Narra Lucian
Abro la puerta de nuestra habitación y observo a mi esposa quien estaba sentada en la cama con la mirada perdida, parecía desolada y el sentimiento de querer protegerla me invade.
―¿Por qué dejaste que se quedara?―Pregunto en cuanto entro a la habitación.
Elizabeth se encoge de hombros.―No quiero más problemas.―Susurra.
―Yo no te los hubiera dado...―Me acerco a ella y levanto su mentón, para que me mirara a los ojos.
―Me dijeron tantas veces que ella era de la familia, que pensé que era lo mínimo que podíamos hacer.―Aparta mi mano de su mentón, frunzo el ceño, estaba bastante extraña.
―Ahora, Eliot y tú son mi familia.―Acaricio su mejilla suavemente y ella vuelve su mirada hacia mí.―Ella no me importa.―Beso suavemente sus labios.―Ten presente que si hace algo que no te agrade, simplemente puedes correrla y ya, ¿Entiendes?―Acaricio su mentón y beso cada uno de sus bellos e impresionantes ojos negros.
―No quiero darte más problemas.―Toma una de mis manos y las besa.
Mi corazón se detiene con aquel gesto tan tierno y cariñoso.
―No es ningún problema.―Aseguro.
Me giro al notar que la puerta es abierta, la cabeza de Eliot se asoma y nos sonríe.―¿Puedo dormir con ustedes?
Sonrío, porque él es exactamente lo que necesitábamos ambos.―Por supuesto.―Digo al mismo tiempo en el que Elizabeth decía:"No estoy segura..."
La miro y le sonrío, ella asiente. Eliot pasa y cierra la puerta tras de sí.
Veo como Eliot se acurruca al lado de Elizabeth, me acuesto en su otro lado y observo como Elizabeth le cuenta una historia a Eliot, quien le presta mucha atención, mientras una de sus manos acaricia mi mano que descansa en su estómago.
Observo como se queda dormido y a Elizabeth besar su frente, lo abraza y yo poso mis brazos por encima de los suyos y pronto, se queda dormida con una pequeña sonrisa en los labios.
Apago la luz y observo sus perfiles desde las sombras.
***
Despierto con un peso en mi estómago un brazo en mi rostro, y sé perfectamente a quién le pertenece. Sonrío y voy quitando despacio su cuerpo de encima mío.
Miro a Elizabeth, quien me mira sonriendo.
―Eliot tiene mal dormir.
―Ya lo sabía.―Sonrío.
―Debemos ir a trabajar.―Comenta mientras se estira y se levanta.―Joanne está por llegar.
Asiento y veo como camina hacia al baño.―¿Nos bañamos juntos?―Pregunto en cuanto abre la puerta del baño, ella se gira y sonríe, por un momento pienso que dirá que sí, pero niega y dice un No rotundo. Cierra la puerta y me quedo ahí, observando a Eliot que vuelve a subirse arriba mío.
Veo a Elizabeth salir y me levanto, con mucho cuidado coloco una almohada cerca de Eliot, quien, automáticamente, la rodea con piernas y brazos, río y camino hasta al baño para darme una ducha.
***
Salgo y veo que Eliot no estaba en la cama.
¿A qué niño le gustaba levantarse a las 7 am? Nunca conocí a un niño como él.
Me dirijo al comedor y lo veo hablando animadamente con Joanne.
―Buen día, Joanne.―Camino hacia ella y beso ambas mejillas.―Hola, campeón.―Beso su frente y él me responde con una radiante sonrisa, cerrada porque su boca estaba llena de comida.
Hoy estaba de buen humor y me refiero a que se veía más saludable que lo normal.
―¿Cómo estás?―Pregunta Joanne en cuanto me haya sentado al frente de ella.
―Bien, ¿Y usted?
Asiente y responde.―Bien, gracias.―Miro hacia mis costados.―Lizzy está en la cocina.―Me responde al notar que la estaba buscando.
Mi esposa entra y nos deja un plato a cada uno, comenzamos a tomar desayuno y en cuanto Eliot se disculpa y se retira a la habitación a seguir durmiendo, digo.― ¿Te ha contado Elizabeth quien se está quedando con nosotros?
Joanne la mira de reojo.― Claro que me lo ha dicho.―Dice entre dientes.
―¿Te ha dicho sus razones?―Siento la mirada de ella en mí y la ignoro.―Porque a mí no.
―Por desgracia, hijo, sí y es algo que ella misma debería de contarte.
―Entonces, ¿Lo que me dijiste no era del todo cierto? ¿Eh?―Esta vez la miro y veo como enrojece.
―Es un tema que dejaremos para otro momento.―Se excusa.―Vamos tarde.―La veo caminar hacia Joanne y se despide.―Nos vemos pronto, te quiero.
―Y yo a ti.―Le dice ella y Elizabeth se va, se oye la puerta cerrarse y miro a Joanne.
―Cada vez que se ve acorralada, huye.―Me encojo hombros y termino de un bocado lo que me quedaba en el plato.
―Ten paciencia.―Ríe ella.
Asiento.―Vaya que la tengo.―Me levanto y me despido de ella, salgo y veo a Elizabeth sentada en el auto, en el asiento del conductor. Río y entro.―¿Hoy manejas tú?―Cierro la puerta y pongo mi cinturón.
―Por supuesto que sí.―Y sale del estacionamiento de la casa.
―¿Y cuándo me contarás?―Pregunto unos minutos después.
―Cuando quiera.―Habla cortante.
―¿Y cuándo será eso?
―Cuando sea el momento.―La veo apretar el volante.
―¿Estás enojada o sólo quieres hacer sufrir al pobre volante?―Pregunto medio en serio y medio en broma.
―Basta, ¿Quieres?― Susurra en un tono bastante amenazador.
Y me quedo callado porque no quiero alguna discusión sin sentido.
***
El día fue de mal en peor, Elizabeth ha buscado alguna que otra excusa para hacerme enojar y encontrar en ello alguna discusión, sin embargo, me he controlado bastante... si ya hubiera sido otra persona, la habría puesto en su lugar, pero con Elizabeth siempre era diferente, siempre ha sido distinto.
Camino hacia su escritorio.―Necesito que lleves esto al departamento de finanzas y luego agenda una reunión con Thomas, quiero que sea lo antes posible.―Digo mientras dejo la carpeta en su escritorio, ella despega la vista del ordenador, frunce el ceño y me mira.