausos de las madres, y también los míos.
Su función duraba unos cuarenta minutos, contaba con diferentes actividades para los más chiquitos y una que otra canción ridícula. A través de su cabeza de conejo, parecía haberse dado cuenta de que me encontraba allí.
Luego de sacarse unas fotos con los niños y firmar autógrafos. Me levante de mi asiento y me acerque a él aplaudiendo, tenía una sonrisa de oreja a oreja.
⎯¡Felicidades por su fama, señor conejo! ⎯le dije sonriente.
⎯¡Me alegra verte de nuevo, René! ⎯me dijo emocionado⎯, ¿De verdad eres tú?
⎯Digamos que cambie el color de mi cabello, pero sigo siendo yo. ⎯cogí su suave mano (obviamente usaba el disfraz) y la acaricie, asombrándome de ese traje tan delicado.
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Editado: 19.11.2025