Salgo de la cama poco a poco y me encierro en la ducha, el agua helada y abrasadora me relaja un tanto la mente. Después me cae una avalancha de espuma con olor a jazmín dejando mi cuerpo con aroma espectacular y suave. Después de secar e hidratarme con crema, encuentro una prenda que no uso hace mucho tiempo estaba dentro del armario: pantalones blancos ajustados, una camisa de flores color mangeta y zapatos viejos. Me recojo el pelo en una cola de caballo.
Bajè a desayunar, hoy me espera un día difícil... Deseaba salir antes que mi madre se despertara para evitar volver a platicar con ella de lo inevitable. Me preparo un plato de huevos con cebolla y zanahoria, un pan tostado cubierto de jalea de Maracuyá y rodajas de melón. Mientras me atiborro, mis pensamientos se pierde en la ventana, con el cantar de los azulejos.
¡Ya estará levantada!. Ella siempre preparará el desayuno todos los días, nuestra relación no era la más perfecta, pero aun así no deseaba que se sintiera mal y mucho menos que sea yo quien le causara este dolor, en ese entonces me di cuenta que la amaba mucho, más que al dinero. Hace tan sólo dos mañanas, yo sentía que era feliz. Ahora la casa me parece vacía, incluso un cementerio se sentía mejor. No se que tiempo me quede de vida, tampoco tengo la menor idea si me casare, no se si me sobre el tiempo suficiente para cambiar mi vida, inclusive aunque tome el tratamiento, tarde o temprano tendré dificultades para respirar, me costara un mundo tratar de caminar y mantenerme de pie, me pondré más esquelética de lo normal, lamentablemente esa es una realidad que debo afrontar, es una situación dura, una batalla que se que antes que la empiece ya la habré perdido, precisamente yo fui una de las personas que odiaba a los sidosos, que los veía con repulsión y ahora me esta cayendo todos los males, me doy cuenta que todo cambió en tan solo unos segundos, Si, siempre e dicho que la vida es como una montaña rusa o más bien como un juego de ajedrez hay que saber mover las piezas para llegar a jaque mate.
Como siempre, salir fue un alivio. Casi corrí hacia el parque que estaba a unas cuadras, ya que había demasiada gente a la que quería evitar, por un momento mantuve la esperanza e ilusión de que todo fuese como antes, y despertar con las fuerzas para salir adelante, eso jamas pasaría, estaba condenada.
Soy una mujer joven, recordar mis días felices es lo único que me quedara plasmado en mis recuerdos, solía correr por las calle debajo de la lluvia, vestirme como niña indefensa me llenaba de inmemorables fantasías por lo que podía sentir esa paz interior limpia y pura, con unas flores entre mis manos. En el parque muy bello donde siempre voy cuando tengo que desahogar mis penas. Me detengo debajo de un cerezo para dejar las flores con tristeza. Me arrodillo y acarició uno de los pétalos de las flores.
Yo necesitaba salir de la duda, necesitaba descargar mi rabia, la ira que invade todo mi ser no permitía que pensara con objetividad, la verdad no sabia que camino tomar, pero estaba convencida que tenía que hacer algo, en ese momento muchos recuerdos me abrazaron y supe lo que realmente tenía que hacer. Yo se que para mi no hay salvación, haga lo que haga mi destino está trazado, pero de algo estaba segura, que no me moriría sola, a muchos me llevaré.
Estaba a punto de entrar a la universidad y forjar mi futuro. Amaba mi trabajo y me encantaba la seguridad que me daba saber que había escogido correctamente lo que quería hacer el resto de mi vida. Pero no podía disfrutarlo completamente porque me entere que tengo la peor enfermedad del mundo tenía rabia, una ira profunda de verme abandonada.
Adrian mi cita, un hombre guapo, inteligente y exitoso, quería vengarme de el, quería que sufriera mas que yo. Empecé a salir con hombres que me aburrían hasta el infinito, no muy guapos, pero muy tontos. Me sorprendía mucho lo difícil que era encontrar a un hombre de verdad, con el que pudiera conectar más allá de lo físico. Entonces llegó el momento y lo encontré, fue una chispa de inmediato, me dedique en cuerpo y alma tanto así que con el fue el único que no use ningún tipo de preservativo.
No voy a negarlo, la fuerza que da la rabia es adictiva y hace que crezca el deseo de vengar ese daño profundo. Es como estar conectado directo al poste de corriente, manteniéndome en pie por mucho tiempo. La ira actúa como la adrenalina en los momentos de miedo y nos ayuda a sobrevivir. Pero el veneno que deja por dentro va consumiendo el alma silenciosamente.
No se cuanto tiempo estuve sentada debajo del palo de mango, volviendo en si, miro a mi alrededor y me percato que oscureció, y todo mi plan cambio, supuestamente me fui en busca de Adrian, y el tiempo pasó volando y no quiero ir a mi casa, por lo menos hoy no, necesito descansar, tomar paz y pensar cómo digerir todo lo que me esta pasando.
En la primera persona que pensé fue en ABA, luego me arrepentí, no me quedaba de otra que volver al infierno, donde todos mis problemas comenzaron a reflejar el sufrimiento de mi alma escandalizada por situaciones difíciles que no puedo controlar y aunque no lo acepte todo se me escapó de las manos...
En la sala de mi casa, está sentada en el sofá leyendo un libro, lo cual me sorprendió muchísimo, yo me imagine otro escenario, probablemente una madre triste destruida esperándome, sin embargo fue todo lo contrario mirar su serenidad tomando una taza de te con el libro en mano me hizo sentir una ira que no aguante mas y explote.