Señor Playboy [serie Las Marías #6]

Capítulo 23

Samuel.

Por la pantalla del celular, noto una sonrisa en mi rostro. Con nostalgia miro al cielo, buscando la estrella más brillante.

—Nadine, ella me atrae… No, no puedo decir eso, es alguien que ni siquiera cumple la mayoría de edad. ¿Será correcto decir que ella me agrada mucho?

—¿Samu? —Giro mi cuerpo—. ¿En qué piensas?

—¿Por qué eres tan curiosa, pecas, pecas? —Infla los cachetes—. Te ves tan dulce.

Agarro su cachete.

—Me duele, Samuel —dejo de jugar con sus cachetes—. Ya que estamos solos, ¿por qué no hablamos de ese acercamiento tuyo hacia Majo?

—Solo quise ayudarla.

—Ajá.

—Te digo la verdad.

—Fingiré que te creo.

—¿Por qué no me crees? ¿Alguna vez te he mentido?

—Bueno, es verdad —agarra mi brazo—. Samuel, respecto a Majo, no sé qué decirte… Hoy noté que te miraba mucho, pero no sé, es raro decirlo.

—Solo sintió curiosidad por mí. Recuerda que no es la primera vez que nos vemos. Además, ¿quién no sentiría curiosidad cuando conociste a un desconocido que resultó ser primo de una amiga?

—Tienes razón. ¿Sabes? Además de lo que te acabo de comentar, hoy vi a Majo muy extraña, se veía un poco apagada, como triste.

Seguro debe de ser por ese hombre.

—No todos los días son buenos. Por cierto, tú me dijiste que ella estaba enamorada de alguien más. ¿Quién es esa persona?

—No sé si lo conozca, pero creo que has oído hablar de él. Es Ismael Laudex.

—Ismael Laudex… No, no recuerdo a nadie con ese nombre.

—Era de esperarse, has estado muchos años lejos… ¿Te suena el nombre de Mael Flores de Vargas?

—Mael… Mael… ¿No es el hijo de un amigo de la tía Esperanza?

—Así es. Bueno, Ismael es el mejor amigo de Mael. Siempre han estado juntos, se consideran como hermanos.

—Ahora entiendo cómo Majo e Ismael se conocieron —suelto un suspiro—. Qué complicado.

—¿Por qué dices que es complicado?

—Uhm… Pues, yo me entiendo. Ah, ¿cómo van las cosas con tu guardaespaldas?

—Sobre eso… 

Baja su mirada, aun así logré ver la tristeza de sus ojos.

—¿Ana?

Alza su rostro viendo cómo las lágrimas se deslizan por sus mejillas.

—No debería sufrir por él, pero heme aquí llorando.

—¿Por qué no hablas con él? Aunque no pueda haber nada entre los dos, sería mejor que hablen para que tu corazón se sienta tranquilo.

—No puedo, Samuel… Mi orgullo y las crueles palabras que le dije me lo impiden.

—Ana, a pesar de que no estoy de acuerdo con tu pensamiento, no te voy a obligar a hacer algo que no quieres. Espero que puedas seguir mi consejo, mientras respeto cada uno de tus pensamientos y decisiones.

—Eres tan comprensivo… Por eso me gusta tanto ser sincera contigo. Tú, aunque no estés de acuerdo conmigo, no me juzgas.

—No puedo juzgar algo que yo no siento. El dolor varía en cada persona y se entiende y asimila de diferente manera. Entender eso puede llegar a ser complejo.

—No te vayas otra vez.

—Mientras no sea necesario irme, yo me quedaré cerca de ti, pecas, pecas.

Ana me abraza con mucha fuerza.

No sé qué me depara mi estancia aquí, pero espero que el tiempo que me quede esté lleno de buenos y agradables momentos.


 

[Días después… ]

Admiro todas las cosas hermosas que hay de bebés, imaginando lo que no pudo ser.

—¿Qué te parece este body? —Me enseña Xime.

—Es bonito, pero se verá divino en este pequeño príncipe —miro a mi sobrino.

—Concuerdo con Samuel —le entrega un gorro con orejas a la madre de su hijo—. Le quedará muy bien con el body.

Ver a esta pareja me llena de nostalgia. Nunca pensé que por mí Xime encontraría al amor de su vida.

—Ha crecido muy rápido. Será un niño muy alto.

—Con la genética que tiene.

Reímos.

Agudizo mi mirada, confirmando que la persona que visualizo es Majo.

—Cecilio, Xime.

—Dinos —responde mi prima.

—Tengo que ir al baño —le entrego a Sebastián a su padre—. Ya regreso —declaro y salgo de la tienda a pasos rápidos.

Han pasado varios días desde la última vez que la vi, y será bueno hablar un poco con ella.

La veo ingresar al ascensor, por lo que opto por bajar las escaleras. 

Al llegar a la planta baja no la veo, por lo que salgo del centro comercial, viendo cómo una mujer la retiene con una gran sonrisa en su rostro.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.