Señora Delacroix

18. Orgullo pisoteado

A las 12 de la tarde estaba entrando a la oficina y lo primero que veo es que la puerta de Lucian estaba abierta, estaba sentado mirando hacia el gran ventanal, su semblante era pensativo... algo melancólico.

Mi corazón golpea fuerte contra mi pecho y decido informarle que he llegado, aunque ya es tarde, porque acaba de ver como dejo mis cosas en el escritorio y justo ahora, se levanta y viene hacia aquí.

― ¿Cómo te fue?― parecía más cansado de lo normal, a sus 33 años, se podía notar cierto cansancio de la vida...

― Dentro de lo que cabe...― miro hacia mis cosas mientras comienzo a ordenar un poco el escritorio, que de por sí ya estaba ordenado.― Bien.―me encojo de hombros tratando de parecer casual.

― Elizabeth...― susurra mi nombre y trago duramente, tratando de eliminar aquel nudo en mi garganta que se ha asentado ahí desde que comprendí que no podía hacer esto sola.― No parece que haya ido bien.

― Pues no, Lucian, ¿Cómo esperas que vaya bien si mi hijo tiene cáncer y ha estado con los síntomas todo el maldito fin de semana? ¿Cómo esperabas que esto vaya, malditamente bien, cuando me acaban de decir que todo esto es mucho más caro de lo que pensaba?― expulso el aire que retenía inconscientemente mientras observo con detalle el rostro de mi jefe.― Nada de esto va bien... estoy cansada...

Me recargo en el escritorio mientras cubro mi rostro con ambas manos, tratando de no soltar alguna lágrima en frente de él.

Especialmente en frente de él.

Lucian atrae mi cuerpo hacia el suyo, en un abrazo cálido y reconfortante.

Nos quedamos así un momento, decido alejarme, porque estar cerca de él era abrumador.
― ¿Qué es lo que harás?― una de sus manos estaba en la parte baja de mi espalda, acariciando levemente esa zona, me alejé de aquel contacto.

― ¿No es obvio?―me encojo de hombros y me giro para caminar hasta mi silla.― Aceptar lo que me propones.―dije más bajo de lo normal y sin mirarlo.

― ¿Qué dijiste?―parecía sorprendido.

Lo miré: ― No lo volveré a repetir.

― Sólo quería confirmarlo.

― Pues ya lo dije.

― De acuerdo.― parecía incómodo.

― Comenzaré a realizar la agenda.― me senté y encendí el computador.

― ¿Elizabeth?

― ¿Qué?

 Eliot tendrá el mejor futuro que podrías desear.

Asentí.

― Comenzaré a realizar la agenda.―repetí.

Lucian suspira y asiente.― De acuerdo, llama a Axel y que venga en cuanto pueda.

― De acuerdo.

 

***

 

Axel entra a las 3 de la tarde a la oficina, me saluda con un asentimiento de cabeza y entra a la oficina de mi jefe.


30 minutos después sale Lucian, su mirada se posa en la mía.

― Elizabeth, ven a mi oficina.―un nudo se asienta en el centro de mi estómago, era un preludio de lo que se avecinaba.

Me levanto y voy con Lucian hacia su oficina, entro y me hace sentar al lado de Axel; quien tiene su mandíbula tensa y su mirada fija al frente.

Al cabo de unos minutos en completo silencio; habla.

― Lo primero que debo saber es...―me mira.― Elizabeth, ¿Estás consciente de lo que harás? Y, por favor, sé sincera y espero que no te dejes llevar por lo que diga mi cliente, te conozco y necesito saber si estás o no de acuerdo con esto.―dijo mientras miraba el contrato en sus manos.― Lo que más importa aquí eres tú, solamente tú.

― Sanders...― el tono de Lucian era una muy real advertencia.

Pero eso no  impidió para que Axel siguiera con su discurso.

― Desde un principio he estado en contra de esto y sí te sientes acorralada y crees estar sola en algo como esto.―parecía más decidido que nunca, ni la mirada más gélida por parte de mi jefe podía detener sus convicciones.― No lo estás, puedo brindarte todo mi apoyo si lo necesitas,―suspira, parecía cansado.― Simplemente, necesito que me digas si estás segura de esto.

― Yo...― ya no había dudas, ya lo había decidido, pero la verdad es que, me moría de miedo... de vergüenza, saber que no podía sacar a mi hijo adelante por mí misma me mataba, saber que tendré que exponerlo a un posible sufrimiento a futuro, me ahogaba y me destrozaba. Estaba claro que debía hacerlo, pero hacer esto e ir en contra de todo por lo que luché desde siempre, era... simplemente, era desgarrador, pero por mi hijo, estaba claro que haría todo con tal de verlo bien en el futuro.― Si estoy de acuerdo, sólo si se cambian las cláusulas y los requisitos que posteriormente hemos discutido con Lucian.

Axel asiente y veo como Lucian sonríe con superioridad.― Ya he modificado el contrato.― me muestra el contrato y comienzo a analizarlo.

Mientras lo leía y veía que todo había sido cambiado y/o modificado, mis ojos se iban aguando debido a las lágrimas acumuladas... 

Me sentía humillada, por ser quién soy, por no tener los suficientes recursos para darle lo mejor a mi hijo, porque después de tanto tiempo, vuelvo a depender de otros... vuelvo a depender del dinero de otros y no me cabía duda de que, como hace mucho tiempo atrás; si hacía algo mal, él podría manipularme, manejarme a su antojo, porque no sólo me tenía a mí, sino que también a mi hijo... y con eso no podía arriesgarme. Eran sentimientos tan confusos que me impedían pensar con claridad. 

Ésa era la única verdad absoluta, porque yo nunca pondría las manos al fuego por Lucian o por alguna otra persona, no confiaba lo suficiente como para arriesgarme, porque lo había comprendido de primera mano, que los es que más dicen amarte, son los que más daño te harán... ésa era la gran verdad en todo esto.

― Está todo correcto.―tragué aquel nudo que no me dejaba respirar.

― Entonces,― Axel, quien no ha dejado de apretar la mandíbula, saca una pluma y se la entrega a Lucian.― Señor Delacroix, puede firmar aquí.―señaló.― Aquí.―dijo mientras cambiaba de página.―Y por último, aquí.―le mostró la última página de aquel contrato que definiría y salvaría  mi destino y por consecuencia, el de mi hijo.― Elizabeth.―me sostiene la pluma y pone el contrato enfrente de mí, debía firmar...




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