Señora Delacroix

40. Soluciones


 

Habían pasado 3 días desde la penúltima quimioterapia de Eliot, 3 días en donde no había habido rastro de Joe, porque al parecer, mi padre y el abuelo de Lucian se habían hecho cargo de toda aquella situación. 

Por otra parte, el estado de Eliot no mejoraba y cada vez se veía más desanimado, mareos, vómitos, desmayos... en estos últimos días habíamos pasado más en el hospital que en nuestra propia casa y justo ahora, Eliot yacía en una habitación del hospital, porque necesitaban estabilizarlo. Supongo que no podía pedirle tanto a un niño de 5 años que había pasado por una infinidad de quimioterapias y aún así seguía riendo y jugando, tratando de ser un niño común.

―Entonces, el lobo sopló y sopló y la casa de madera derribó.―Hablé mientras hacía gestos para darle más énfasis al cuento.

―Mami.―Eliot habló, pero seguía con los ojos cerrados.―Tengo tanto sueño.

―Entonces, duerme.―Dejé el cuento a un lado, mientras acariciaba su calva cabeza.

―Te quiero.―Sonreí al escuchar su pequeño susurro.

―Y yo más.―Beso su frente y lo veo suspirar, al cabo de 5 minutos, Eliot se había quedado profundamente.

―Hola, querida.―Levanto mi vista somnolienta hacia arriba, ahí estaba Eloise.

Observé, en las penumbras, su rostro, la jovial Eloise había desaparecido, dejando a una mujer que representaba más edad de la que tenía, su cabello siempre bien cuidado, ahora estaba atado a una simple cola mal hecha, sin brillo y con unas cuantas canas; su rostro siempre bien cuidado y maquillado tan sencillamente que te hacía admirarla, ahora sólo estaba adornado con unas ojeras... la glamorosa Eloise Delacroix, se había destruido, junto con su matrimonio.

―Eloise.―Me levanté de mi incómodo asiento para saludarla.

―No te molestes, cariño, debes estar agotada.―Me sonríe, aunque aquella sonrisa jamás moría, siempre sincera y cariñosa.―Después de todo, no haz dejado a Eliot solo.―Se sentó en la otra silla que había en la sala.

―¿Cómo está?―Pregunté al cabo de de unos minutos de silencio.

―He tenido peores días.―Sonríe, pero esta vez la sonrisa no llega a sus ojos.

―Lucian de verdad está arrepentido.―Digo y no sé porqué tenía aquella necesidad abrumadora de querer, de desear, que lo perdonara.

Asiente.―Lo sé.―Su mirada se pierde en algún punto de la pared detrás de mí.―Pero, te haré una pregunta.―Dice pensativa, como si estuviera hablando consigo misma.―¿Cómo confías en alguien que amabas y te acaba traicionando?

―No lo sé.―Suspiro.―Me pasé la mayor parte de mi vida preguntándome aquello.―Su mirada azulada se posa en la mía.―Pero, al final, siempre es el tiempo que lo resuelve todo.―Miro mis manos, en un acto de querer encontrar las palabras adecuadas para seguir.―Nunca he sido buena perdonando, aunque, a decir verdad, siempre es algo que hago con facilidad y sin pensar mucho.―Pensé en el caso de mi padre, si hace unos años me hubieran dicho que habría aceptado sus disculpas tan fácilmente, no lo habría creído, es más... lo hubiera tomado como una muy divertida broma.―Pienso que a veces, necesitamos ser decepcionados para ser más fuertes, pero también es necesario saber perdonar, porque: ¿Quiénes somos nosotros para no perdonar? Somos humanos y tendemos a errar continuamente.―Me encojo de hombros.―Y debemos perdonar, porque de eso se trata la vida: de perdonar, amar y vivir.

―Eres increíble.―Una sonrisa suave se forma en sus labios.―Perdóname, por favor, sé que cometí errores y no me enorgullezco de aquello.―Mira hacia Eliot.―Todos estos años viví en las sombras de mi ex marido, queriendo y haciendo todo lo que él me decía o hacía.― dice tan perdida como su misma apariencia.― No es excusa, pero, simplemente actúe porque él lo quería así―Agacha su mirada, visiblemente avergonzada de sí misma. Niega.―El amor me cegó de la peor manera posible al punto de olvidarme a mí misma.

Una punzada cruza por mi pecho al recordar aquellos tiempos. Porque yo sabía lo que era amar y olvidarme de mí.―No se preocupe, no es como si fuera una persona rencorosa.―Sonrío para aliviar su tristeza y de paso, alejar aquellos malos recuerdos que amenazaban con ahogarme y volverme loca.―Nunca pensé en usted con odio.

―Gracias, de verdad eres una persona maravillosa.―Se acerca hacia mí y toma mis manos, mientras se acuclilla en frente de mí.―Voy a intentar de perdonar y acercarme a Lucian, pero no ahora, no me siento preparada... supongo que el tiempo dirá.

Asiento.―Lo entiendo.

Nos quedamos en silencio por varios minutos, ambas, contemplando a Eliot.―¿Sabes cuándo le darán de alta?

Niego.―Dijeron que cuando pueda alimentarse sin vomitar.―Porque después de las quimios, Eliot estuvo tan débil que todo lo que comía era vomitado, está deshidratado y no se ha visto mejora.

―Deberías ir a la cafetería, ¿No crees?―Observo a mi hijo y niego.―No estará solo, recuerda que es mi nieto y puedo cuidarlo.―Vuelvo mi mirada hacia ella.―No te preocupes, estará bien.―Asiento y me levanto.

―Gracias.―Susurro antes de salir de la habitación.―Hola, papá.―Saludo a mi padre quien venía llegando.

―Hola.―Saluda.―¿Irás a la cafetería?

―Sí, la madre de Lucian está con Eliot.

―¿Puedo entrar?―Pregunta dudando.

Asiento.―Por supuesto.

―Pero, primero, debemos hablar.―Dice mientras se detiene en la puerta que da a la habitación de Eliot.―Lo había olvidado.

Caminamos juntos a la cafetería, pido un café y nos sentamos en una mesa alejada de las otras personas.

―¿Qué sucede?―Pregunto después de dar mi primer sorbo a mi café.

―Lo primero que debo decirte es que estoy en trámites de divorcio.―Eso no me lo esperaba, papá siempre fue del tipo de persona que vivía pensando en el qué dirán. Era un hombre que constantemente vivía en una presión social.

―Sinceramente, ya te habías tardado.―Hablo después de un rato.

Mi padre asiente.―Supongo que al fin puedo vivir en paz.―Una mirada cargada de tristeza se posa en sus bellos ojos verdes.―Aunque ya es bastante tarde para ser feliz.―Sonríe con amargura.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.