Lucian estaba acostumbrado a lograr lo que se proponía, a que los otros hicieran lo que él imponía.
Elizabeth estaba acostumbrada a luchar por sus metas, por sus sueños. Siempre al margen de todo.
Lucian es el jefe.
Elizabeth la secretaria.
Él es arrogante como el infierno.
Ella humilde como los cielos.
El jefe está comprometido.
Ella tiene a Elliot. Su hijo.
Lucian Delacroix es tan sexy como un Dios celta.
Elizabeth Ward tan hermosa y dulce como una ninfa.
Ambos tienen una relación común, jefe y secretaria.
Los compromisos se rompen, llegan las órdenes y se dicta una propuesta.
Él quiere todo el gran imperio de su familia francesa.
Ella sólo quiere salvar la vida de su pequeño hijo.
Lucian se aprovecha de la precaria situación de Elizabeth y ella sabe que es su única salida para darle todo lo que no puede darle a su hijo.
Lucian oculta secretos. Elizabeth, también.
Ambos tienen un secreto en común, un lazo casi irrompible.
Una madre está dispuesta a todo por salvar a su hijo.
Un hombre de negocios está dispuesto a pisotear a todos con tal de lograr sus propósitos.
Pero, ¿Qué sucede cuando la atracción es inminente? ¿Cuándo la ternura se apodera de un arrogante corazón de hierro? ¿Cuándo el amor se apodera del corazón de ambos? ¿Cuándo el contrato de darle una mejor vida al niño pasa a ser real? ¿Qué sucede cuando todo por lo que creías luchar era una equivocación? ¿Estás dispuesto a cambiar o sólo das un paso al costado y decides retirarte de la lucha?
Lucian no sabía nada... después de Elizabeth, lo sabe todo.