Señor Scrooge

Capítulo 4❤

Ambos terminaron de cenar entre conversaciones, para Jude, jamás una comida le había sabido tan bueno. No sabía si era la compañía de Alika, pero el plato navideño estaba increíblemente delicioso.

Ella por su parte comió contándole algunas anécdotas de la universidad o de su padre. Por su lado, Jude la escuchaba casi con embelesamiento, le gustaba la manera en la que hablaba o cómo se volvía un desastre contando una historia y terminaba enredándose en su relato. Era muy tierna.

—Pidamos pastel de chocolate de postre —dijo luego de un rato.

—No creo poder comer nada más, fue mucho—respondió ella mientras acariciaba la barriguita de Cronos, él también había cenado y se veía bastante alegre a su lado.

—¿Dónde está la chica que dijo que el chocolate era todo? Solo se vive una vez, Alika.

—Para ser un Scrooge estás muy emocionado. —la verdad es que ella tenía razón, se sentía contento y estaba seguro por esa morena que tenía frente de él. ¿Cómo podía haber ella logrado ese milagro?

—Solo estoy siendo un buen anfitrión, para que no digan luego que los Norteños somos unos maleducados.

—Si me dejas opinar, nuestro primer encuentro dejaba mucho que desear. —bueno, ella tenía un punto. Había sido un bastardo cuando ella se disculpó—. Pero tranquilo, ya está olvidado.

—De nuevo, discúlpame. Me dejé llevar por el espíritu del Grinch que soy.

—¿Sabías que el Grinch no detestaba la navidad en sí? Odiaba lo que le hicieron, la gente puede ser muy cruel a veces.

—La más horribles de las bestias, pero al final el Grinch encontró su lugar. Y lo más importante, amor.

—Oye, eso sonó lindo. —el mesero se acercó a quitar sus platos y él pidió un trozo de pastel—. Pensé que no comeríamos más.

—Bueno, creo que una vez al año, no hace daño y cuando esté de nuevo en servicio lo voy a extrañar. Valoras las comidas deliciosas cuando estas a miles de kilómetros.

—Tienes razón.

Al final trajeron el pastel. Y ella comenzó a aplaudir como una niña pequeña ante lo que veía, Alika ni siquiera se había dado cuenta, pero Jude tenía una sonrisa enorme en sus labios. No se cansaba de mirarla.

Se recriminó eso, tenía que ser la fecha, no quería estar pensando en cosas no propias de él. Como el romance. Entre más lejos estuviera de eso, mucho mejor. Para Jude, ese era un tema igual de escabroso que la navidad.

Esa noche podía olvidar un poco sus credos y disfrutar de la compañía de esa chica. Ya mañana volvería a ser el mismo hombre hosco de siempre y preparar su próximo viaje que estaba a la vuelta de la esquina.

—Esto está muy bueno —la sonrisa de Alika iluminaba más que mil soles, era tan bonita y llena de vida. Se preguntó a sí mismo si alguna vez fue así, sin preocupaciones, quizás cuando era niño y creía que la navidad era la época de magia como decía Alika, pero luego descubrió que esta no era más que el amor de su madre intensificado al mil por ciento, porque lo que ella hizo fue siempre hacer de ese momento uno especial.

—Jude, te pusiste triste de nuevo.

Comió un poco de pastel para intentar palear la tristeza que estaba dentro de él, a veces prefería más la rabia, esta lo mantenía alerta, pero la melancolía era algo que no le gustaba sentir.

—Solo pensaba. Estoy perdiendo mi puesto de amargado el día de hoy.

—Bueno, para eso estoy aquí hoy. Para hacerte recobrar el espíritu navideño. —dudaba que otra vez estuviera así de emocionado, esto era lo más contento que había estado en años—. Y ahí está esa misma cara que noté en la cafetería. ¿Te está aburriendo estar con esta fastidiosa?

—¡No! es lo más cercano que he estado de pasar una fiesta de forma alegre.

—Entonces mi trabajo se está haciendo, el año que viene ni me necesitarás, serás el alma de las fiestas, ya verás que sí. —él dudaba algo como eso, pero no se lo diría.

Siguieron comiendo de su pastel, mientras que a su lado estaba Cronos esperando comer un poco, pero se lo negó con todo el dolor de su alma, su pequeño y mejor amigo era todo para él y no podría perderlo por un gusto

Había ido a pagar la cuenta y al regresar notó que Alika estaba estornudando. Al mirar sus ojos los notó llorosos. —Mierda, estás resfriada. Sabía que debíamos tomar un taxi.

—No es eso, fue que me quedé mucho rato afuera. Soy una persona de climas cálidos, no importa que estudie en Virginia, nunca me acostumbro al frío.

Podía entenderlo, cada vez que regresaba de los despliegues pasaba enfermo por lo menos dos semanas por el cambio de temperatura.

Lo que Jude deseaba era llevarla a un lugar cálido y darle medicamento para la gripa, pero tenían en medio todo este asunto de que ella estaba lejos de su casa y no había forma de que tuviera una habitación en un hotel. —¿Qué quieres hacer?

—Tomarme un antihistamínico e ir al aeropuerto, espero que mañana el clima esté mejor para poder viajar a casa.

Imaginarla en un aeropuerto, sola, enferma, no le parecía tan agradable. —¿Quieres ir a mi casa? —Se recriminó al darse cuenta de lo horrible que había sonado esa oración y que ella podía malinterpretarla, con toda razón, por eso rápidamente añadió:




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