― Mami.― un susurro en mi oído izquierdo me trae de a poco a la consciencia.― Mami.― se escucha más alto y demandante.― Mami, tengo hambre, el desayuno es importante para los niños como yo.― me giro y abrazo a su pequeño cuerpecito a mí.― ¡Ay, por favor, mami, deja de hacer esto, me asfixias!― exclamó mi hijo mientras se removía.
Río.― Sólo quiero abrazarte.― me quejo mientras beso todo su rostro, sin abrir los ojos.
― ¡Me estás babeando!―se queja mientras ríe.― ¡Iugh! ¡Baba de mamá!― exclama en el momento que lo dejó ir, comienza a limpiarse el rostro con una sonrisa en sus labios.
― Exagerado.― le muestro la lengua y sonrío.― Buen día, pequeño mío.― beso su frente y tomo su mano para salir de la cama e ir a preparar el desayuno.
La puerta suena justo en el momento en que empezábamos a comer, suspirando, me levanto y voy abrir.
― Hola.― saluda Lucian mientras pasa por mi costado.
Frunzo el ceño.― No me digas.―ruedo los ojos.― ¿Vienes a tomar desayuno? ¿No?
Una sonrisa radiante cubre su rostro y por un segundo, dejo de respirar.
― ¿Qué comes que adivinas?― veo como saca su abrigo y lo cuelga en el perchero.― Es para que te acostumbres a mi maravillosa presencia.
Camina a la cocina.― ¿Maravillosa presencia? Te tienes muy alto, ¿Verdad?
Se encoge de hombros y choca las palmas con Eliot.― Digamos que me amo más de lo necesario y especialmente hoy.― me guiña y sonríe coquetamente.
― Estás, exageradamente, de buen humor, tanto que llegas a asustarme...― le sirvo su café y comienzo a preparar algunos waffles.
― ¿Por qué presiento que estás de mal humor?
― Mamá odia que la despierten y que interrumpan su desayuno.―habla Eliot.
― ¿La despertaste?
Veo como asiente.― Sí, pero terminó babeándome la cara con sus besos.― pone cara de asco.
― Yo podría amar su baba en mí.― me giro completamente y golpeó su cabeza.
― Idiota.― ríe mientras se toca el lugar en donde lo golpee.
― Eso es tan asqueroso.―responde Eliot.― Mamá se enoja cuando no come.
Lucian ríe.― Vaya que lo sé.
Eliot asiente solemnemente.― A veces es muy gruñona, sobre todo en las mañanas.
― Eliot, come tu desayuno.― hablo mientras dejo los waffles en el plato de Lucian.
― ¿Ves?― Lucian mira a Eliot.― Siempre dice eso cuando sabe que tengo razón.
Miro a mi hijo y él me lanza un beso, Lucian ríe y niega.
― Tendremos que acostumbrarnos a ella.― Lucian y Eliot chocan los puños.― Ahora seremos dos contra una.
Frunzo el ceño.― Esto será una conspiración contra mí ¿No?
― Sí.― Eliot asiente, mientras que Lucian niega y suelta un "Por supuesto que no".
― Ya veremos quien gana.― susurro entre dientes.
***
Dan las 11 de la mañana cuando aparece Tracy por la puerta.
― ¡¡Hola, amados míos!!― saluda feliz.― Ah, y hola Lucian.―lo saluda cuando nota su presencia.
― ¡¡Nina!!― Eliot corre a sus brazos, mi amiga lo toma en el aire y lo abraza fuertemente.
― Como amo tus abrazos.
― Ya, Nina, bájame, me avergüenzas.― se queja Eliot mientras trata de no ser aplastado por mi amiga.
― ¿Qué pasa, bruja?― Me saluda con una palmada en el trasero.
― Deja de hacer eso.― me quejo mientras la veo reír y saludar a Lucian.
― ¿Si no soy yo, quién?― me mira con dulzura.
― Podría ser yo.― Lucian se encoge de hombros.
Tracy le sonríe.― Querido, siempre soy la única.
― Ninguno de los dos.― gruño.
― ¿De mal humor? ¿Eh?― pregunta ella mientras se sienta.
― Ni te imaginas.―responde Lucian.
― ¡Como un ogro!― exclama Eliot.
― Amiga, te amo, pero deja de arrugar la frente o terminarás pareciendo una vieja.
― Otra más.―sigo ordenando la casa, dejándolos solos en la sala de estar.
― Por cierto, Lizz.―miro a mi amiga desde el umbral de la sala.― He venido a secuestrarte.
Alzo mis cejas.― ¿Y ahora? ¿Por qué?
Mi amiga sonríe.― Amiga hermosa, querida mía, mañana es la fiesta de tu compromiso.― asiento sin comprender.
― ¿Y?
― ¡Ay,Dios, esta niña me salió tan lenta!―exclama levantándose.― Que según, aquí.― apunta a Lucian.― Es formal.― asiento.― ¿Con qué irás?― pregunta pacientemente.
Ladeo mi cabeza hacia un costado.― Pues con ropa.― me encojo de hombros y veo como se golpea la cara.
― ¡Ya lo sé, tontita, ni modo que vayas desnuda!― Lucian ríe.
― Tengo ropa.
― Lo sé.― mi amiga rueda los ojos, exasperada.― Pero no irás con un traje de la oficina, ¿Verdad?
Me encojo de hombros, porque ése siempre fue mi plan.
― ¡Dios, por qué la hiciste así!― exclama hacia el cielo.
― Mamá siempre saca de quicio a mi Nina.― Eliot le dice a Lucian a modo de secreto.
― Así veo.
― Tonta, iremos al centro comercial.― me tenso y antes de que pueda negarme, continúa.― Iremos de compras, porque como futura señora Delacroix, debes estar a la altura, ¿Verdad, Lucian?― miro a Lucian quien se encoge de hombros.
― Posiblemente.
― ¿Y Eliot? No dejaré a Eliot así.
― Joanne.― suena obvia.
Sonrío.― Fue a la casa de su hijo.
La cara de Tracy cambia.― Sara.― sonríe.
Y antes de negarme, Lucian habla.― Puedo quedarme con él.― ambas lo miramos.― ¿Qué? Muy pronto seremos una familia, debemos acostumbrarnos el uno del otro, ¿Verdad, camarada?
― ¡Exacto!― exclama mi hijo.― Mujeres con mujeres y hombres con hombres, ¿Verdad?― le pregunta a Lucian quien le sonríe y asiente.
― Otra posibilidad, no muy confiable, pero sirve.― dice mi amiga con una sonrisa.― Anda, di que sí, necesitamos esto.
― No lo sé... yo...― dudo.
― Aquí está mi tarjeta.― habla Lucian.― Pueden comprar todo lo que quieran con ella.― se la entrega a Tracy.
― ¡Oh, no, no, olvidalo!― me adelanto, tratando de quitársela, pero mi amiga es más rápida y la esconde.―¡Tracy!― la regaño.