Señora Delacroix

29. Boda y un pequeño conflicto

Veo como sonríen triunfal cuando por fin salimos de la tienda, amaban sus vestidos de dama de honor y a mí me encantaba verlas felices.

 ¿Haremos despedida de soltera?pregunta Tracy comiendo de su helado.

― Eso no se pregunta...― Sara sonríe maliciosamente.

Niego.― Apenas y puedo pensar en la boda, ¿Cómo esperan que me divierta una noche, teniendo a mi hijo enfermo?―pregunté.― Además, con Lucian lo hemos discutido varias veces y él tampoco desea una despedida de soltero.

― ¿No desea o se lo prohibiste?―pregunta Tracy riendo, Sara golpea su cabeza y esconde una sonrisa.― ¿Qué? Puede hacer eso también, además, todos sabemos que Lucian hace lo que Lizzy diga.

― En eso tienes razón.― ruedo los ojos, porque repentinamente, estaba quedando fuera de la conversación.

― Lucian no quiere.― niego y era la verdad.― Dijo que no quería arriesgarse con una y dejarlas a ustedes con el preparativo y dejarme expuesta a ustedes.

― Lucian sabe de lo que habla, de lo contrario, te hubiera traído a un bailarín exótico.― ríe Tracy.

― Y yo hubiera sido feliz.― ríe Sara.

1 semana para la boda.

  Eliot.― susurro contra su oído.― Debemos vestirnos.― porque sí, hoy tocaba quimio.

― No quiero.― tapa su cabeza completamente.― Quiero dormir.

― Lo siento, cariño, pero debemos ir.

― ¿Papá vendrá?

Niego.― Está en el trabajo.

― Si viene él, yo me levanto.― dice para darse la vuelta y cubrirse completamente.

― Lo siento, cariño, pero ya vamos tarde.― camino hacia él y lo destapo completamente.― Es hora de vestirse.

― ¡No quiero! ¡Quiero a mi papá!― me grita enojado.

― No te estoy preguntando.― lo tomo en brazos y comienza a patalear.― Eliot, detente ahora.― le hablo fuerte y claro, se detiene y me mira enojado.

― Quiero a mi papá.― me susurra.

― Ya dije que él está en el trabajo, ahora compórtate si no quieres ser castigado.− Lo llevo al baño y comienzo a lavarlo.

Lo visto y lo llevo para que tome desayuno.

― ¡No quiero!― vuelve a gritar.

― Come ahora o te daré la comida como a un bebé.― amenazo.

Y a regañadientes, empieza a comer.

Llegamos al hospital y tengo que obligarlo a bajar del coche, puesto que sigue con su "No quiero", hoy se ha levantado de mal humor.

Y su enfado se esfuma en cuanto le ponen la aguja en la vena, inyectando la droga.

Día de la boda.

Me agacho para hacerle el nudo en la corbata de Eliot, veo su hermoso traje blanco y mis ojos se llenan de lágrimas.

― Te ves hermoso.―le susurro cuando lo dejo ir.― Tío Callum te llevará con papá, portate bien, ¿Sí?

Y es que, a Lucian no lo habíamos visto en tres días y Eliot parecía más ansioso que nunca.

Asiente.― Te amo, mami.― me abraza.

― Y yo te amo más.―seco mis ojos, que estaban húmedos por las lágrimas no derramadas y miro a Callum.

― Cuídalo.− Él asiente y se despide de mí.

Iba a utilizar mi apartamento para vestirnos, Joanne, Sara, Tracy, Collette y Cosette, todas saldríamos de aquí hacia la iglesia.

 

***

 

Los peluqueros y maquilladores, ya estaban aquí, ordenando y preparando todo lo necesario para ayudarnos con todo.

 

***

 

A las 9 de la mañana, llegan todas y comienzan a maquillarnos a todas.

― Quedan 4 horas para la boda.― habla Joanne al punto de los nervios.

― Y siento que faltan tantas cosas.― concuerdan las gemelas.

― No hablen, que la máscara no funcionará.― dice uno de los peluqueros, irritado.

 

***

A las 10 de la mañana nos sirven un desayuno ligero, para no alterar al cuerpo... porque todas estábamos nerviosas.

A las 10:20 dicen: ― Las damas de honor primero, luego las gemelas y por último mi hermosa dama.― dice refiriéndose a Joanne.― La novia al final.― asiento y me dedico a ver como peinan a Sara y a Tracy.

Tracy y Sara salen de las habitaciones al mismo tiempo y todos sonreímos con el resultado.

Ambos vestidos caían de su cintura hacia abajo, de color rosa palo, el vestido de Tracy sólo tenía una manga, y llevaba su cabello tomado en una cola baja, resaltando el hermoso y sencillo diseño de su vestido, el de Sara, del mismo color, pero sin mangas y llevaba el cabello semi suelto, para resaltar su escote no pronunciado.

― Espléndidas, bellísimas.

Luego comienzan con las gemelas y ambas se dejan el cabello suelto y rizado, para cuando salen, nos muestran sus vestidos, que eran apegados a sus cuerpos, ajustándose perfectamente a sus curvas, eran de un color vino y su maquillaje hacía resaltar sus hermosos ojos.

― Serán la envidia del lugar.―sonreímos y asentimos.

Eran las 11 cuando Joanne, sale y se veía preciosa, su maquillaje era suave y natural, resaltando sólo sus ojos; su cabello iba trenzado a un costado y el vestido de doble pieza, era simple y hermoso, de un color crema... ella era, como mucho, la mujer más hermosa que he visto en mi vida.

― Usted, mi señora, es muy hermosa.― dice uno de los muchachos mientras besa su mano, ella agradece y sonríe radiante.― ¡Turno de la novia! ¡Vamos, preciosa, que vamos en contra del tiempo!― exclama mientras me guía hacia una silla y comienza a peinarme.

Eran las 11 y media, cuando salgo, sonrío tímidamente.

Habían decidido que debía de llevar el cabello atado en un moño que dejaba caer algunos de mis mechones rubios por mi hombro.

― Eres la novia más hermosa que he visto jamás.―susurra Joanne mientras toca mi mejilla cariñosamente.― Estoy orgullosa de ti y todo los que has logrado, nunca lo olvides.― besa mi frente y se aleja sonriendo.― Cariño, sé que no soy tu madre, que no te parí ni mucho menos te crié y lamento el no haberlo hecho, no tengo ni idea todas las carencias que pasaste cuando pequeña o todas aquellas lágrimas que derramaste implorando por algo mejor.― un nudo se forma en mi garganta y trago fuerte para no llorar.― Pero tengo la certeza de algo...― besa mis manos.― De que te amo como si fueras mi hija, un sentimiento inexplicable que crece cada vez que te veo, las veo...― sonríe.― Me he declarado tu madre y me gustaría que así fuera siempre, eres mi preciosa y amada hija, nunca lo olvides, porque aunque ellos no estén aquí, yo si lo estoy y siempre te amaré.― trago repetidas veces el nudo que se había formado en mi garganta, para evitar llorar.― No debes llorar o arruinaras tu maquillaje.―ríe alegremente.― Y ahora...― saca de su pequeño bolso de mano una pulsera y una fina gargantilla.― Algo usado, para que seas tan feliz y tan amada como lo fui yo.―coloca la pulsera en mi muñeca izquierda.― Algo prestado, para que jamás olvides que puedes contar conmigo... si me necesitas, yo vendré en tu ayuda, porque te amo.― me inclino y ella pone con cuidado la pequeña gargantilla que resaltaba en mi cuello.― Y algo azul, para que la fidelidad reine en tu matrimonio.― y de su bolso, saca un liguero para el muslo, siento las risas de todos.― Niña, el novio debe sacarla.―dice mientras se ríe maliciosamente, con ayuda de Tracy y Sara, la coloco en mi muslo izquierdo.




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