Señor de la fortaleza

General

 

Se acerco sigilosamente a donde provenía el sonido, y detrás de un montón de basura, observo lo que parecían ser dos hombres, por su apariencia, deberían ser dos guardias de la ciudad.

―¡Maldita sea, que demonios son esas cosas!

Uno de los guardias pronuncio esas palabras con lo que parecía ser un profundo miedo e ira. Apenas le había alcanzado el aliento para terminar de hablar, claramente habían corrido hasta este lugar y apenas habían tenido tiempo de parar.

―¡Esto, esto no está bien, tenemos que regresar!

El segundo guardia murmuro débilmente mientras miraba la dirección de la que provenían, a diferencia del primero, parecía estar más acechado por la culpa que ningún otro sentimiento.

El primero no tomarse muy bien las palabras de este otro y lo agarro por el cuello.

―¡Mierda, deja de decir esas tonterías cuando fuiste tu quien decidió seguirme, no trates de actuar como un buen hombre luego de llegar aquí!

No pudo encontrar las palabras para responder a su compañero y el lugar quedo en silencio.

Vina al ver esta escena decidió que no sería buena idea involucrarse con estas personas y se preparó para marcharse. Lamentablemente, al moverse, su brazo de apoyo provoco que aquel montículo de basura colapsara, trayendo la atención de los dos guardias.

―¿¡Quien está ahí!?

Ambos guardias desenvainaron y apunaron sus temblorosas espadas en su dirección.

Vina maldijo su mala suerte y salió lentamente de la oscuridad que la cubría, quería evitar un malentendido que podría ponerla en peligro.

―Disculpen, soy solo una persona perdida.

Vina hablo de la forma más natural que podía dada su situación.

Los dos guardias se tranquilizaron visiblemente al notar que solo se trataba de una niña pequeña, pero el primero de ellos que aún estaba visiblemente molesto, pareció molestarse aún más al notar los rasgos de Vina.

―Ser asustado por un asqueroso nomiad, de verdad que he caído bajo.

El hombre pronuncio esas palabras y desvió su mirada, tenía asuntos más apremiantes y no quería perder su tiempo.

Vina primero se sintió aliviada al ver como bajaban sus armas, pero luego de que aquel hombre pronunciara esas palabras, comenzó a sentir una sensación burbujeante proveniente de su estómago.

De nuevo, de nuevo me están despreciando.

Una vez más la estaban mirando hacia abajo por ser nomiad, pero lo que más le molestaba, eran sus propios sentimientos, ella se había sentido aliviada, se había alegrado que los dos hombres frente a ella la ignoraran. Había estado feliz de no ser vista como algo que debía ponerse atención.

Al darse cuenta de este hecho, el calor en su estómago subió rápidamente a su garganta, hasta llegar a su boca en forma de palabras.

―Que tiene de malo…

Al principio surgió como un susurro, pero al ver la mirada de desprecio de aquellos hombres, no pudo evitar gritarlo.

―¡Que tiene de malo que yo sea una nomiad!

Toda su frustración y rabia acumulada en los últimos meses pareció salir en aquellas pocas palabras.

Los dos guardias se quedaron aturdidos por el extraño espectáculo frente a ellos, simplemente el acto de un nomiad gritando a unos guardias era un evento que no podían comprender, era algo que jamás les había ocurrido a ellos o a cualquier otro guardia, esto los dejo desconcertados. Pero luego de volver a la realidad y notar lo que había ocurrido, la furia volvió a aparecer en el rostro de aquel guardia.

―Como se atreve un sucio esclavo a gritarme de esa forma.

El guardia pronuncio esas palabras mientras se dirigía a Vina con espada en mano.

―Espera.

Su compañero intento detenerlo, pero sus palabras parecían caer en oídos sordos.

―Esto es lo que les pasa a los esclavos desobedientes.

Levanto su espada con dirección a Vina, quería golpear a este sucio esclavo para desahogar su ira.

Vina aun siendo impulsada por su valentía repentina se quedó en su lugar y no desvió su mirada de aquel hombre.

Pero mientras miraba al frente, pareció ver siluetas negras moverse rápidamente por el rabillo del ojo.

Fue tan rápido que ella no estaba segura de lo que había pasado, solo reaccionó al sentir una sensación cálida en su mejilla.

Ella pareció recordar esta sensación familiar, era la sensación de la sangre, la sangre del guardia le había salpicado en el rostro. Desde el pecho de aquel hombre se asomaba una espada, había sido atravesado todo el camino desde su espalda hasta su pecho.

―¿Por qué?

Eso fue lo último que el hombre fue capaz de decir antes de derrumbarse en el suelo, del mismo modo su compañero recibió una herida similar cayendo en el acto.

Vina solo pudo ver la apariencia de sus salvadores en ese momento, eran un par de armaduras negras muy desgastadas, parecían ser algo que un caballero habría usado en su momento, pero sus días de gloria habían pasado ya hacía mucho tiempo.



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En el texto hay: guerra, fansasia, transmigrar

Editado: 13.09.2021

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