Señora Delacroix

7. Un Golpe por mi Hijo

 

Voy en el ascensor cuando suena mi teléfono.

Veo la pantalla.
Reina de mi corazón/ Tracy.

 ¡Hey! ¡Guapa!― saludo con un entusiasmo renovado y un repentino optimismo.

― Lizz― la voz de Tracy suena nerviosa y risueña, ambas a la vez. Raro.― Viste la revista Lovers.

Mi amiga era fanática de la revista Lovers, que era la mejor en cuanto a revistas de cotilleos de todo el país, siempre hablaban de futuros o nuevos amantes. Rodé los ojos, pensé que era algo más... interesante.

― ¿Lovers?― trato de confirmar por qué razón tendría que verla.

― Sí, tonta, no hay ninguna otra mejor que ésa.― puedo imaginar como rueda los ojos.

― Sabes que no me gusta.

― Pensé que la verías, después de todo, eres tú, Eliot y tu Jefazo descaradamente guapo quien ocupan, prácticamente, toda la portada.― parece feliz y yo aún no proceso la información que me acaba de llegar.― ¡Es que, Dios, por qué no me dijiste que te había abrazado en cuanto desaparecí de la vista!― podía ver como hacía esos gestos con las manos tan usuales en ella.

― Detalles innecesarios.― me quejé.
Espera un jodido momento, ¿Qué?

―¿Cómo que salgo en la portada?― salgo del ascensor y veo la puerta del jefe cerrada. Ya había llegado.

― No se ve tu rostro, pero te conozco lo suficiente para reconocerte en cualquier jodido lugar.― suspira.― Además sale Eliot.

Dejo mis cosas en el escritorio y toco mi frente.

Oh. Dios. Mío. 

No era un jodido problema que esto haya ocurrido, es más, me lo esperaba, pero Dios, si Rachel lo ve... esto se transformará en un campo de batalla.

―¿Me estás escuchando?― pregunta Tracy del otro lado de la línea.

― Tengo que cortar.― dije para luego terminar la llamada.

Abro mi bolso y saco la jodida revista y lo primero que hago es mirar la portada. Hay señor, ocupamos prácticamente toda la portada.

En ella, salíamos Lucian y yo abrazados, anunciando las páginas a los pies de cada encabazado. Además, salía Lucian y Eliot conversando y también había otra imagen de mí junto con mi hijo.

En la otra imagen, salía Sara y Callum, fruncí el ceño ante esta inesperada relación y por sobre todo, ante lo que decía debajo de la fotgrafía.

 


Abro la revista en las páginas que señalan y salen textos y más textos de pura mierda sobre el hijo secreto del jefe.
"Lo mantuvo oculto porque era muy joven cuando nació."
 "¿El niño tiene alguna discapacidad? Fuentes cercanas aseguran que es efectivo."
"La madre jamás había sido vista en estos medios."
"Hacen linda pareja."
" Rachel Moore sabe de esto y no ha comentado nada."

Páginas y páginas de información sin sentido y hechos que jamás ocurrieron aparecieron frente a mí.

¿Cómo es posible que la gente crea esta mierda?

La puerta de la oficina de Lucian se abre.

Lo miro y su mirada está puesta en la revista que tengo en mis manos.

― Necesito que tenga listo los archivos sobre la exposición de Italia.― dicho esto se encamina al ascensor y desaparece.― Voy a salir por unos minutos, cancela lo programado para la primera hora del día.― asiento, las puertas se cierran y desaparece de mi vista tan pronto como llegó.

Tiro la jodida revista al basurero y voy al cuarto de archivadores, donde se mantiene cada información de nuevas exposiciones, de las antiguas y todo lo que se haga en esta empresa.

Media hora después ya había terminado de reunir todo lo pedido por Delacroix.

Lucian llega y parece molesto, al cerrar la puerta lo hace de un portazo, lo que me confirma lo supuesto.

Delacroix está malditamente enfadado.

Dan las 10 de la mañana cuando el caos comienza.

Rachel Moore sale del ascensor y su mirada está puesta en mí.―¡HIJA DE LA GRANDÍSIMA PERRA!-― grita en cuanto las puertas del ascensor se cierran.

Me levanté.

― ¡¿CÓMO TE ATREVES?! ¡TÚ, UNA RATA SIN NINGÚN PESO!― su palabras me estaban sacando de quisio.― ¡¿CÓMO TE ATREVES A VERME LA CARA?!― siento como me lanza la revista en la cara.

Antes de que pueda o decir algo, mi jefe sale de su oficina.

― ¿Qué se supone que estás, jodidamente, haciendo con la Señorita Ward?―pregunta calmado.

Con una calma pausada, con su voz una octava más baja de lo usual.

Reconocía ese tono.

Estaba furioso. Sólo lo había visto así 1 vez... no se comparaba con nada.

― ¡Y TÚ, HIJO DE LA GRAN PERRA!― Rachel tenía algo con las madres y las pobres madres caninas.―¡CÓMO TE ATREVES A HUMILLARME!― se acerca y lo primero que hace es golpearlo...

Lucian vuelve su mirada hacia ella, su ojos azul cálido ahora no eran más que un azul frío, lleno de ira acumulada... de odio.

Pero Rachel parecía no darse cuenta del estado de mi jefe.

― ¿TE ACOSTASTE CON ÉSA PUTA?―me apunta, Dios, si no se detiene con sus insultos hacia mi personas, juro que voy desfigurar su lindo y perfecto rostro con mis propios puños.― ¡Y ÉSE BASTARDO!― Inconscientemente camino hacia ella. Está de espaldas a mí y los ojos de Lucian conectan conmigo, por unos instantes...― ¡Y ÉSE BASTARDO QUE TIENES COMO HIJO, CRÉEME QUE NO RECIBIRÁ NI UN PUTO PESO DE TU HERENCIA!― respiro hondo.

Y todo se puede ir a la mismísima mierda.
A mi hijo nadie lo insulta.

La giro, rápidamente y sin pensarlo mucho, estampo mi puño en su jodida nariz operada. Chilla al sentir el dolor y la empujo, se tambalea y la afirmo de un brazo para no perderla de vista, esta vez golpeó con fuerza su mandíbula.

Subo mi mano para volver a golpearla, una mano se cruza en mi camino, deteniéndome.

― Elizabeth.―la voz de Lucian llega desde atrás de mí, su mano está en mi cintura mientras que la otra mantiene mi mano fuera del rostro de su prometida.― Elizabeth― repite con una calma inesperada y gentil.― Es suficiente.― susurra en mi oído, enviando corrientes eléctricas por todo mi cuerpo, me estremesco.




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