El IMPERIO TAIPICALA
Apu Tambo
Una torrencial lluvia caía a borbotones, los rayos parecían partir el cielo en fragmentos, mientras que el ensordecedor retumbar de los truenos y el viento huracanado, convertían la noche en un espectáculo siniestro. Sin embargo, Apu Tambo Sapa Qhapaq de los Hurin Ayllus y Willac Uma del imperio Taipicala, (Divino Tambo, Gran Señor de los Ayllus Hurin y Sumo Sacerdote) parecía no percatarse del diluvio que estaba cayendo, su mirada se encontraba perdida, alejada, ausente. Quizás, buscando en el infinito una explicación a todos los últimos acontecimientos que se habían dado en el Imperio. Cada día, nuevas disputas se producían entre las dos castas gobernantes: los Hanan Ayllus y los Hurin Ayllus (Hanan: guerreros y Hurin: sacerdotes). Disputas que se había iniciado tras la sorpresiva enfermedad de Apu Ari, Sapa Qhapaq de los Hanan Ayllus y del Imperio (Divino Ari, Gran Señor de los Ayllus Hurin y del Imperio).
A Apu Tambo, le parecía increíble que un hombre tan fuerte como el Emperador, se hubiese desmayado durante una simple danza ritual, y que pese a las atenciones de los más destacados Yatiris del imperio (sanadores andinos), los dolores de cabeza no hubiesen cesado, por el contrario, se produjeran desmayos constantes. Ante estos hechos se le realizó una trepanación con el objeto de retirar el posible coágulo de sangre que se suponía fuera la causa de su estado. Lamentablemente la operación fue un total fracaso y el Apu Ari quedo en estado vegetativo.
Este fugaz recuerdo del Apu Ari estremeció a Apu Tambo y le trajo vivos recuerdos del Sapa Qhapaq del Imperio, un hombre de porte noble y majestuoso, de semblante agradable, frente despejada, ojos muy vivos y penetrantes, modales finos pero firmes, que transmitían seguridad y era considerado por todos, como el más justo gobernante que había tenido el Imperio en los últimos tiempos, pese a que se había hecho cargo del gobierno del Imperio a la temprana edad de 18 años.
Apu Tambo, recordó que vio por primera vez al Apu Ari, cuando tenía 8 años, en una solemne ceremonia realizada en el Akapana (Pirámide ceremonial) en la cual su padre, Willac Uma del Imperio, realizó el sacrificio de una «pillco llama» (llama blanca) dedicada al Todopoderoso Apu Kon Tiki Illa Tecce Viracocha (Dios absoluto del Imperio) para pedir que caigan las lluvias, pues la sequía estaba ocasionando la perdida de los cultivos. A ese importante evento asistió toda la nobleza del Imperio Taipicala.
Concluida la ceremonia y cuando todos los participantes se retiraban, su padre se acercó al Apu Ari con la intención de despedirse, pero el Emperador lo retuvo, y viendo al pequeño Tambo, le indicó que se acercara, Tambo presuroso acudió al llamado y se postro ante el emperador, el cual con voz pausado y suave le dijo:
- Levántate pequeño Tambo, veo que has crecido mucho, aún recuerdo cuando tu padre a los pocos días de nacido te trajo a este mismo sagrado lugar, para presentarte a los Dioses, a mí y al Imperio, como su legítimo heredero.
El pequeño Tambo Yupanqui, se levantó tímidamente, miró de frente al poderoso Apu Ari y tuvo una agradable sensación al sentí su fuerte mano acariciar sobre su cabeza, luego se emocionaría mucho más cuando le escucho decir:
- Eres igual a tu padre y espero seas tan justo y noble como él. Desde ese instante el pequeño Tambo quedo cautivado por el señorío y nobleza de su Emperador.
Quince años más tarde, a la muerte de su padre, Tambo fue consagrado Sapa Qhapaq de los Hurin Ayllus y Villac Uma del Imperio Taipicala por el propio Apu Ari. Estaba aún rememorando esos hechos, cuando un fuerte rumor, producido por el ingreso al templo de un grupo de personas, rompió la magia de los recuerdos y lo trajo a la dura realidad.
En ese instante, el fulgor de un rayo ilumino la silueta de Apu Tambo, era un hombre alto, de estampa soberbia que frisaba los treintaicinco años, de cuerpo recio y fuerte, rostro duro con pómulos marcados y mandíbula fuerte. Traía puesta una túnica blanca sobre la cual llevaba un hermoso manto rojo, en su mano derecha portaba un báculo de oro macizo, señal de su elevado cargo y sobre la cabeza llevaba el Huampar Chucu, (casco en forma triangular señal que lo distinguía como Villac Uma), ante la presencia de su señor, los sacerdotes se postraron rodilla en tierra. Cachi Huallpa, quien era el sacerdote de mayor jerarquía después de Apu Tambo, sin levantarse, musito:
- Apu Tambo, te hemos buscado por todo el Kalasasaya (templo en el cual se encontraban). El Consejo de los Ayllus fundadores, ha enviado emisarios a todos los lugares que tú frecuentas, solicitando tu sagrada presencia, dicen que es muy urgente.
El rostro del Apu Tambo se iluminó al reconocer, al frente del grupo, a Cachi Huallpa, hermano menor de su madre. Una leve sonrisa dulcificó su rostro, por eso con tono amical dijo: Levántate y calma tu espíritu y explícame ¿cuál es la urgencia? ¿Le sucede algo al Emperador?