Señor Playboy [serie Las Marías #6]

Capítulo 8

Esta última semana no ha sido ni un poco tranquila, a pesar de que el desempeño de María José es bueno. Sus comentarios e insinuaciones sin pudor hace tambalear toda mi compañía, lo que me hace esforzarme para no ceder a mis instintos. Aunque tengo que aceptar que es difícil por la cercanía diaria, y sé que lo mejor sería mantener la distancia, pero tengo miedo de que si lo hago consiga alejarla y es lo que menos quiero.

—Ismael… 

Alzo mi mirada. Siendo testigo de cómo me roba hasta el aliento.

—A mí también me encanta verte —su sonrisa me obliga a mirar a otro lado.

—Debes saber que mañana viajo a Orlando.

—Viajas a medianoche.

Para llegar a la decisión de llevar a María José al viaje tuve que pensarlo por muchas noches, y solo la noche de ayer, después de recibir la llamada de Gustavo confirmando su asistencia, tomé la decisión.

—Por lo habitual, la persona que siempre me acompaña a este viaje es mi secretaria —noto un gran destello en su mirada.

—Yo puedo.

Contengo mi sonrisa.

—Tienes que tener el consentimiento de tu papá.

Resopla.

—¿Por qué eres así?

—Solo estoy siguiendo las normas —presiona sus labios—. María José, vas el día viernes a clases, eres menor…

—Conseguiré el permiso —no escucho alegría en su voz.

—No te enojes.

—No estoy enojada, Ismael. Sé que es necesario el permiso. Pero tengo miedo de que papá no acceda.

—Gustavo irá con nosotros —sus labios se curvan nuevamente. Sé que no debí decirle, pero no me agrada no ver su bonita y entusiasta sonrisa.

—¡Qué bien! Espera mi llamada, Ismael. Te aseguro que conseguiré el permiso de mi padre —me lanza un beso y contenta sale de la oficina. 

Discretamente, esbozo una sonrisa; verla feliz me hace sentir muy bien. Solo espero no retractarme en último momento.

 

—¿Estás pensando en mí? —Ladeo mi rostro al instante, causando que nuestras narices choquen.

—¿Q-qué haces aquí?

—Vine a despedirme de ti —me escanea con su mirada—. Te he puesto nervioso, ¡qué divertido!

Ríe por lo bajo.

—No lo veo así.

Hace un mohín.

—¿Qué tiene de malo que te susurre en el odio? ¿Acaso te excita?

¿No tengo que ser yo el que debería causar nervios y estragos?

—Solo me asusté.

—Uh… No suena muy creíble, pero me gustas tanto que voy a fingir que te creo —sigo el movimiento de su mano que empuja el vaso—. Te traje un capuchino.

—Gracias.

—¡Auch! ¿Por qué un "gracias" en vez de un beso? Tengo la certeza de que me lo merezco —se inclina un poco.

—Estamos en el trabajo, María José —entorna los ojos.

—Mi horario laboral ya terminó.

—Pero… 

—Está bien, no te insistiré —la miro con confusión—. A quien tengo que insistirle es a mi padre. Los besos los puedo cobrar en el viaje. Nos vemos mañana, guapo.

Ella me guiña un ojo y con esa sonrisa traviesa que tiene sale de mi oficina. Se ve muy segura de sí misma; veremos si logra el permiso de su papá.

 

Cierro mis ojos, percibiendo cómo cada músculo de mi cuerpo se relaja. Después de haber tenido un día pesado, no hay nada mejor que darse un baño y dormir en un buen colchón.

—Que sean buenas noticias, por favor —Abro mis ojos y agarro mi celular contestando la llamada.

—Ismael.

—María José —me siento de golpe.

—¿No esperabas escuchar mi hermosa voz?

—No… ¿Qué sucede? ¿Mafer está bien?

—Ella está bien. Te llamo para decirte que… tu linda secretaria consiguió el permiso de su padre.

—¿En serio?

Supuse que sería difícil para ella.

—Muy en serio. Si quieres, puedes llamarlo para confirmar que no te miento. Jamás podría mentirte, Ismael.

Mi corazón vibra.

—No es necesario llamarlo, confío en ti, María José.

—Me hace feliz escuchar que confía en mí —sonrío como un idiota—. Por cierto, ¿qué estabas haciendo antes de mi llamada?

—Descansando.

—¡Qué tristeza! Pensé que estabas pensando en mí como yo estaba pensando en ti.

—No tengo tiempo, María José.

—Tu respuesta me ofende —escucho su risa—. ¿Debería cobrarte tu estadía en mi cabeza? ¿Qué te parece si me pagas con besos?

—Es tarde, mañana tienes clases.

—¡Ash! ¿Por qué no me responde: sí, Majo, te pagaré con besos? Te haces el difícil y sé que quieres.




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