Señora Delacroix

48. Despedida

Trato de dormir un poco más, pero me es imposible y pronto, estoy marcando el número de Tracy, suena, pero no contesta, marco unas tres veces más y sigo sin respuesta. 

―Debe estar durmiendo.― me digo a mí misma mientras trato de marcar su número otra vez.― El embarazo la tiene dormilona.― susurro cuando mi espalda vuelve a tocar el colchón de la cama y aún así, no logro calmarme.

Suspirando, me levanto otra vez y en ese momento suena mi celular.

Tracy.

Mi corazón bombea rápidamente al leer su nombre en la pantalla, todo estaba bien, me digo a mí misma aquello y contesto.

―¿Tracy?― digo sin más.― Dios, estaba tan preocupada que no he logrado pegar el ojo, idiota.― trato de no llorar por la preocupación que acabo de pasar.― Tracy, ¿Estás ahí?

―Disculpe, no soy Tracy.― me siento recta y vuelve mi sentido de alarma al cuerpo.― La señorita ha tenido un accidente y marco desde el hospital.

Un pito comienza a sonar en mis oídos, la boca se me seca y de repente, siento mi corazón pesado.― ¿Señorita? ¿Sigue ahí?― habla del otro lado, susurro un sí y ella continúa.― La llamé porque salía en favoritos, en primera fila, ¿hice bien en llamarla?― solté otro sí.― Anote la dirección.― fui por una hoja y un lápiz, la escuché indicarme qué hospital era y en qué zona estaba, también me dio alguna que otra indicación para actuar en estos casos y yo, realmente, estaba en un estado de shock, no lograba pensar con claridad o formar otra oración que no fuesen un sí o un no, estaba en un estado en donde simplemente actuaba por actuar, la escuché despedirse y colgar y quedé ahí, creyendo que nada de esa conversación ocurrió, porque quería, necesitaba pensar de que aquello no era cierto. 

Pero miré la pantalla y en llamadas recientes salía el número de Tracy, me levanté y como pude, me cambié de ropa. Seguía sin procesar nada, porque, ¿qué sucedería conmigo si Tracy se apartaba de mi lado? ¿qué haría yo? ¿cómo seguiría sin ella? Era mi hermana, mi amiga, la madrina de mi hijo, mi familia entera, simplemente, no podía soportar aquella idea.

Fui hacia la casa de Eddith y golpeé la puerta, me abrió Marcus.― Elizabeth, ¿Qué sucede?― por alguna extraña razón, le conté todo, era como si mi cerebro actuara independientemente, dejando el caos de mis pensamientos para mí.

Muy sorprendido, fue a despertar a Eddith y ella llegó colocándose su bata y me guió hacia su cocina, en donde me sirvió un té para relajarme, pero no funcionó y di mis órdenes.― Llama a Joanne, dile que necesita venir a cuidar a Eliot, tú también, por favor, quédate a su lado.― asintieron.― Dile que llame a Sara, no podemos dejarla fuera de esto, yo me encargaré de llamar a Noah y Lucian, ahora, iré al hospital.

Me detuvo, afirmando delicadamente mi brazo.― ¿Puedo acompañarla? ¿O Marcus? No puede estar sola en su estado.― Tracy tampoco, pensé.

―No, no se preocupen.― me giré del todo, como un robot, porque eso es lo que era hasta ese momento, no podía siquiera llorar.

Supongo que no reaccionaría hasta que la tuviera en frente de mí, hasta saber su verdadero estado.

 

***

 

 

Al llegar a la clínica, lo primero que hago es preguntar sobre Tracy, la recepcionista me dice a dónde debo ir y luego, me interceptan algunas enfermeras para decirme que espere y luego, el doctor vino a mí y dijo que debía mantenerme tranquila pues una mujer embarazada no debería estar aquí.

Luego, cuando se da cuenta de que no me pensaba marchar, me habló sobre el estado crítico de Tracy, la operación a la que iba a ser sometida y el riesgo que había en la pérdida del bebé, así que lo primero que harían era una cesárea pues tenía casi ocho meses, entonces le dije que en realidad tenía siete meses de embarazo, vi cómo asintió en mi dirección y prosiguió a contarme todo lo que harían para salvar a mi amiga.

Pregunté sobre el consentimiento del padre y ellos me hablaron sobre algún protocolo de la clínica y otras cosas en las que dejé de prestar atención.

Llamé a Lucian quien respondió en seguida, había estado tan pendiente de la situación, que no me había dado cuenta del flujo del tiempo.―Hola, mi amor.― habla en cuanto atiende el celular.― Te iba a llamar ahora...

Su voz me traía a la realidad, el peligro que ellos corrían, un nudo se formó en mi garganta, impidiendo la emisión de cualquier palabra.―¿Elizabeth?― pregunta con preocupación.― ¿Estás bien?

Pensé en decir que no, pero me detengo al recordar que no era yo de la que debían preocuparse.― Lucian.― dije en apenas un susurro.― Tracy tuvo un accidente.― las palabras se atascan en mi garganta, como agujas, porque decirlo en voz alta sonaba tan real y demasiado doloroso.― Un auto se pasó la señal roja.― conté, Lucian no decía nada en absoluto.― Ahora está en pabellón, le harán una cesárea y la operarán. Está en riesgo vital.― sollozo.― Te necesito, Tracy y la niña necesitan a Noah.― ahora comenzaba a derramar gruesas lágrimas.― Por favor, Lucian...

― Iremos ahora.― dice en un susurro.― Mantente fuerte, ¿sí? Pronto estaré contigo.― pero yo sabía que tardarían, estaban en Egipto...― Ten fe, ella es fuerte.― asiento, porque era lo único que podía hacer.― Te amo, nos vemos.

―También te amo.― susurré con el corazón en la mano.

Habla un poco más conmigo, su voz tranquilizandome, cuando cuelgo, sigo extrañando la sensación de estar bien, de tener a Tracy a mi lado y a Lucian conmigo, quería tranquilidad y paz, sólo eso.― Señora.― una enfermera me trae al presente, la miro.― Las cosas de la señorita Tracy, ya ha entrado a pabellón y pronto, se realizará la cesárea.― me pregunté si él demorarse tanto en el proceso iba hacer arriesgado para ambos, y cuando le planteé la situación, no supo qué responderme.

Tomé la bolsa transparente que me tendía, ahí sólo estaba su bolso, la miré.― La ropa estaba hecha jirones y se decidió tirarla.― sentía la lágrimas en mis ojos, pero no se derramaban.




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