Señora Delacroix

0.3- Una historia jamás contada II

Maratón 2/¿?

 

6 años después.

John iba mirando unos papeles de su oficina, mientras su chofer manejaba hacia su casa.

Suspirando, dejó los papeles en su maletín y miró hacia la ventana de aquel coche, las mismas calles y las mismas personas, siempre era misma monotonía.

Y él había cambiado totalmente, ya no sonreía... no soñaba, todo había muerto en cuanto su vida se vio atrapada en un matrimonio forzado, en un trabajo que odiaba... su vida, ya no le pertenecía y eso lo comprendió en cuanto vio al amor de su marcharse... en cuabto vio a su hermano irse y dejarlo atrás para cumplir todos sus sueños, para ser completamente feliz.

Pero algo diferente sucedió aquel día... de entre todas las personas que caminaban por la gran avenida, la distinguió, tan hermosa como siempre, ya no tan niña y más mujer... 
Hope caminaba con elegancia, era tan hermosa que todos los hombres se giraban a mirarla y ella, siempre con su vista al frente, sin miedo...

―Detente.―Dijo al chofer.―Y vete a casa.

―Pero señor...―Se detuvo al ver la mirada de advertencia de su jefe.

John se bajó del auto y trotó para poder alcanzarla, al menos quería saber qué había sido de su vida. Porque al menos él, por muy increíble que sea, no había podido olvidarla.

―Hope...―Susurró en cuanto estuvo sólo a unos centímetros de ella.

Ella se gira y sus ojos demuestran lo sorprendida que está y por unos minutos, se miran, como los viejos tiempos, en donde ambos se miraban con devoción y amor.

Sus rostro se iluminan con una sonrisa sincera.―John.―Él temió por su vida, pues había olvidado lo que se sentía escuchar su voz llamándolo, como si fuera él único que pudiera salvarla de su propia soledad.

―¿Cómo has estado?― Sonrió y negó al recordar en dónde estaban, él jamás olvidaba sus modales.―Primero, ¿Vas muy apurada?―Ella negó.―Entonces, ¿Quieres ir a tomar un café conmigo?

―Me parece perfecto, tenemos mucho de lo que hablar.―Dijo ella retomando el camino, pero ahora, a su lado iba aquel que siempre ha amado.

Ya en el café, se sentaron adentro en una mesa alejada de los oídos curiosos, pero lo suficientemente cerca como para que no sospecharan nada.

―He estado bien.―Respondió ella recordando la pregunta de hace unos momentos atrás.―¿Y tú? Por lo que veo sigues casado.―John la miró fijamente y se dio cuenta que aquel tono no era de reproche absoluto, más bien era un tono que usaban viejos amigos que acababan de reencontrarse y ése hecho, afectó más a John de lo que hubiera imaginado...

―Aún recuerdo tu rostro lleno de dolor...―Dijo John, perdido en sus recuerdos y a Hope, se le cortó la respiración y un gran nudo se le asentó en lo más profundo de su garganta, de hecho, tuvo que apartar la mirada para evitar llorar... porque aún le dolía todo aquello.

―Al menos eres feliz.―Afirmó ella.

Él la observó por largos segundos que a ella le pareció como una vida entera, mirando sus ojos, había recordado todo lo que siempre recordaba en sus sueños más profundos.

John la observó detenidamente, ella se había vuelto aún más hermosa con el paso de los años.―Lo único bueno de ése matrimonios son mis hijos, Travis de 5 y Alice de 4.―Sonrió con nostalgia.―¿Y tú? ¿Estás casada?―Ella negó con una leve sonrisa en sus labios.―¿Divorciada?―Preguntó casi con incredulidad, ella soltó una suave y femenina carcajada.―¿Viuda?―John estaba casi en un colapso nervioso.

―No.―Negó repetidas veces.―Yo no me casé y tampoco tengo hijos.―Miró avergonzada a John, no quería que pensara que nunca había logrado olvidarlo, aunque eso era cierto, jamás lo había olvidado... pero eso, era algo que sólo ella debía saber, al menos, por ahora.

―¿Por qué?

―Porque he estado realizando todo lo que siempre he querido.―Sonrió para engañarlo.―Estudié arqueología y he estado viajando por el mundo.―Omitió el hecho de que jamás había roto la comunicación con Eliot.

―Sorprendente.―John trató de no sonar decepcionado y le mostró una sonrisa brillante que dejaba apreciar aquellos hermosos hoyuelos.

Ése día, fue el comienzo de juntas, citas, cada vez más frecuentes y muchas veces, era para tomar más que un simple café... ése día fue el comienzo de aquel amor del pasado que renació con mayor intensidad... pues, ambos, eran más maduros y más honestos consigo mismos.







 

Meses después.

―Estoy embarazada.―Susurró Hope en el oído de su amado.

John la miró atónito y de pronto sonrió, como si fuera su primer hijo.―¿En serio?―No podía creerlo, su más grande sueño se había cumplido... su amor ha dado frutos.―Amor mío.―La abrazó y la giró en el aire, ambos riendo...―Voy a divorciarme, Marion deberá entender... ella, ella tiene que entenderlo.―Sonrió feliz, mirando a Hope y besándola una y otra vez.―Te amo.

―Te amo.―Repitió ella con convicción.

John miró hacia aquel río que tantas veces fue testigo de aquel amor puro e incondicional... porque por fin, John estaba siendo completamente feliz.

Su esposa lo miró atónita.―¡No puedes!―Negó repetidas veces.―¡No puedes ir con tu amante!―Las lágrimas caían por sus mejillas.―¡No me puedes dejar por esa ramera de quinta!―Gritó con odio.

―¡Cállate! ¡No permitiré que hables así de Hope!―Gritó enfurecido.―¡No te amo! ¡Y jamás lo haré!

Ella quería gritar, había luchado tanto para separarlos y ahora, ahora había vuelto, amenazando la prosperidad y felicidad de su matrimonio.

―Se acabó, ya no hay vuelta atrás.―Dijo él, se dio media vuelta y caminó hacia la puerta de entrada.

―¿Estás seguro?―Habló ella, él se giró hacia Marion y la vio sonreír.

―Sí.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.