Capítulo: 55
Él señor Alonso acababa de llegar al aeropuerto estaba enojado por qué no podía salir del país y él policia de inmigración insistía que necesitaba un permiso de la fiscalia para viajar a cualquier país.
-Ya le dije que no podemos dejarlo hacer éste viaje.—él policia de inmigración estaba acompañado por otra policia con una larga barba blanca.
-¿Acaso no saben quién soy?.—él señor Alonso estaba frustrado al no poder hacer su viaje a España.
-Sabemos que es él señor Alonso.—él policia con la larga barba blanca habló.- pero recibimos una orden que debemos respetar le sugiero que nos deje hacer nuestro trabajo por qué si no lo hace nos veremos forzado de encerrarlo por desacato a la autoridad.
-Les ordeno que me llamen a su jefe.—él señor Alonso Ruiz cruzó sus brazos y los miró seríamente.-lo quiero ver ahora.
-Señor Alonso, ¿Por qué hace todo éste escándalo?.—Erick apareció con una sonrisa sarcástica.-estamos investigando.
-Erick....
-Señores ya pueden retirarse cuando los nrcesite los llamaré.
-Sí, señor Erick.—los policias hicieron un ademan con la mano y finalmente sé retiraron.
-Me enteré que viajará a Europa
-No le interesa...
-Bueno, tiene razón pero estoy aquí para informarle que sus empresas están siendo investigadas.
-No puede hacer eso....
-Señor Alonso, creo que sé le olvidó algo yo soy él presidente de Grinbrich y si yo veo que algo no está bien entonces mí deber es investigar.—Erick le sonrió sarcásticamente.-el que nada debe nada teme.
Para Alonso, Erick parecía divertirse por la situación en la que sé encontraba esa tarde fría de otoño. Algunos de los turistas y empleados empezaron a secretear con lo que estaba sucediendo. Otra parte sé encontraba tres seguridad que dejaron de hacer sus rondas para enfocarse en Erick y Alonso, una señora de unos 55 años sé detuvo un instante y luego volvió a su rutina que era enfocarse en sus dos maletas para su viaje.
La situación parecía cada vez más tensa en aquel momento, pero Erick sólo esperaba que aquel hombre que todos los ciudadanos aman cometa un error y entonces sólo así él lo enviaría a la cárcel con las pruebas que él tiene y la que le enviaron.
-No saben que yo puedo hacer que pierdan sus trabajos al no dejarme hacer mí viaje—él señor Alonso amenazó a cada uno de los policias y luego intentó entrar a inmigración.
-Llévense a ese hombre—le ordenó Erick a Los policias.-él intentó romper la ley y no podemos dejar que nadie y mucho menos Alonso Ruiz la rompa.
-No sé atrevan a ponerme una mano encima—Alonso intentaba alejarse de los policias que lo tenían rodeado.
-Señor Alonso, me imagino que no tiene problemas de ser llevado a la comisaria de policia—Erick le sonrió sarcásticamente.-aunque es bueno que usted empiece a conocerla.
-¿De qué demonio está hablando?.
-Bueno....
-Señor Erick—interrumpió él capitán de la policia.-encontramos algunos documentos que son muy raros y una caja fuerte, pero nuestros ingenieros ya la abrieron y encontraron algunos contratos raros y algunas empresas que decidimos investigar pero que no existen.
-¡Todo es falso! Las demás cosas no son mía—él señor Alonso estaba alarmado al ver como su vida sé iba desmoronando poco a poco.-sólo había un arma de fuego.
-Señor Alonso, nosotros no mencionamos que había un arma de fuego—él capitán de policias lo miró seriamente esperando a que Alonso admitiera la verdad.
-Yo.....
-Señor Alonso, acompáñenos a la comisaria de policias.
-No iré a ninguna parte—Alonso lo miró desafiándolo.-no tienen pruebas además no pueden entrar a una casa sin una orden.
-¿Crees qué no la tenemos?—él capitán de policias lo miró seriamente.-nosotros tenemos una orden del Juez que nos permite entrar a su casa y tomar en custodia lo que nosotros consideramos peligroso, así que cumpla con la ley y déjenos hacer nuestro trabajo.
Alonso vió la salida y fué detenido por algunos policias—déjenme les ordeno que me suelten.
-Señor Alonso, todo lo que digas o hagas sera usado en tu contra—él capitán de la policia iba saliendo con Alonso esposado.
Tres días después, alrededor de 50 personas estaban presenciando como Alonso era culpable de los crimenes que él acusaba a Erick.
Cada uno de los téstigos fueron llamados y era él turno de Rebecca para pasar al estrado.
-Señorita Rebecca, jura decir la verdad y nada más que la verdad—él juez scooter la miró seriamente.
Rebecca suspiró hondo y luego asintió.
Él abogado del señor Alonso sé acercó a donde sé encontraba ella sentada.
-¿Cómo está señorita Rebecca?—él abogado la miró con una mirada fría al igual que su cliente.