Señora Delacroix

47. Por favor

Camino hacia Tracy, quien estaba sentada en el patio, donde los árboles la protegían de la luz del sol.

Noto que está con sus ojos cerrados y moviendo los labios, al final, cuando estoy lo suficientemente cerca, la escucho cantar suavemente, con sus manos en su vientre.

― And you can lie with me
With your tiny feet when you're half asleep
But if you be right in front of me for a couple weeks.
So I can keep you safe.― "Y puedes estar tumbado conmigo, con tu pequeño pie cuando estás medio dormido, pero si estás justo delante de mí por un par de semanas, podré mantenerte a salvo."

La escucho cantar un par de segundos más, y sonrío, no conocía aquella canción, pero sonaba preciosa en su voz.

Abre los ojos y nuestras miradas se cruzan, sonríe.―Amo cuando cantas.―digo mientras me siento junto a ella.― ¿Qué canción es? No la conozco.

―Se llama Small Bump y es de nuestro amado Ed Sheeran.― contesta, no la conocía y eso que amaba a Ed, Dios y ahora creo que lo amaba aún más.

―Es hermosa.

Ella asiente.― Lo es y yo tampoco la conocía.― la miro extrañada.― Fue Noah quien comenzó a cantarla una noche y heme aquí, cantando por él.

―Noah parece el chico que le canta a su novia.

Ella ríe.― Y lo es.― apoya su cabeza en mi hombro y suspira.― Estoy tan feliz.― susurra.

―Lo sé, lo noto en tus ojos y en tu estúpida sonrisa que llevas siempre.― le digo con una tonta sonrisa en mi rostro.― Y yo, soy feliz sabiendo que tú estás feliz.

― Somos hermanas, es normal que estemos felices por la otra.― habla en voz baja y pensativa.

―Sí que lo somos.― beso su frente y observo como Eliot juega con sus perros.






 

 

Un mes después







 

Miro la pantalla, Lucian está atento a cada movimiento en la pantalla, escucha cada uno de sus palabras y pregunta cada vez que puede.

Hoy, sabríamos el sexo de los bebés.

Miro de reojo a Lucian y compruebo lo hipnotizado que está, sonríe y le da un suave apretón a mi mano.

―Muy bien, ¿quieren saber qué serán?

― Por supuesto.― contesta Lucian rápidamente.

Suelto una carcajada y ella sonríe.― Le daré un consejo.― mira a Lucian.― En estos casos son los padres los que necesitarán un babero.

Lucian frunce el ceño, pero no deja de sonreír.― ¿Por qué lo dice?

― Por el sexo de los bebés.― me guiña un ojo y yo río, tenía una idea, de hecho, ya lo sabía.― ¡Felicidades, tendrán unas hermosas y bellas niñas!

Lucian guarda silencio y mi mirada viaja a la suya, que está fija en la pantalla, lo veo tragar con fuerza y yo sonrío, estaba pasmado.

Me observa y me muestra una hermosa y sincera sonrisa de boca cerrada, una sonrisa a otro nivel... y mi respiración se corta por unos segundos, mi corazón se acelera y le devuelvo una pequeña sonrisa.― Muchas gracias.― dice antes de posar sus labios en los míos en un beso fugaz, luego, con los ojos cerrados, apoya su frente con la mía y nos quedamos ahí, suspendidos en el tiempo lleno de felicidad, queriendo atesorarlo por siempre.― Te amo.― susurra al abrir los ojos.

Le sonrío.― También te amo.― beso la punta de su nariz y él me sonríe abiertamente.
 

 

***

 

Esperamos a que la doctora nos dé las indicaciones y salimos de su consulta en silencio, tomados de la mano y sonriendo.

― Entonces.― la voz de Lucian resuena contra las paredes del automóvil, rompiendo el silencio.― ¿Puedo volver a dormir en la habitación? porque eso de ir y venir de una habitación a otra, ya me está cansando.― trato de no reír al escuchar su tono de reproche.

Asiento.― Por supuesto que sí.― respondo sonriendo.

Lo veo acercarse y antes de que pueda hacer algo, lo tenía acorralandome contra el asiento y su cuerpo, besándome de una manera apasionada pero tierna.― Te amo.― repite mientras reparte besos por todo mi rostro.

― También te amo.― lo detengo y lo alejo un poco.― Pero tengo ganas de comer castañas asadas y te juro que me volveré loca si no las como.― y esto era lo raro de los embarazos, tener antojos...

Yo odiaba las castañas y más si estaban asadas, pero justo ahora, en pensar en mi repugnante odio hacia ellas, se me hacía agua la boca y quería comerlas, más que nunca.

Lucian se aleja y frunce el ceño.― ¿Otro antojo?― pregunta frustrado, porque hoy estuvo buscando lucuma desde muy temprano, recordar que las comí ahora me trae náuseas, ¿eso era algo normal, querer comerlas como una desquiciada y luego recordarlas y querer vomitar?

Asiento.― Por favor.― susurré, si supiera que a veces se me antojaba comerme la pasta dental, creo que le daría algo al corazón porque aquello si que no era normal.― Y te juro que no te molestó más.

Lucian suspira y niega.― Bien, vamos a buscar un bendito lugar que venda castañas ¡y asadas!― puso el auto en marcha y salimos del estacionamiento del hospital.
 

 

***

 

Tres horas después, Lucian llega con una pequeña bolsa llena de castañas asadas, el olor me vuelve loca, haciendo que mi boca parezca un océano completo, se las arrebato y le digo un gracias y antes de que comience a conducir, comienzo a comer... como si me vida se fuese en ello.

―Come más despacio.― sugiere, le lanzo una mirada de advertencia.― Simplemente lo digo porque te puede caer mal.

― ¿Estás diciendo que esto me hará más gorda de lo que estoy?― hablo limpiando mis labios con un trozo de papel higiénico.

―Estás tergiversando mis palabras.― me acusa.

― Tal vez no lo hayas dicho, pero lo pensaste.― veo como suelta una carcajada.― ¿De qué demonios te ríes?

― Tus cambios de humor son un caso...

― Son las hormonas.― me echo a la boca otra castaña.― Y si, estoy gorda y eso que el embarazo recién comienza.― aunque sólo me faltaban cinco meses para dar a luz.―Muy pronto, cuando me bañe en la tina, me pareceré a una ballena.― digo sin dejar de hablar.― Y me dirán, ¡Liberen a Willy!― pronto siento que comenzaré a llorar.




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