Señores de los Andes

CAPITULO XII

DECIDIENDO EL FUTURO

Diez años en el Valle escondido

Apu Tambo tenía la costumbre de salir todos los días muy temprano y dirigirse hasta el lago, para ahí sentado en una gran roca, meditar sobre el pasado, el presente y el futuro de su Señorío.

Justamente este día se cumplían diez años de la llegada al valle escondido, valle que los había cobijado y se convirtió en su nuevo hogar. Asimismo, también este era el tiempo que él se había fijado como límite para permanecer en este lugar y buscar un lugar más aparente para fundar un nuevo imperio.

En este valle habían nacido sus ocho hijos, que se habían convertido en su alegría y orgullo. Un inigualable grupo de Auquis (príncipes) que dirigidos por Ayar Manco de ocho años e integrado por Ayar Auca también de ocho, Ayar Cachi de siete y Ayar Uchu de seis, con sus hermanas Cora de siete años, Ocllo de seis, Huaco y Rahua de cinco años, recorrían por las tardes todo el valle haciendo de las suyas, pero siempre vigilados por una mamacona y 4 guerreros.

Sus Collas Mama Cora y Mama Ocllo inicialmente siendo madres, como es normal, tenían algunas preferencias por sus hijos, Apu Tambo viendo que estas actitudes podían malograr la perfecta relación entre ellas, las llamo al orden.

- Mama Cora y Mama Ocllo, quiero que me escuchen y presen atención a lo que voy a decirles – dijo Apu Tambo, con voz enérgica, que casi nunca usaba al dirigirse a ellas -.  He visto que cada día ustedes, quizás por el demasiado amor que tiene a sus hijos, se olvidan que los ocho son mis hijos, que con el tiempo se casaran entre ellos formando cuatro parejas en la cual uno de ellos será hijo de una de ustedes y que los hijos que ellos tengan, serán todos nietos de ambas. Que todos serán mis nietos, que quiero formen una familia muy unida. Les digo esto, porque por su desmedido amor, pueden producir finalmente peleas entre ustedes que afecten la unión que hoy existe entre Hanan y Hurin Ayllus y ocasionar que a Apu Kon Tiki Illa Tecce Viracocha nos castigue nuevamente, recuerden que esta es nuestra última oportunidad. Lamento recordarles que ustedes las dos son mis Collas, pero yo soy el Sapa Qhapaq y que mi voluntad es ley en este señorío.

Esto fue suficiente y jamás volvieron a tener ningún problema, la relación de ambas para con los ocho niños fue perfecta, sin diferencias, dándole a los ocho hijos de Apu Tambo la misma atención y cariño.

Las caravanas comerciales seguían realizándose, dos viajes al año hacia el noroeste, hasta el valle del rio Huatanay. También se abrió una nueva ruta hacia el oeste, cuya meta fue llegar hasta la Mamacocha (océano) con el interés de comerciar directamente con el reino Chincha y que desde la caída del Imperio Huari se había convirtió en el centro del comercio de todos los reinos y señoríos. En esa ruta se construyeron dos almacenes de productos los cuales eran atendidos por puquinas y habitantes de la zona.

Los guerreros seguían siendo entrenados en defensa y ataque, peleas con armas de madera, para no producir heridas peligrosas. Tiro al blanco de arco y flecha, hondas y lanzas. Practicas de lucha contra postes de madera.

Uso adecuado de sus escudos para atacar, como defensa personal y para formar barreras de escudos al frente y encima de sus cabezas para protegerse de las flechas enemigas).  

Parte de su preparación física consistía en derribar árboles, saltar sobre grandes obstáculos, correr en formación girando a la derecha e izquierda y realizaban marchas diarias de 10 kilómetros, con una carga de 30 kilos.

En cuanto a la fabricación de armas, los herreros nunca apagaban la fragua, rotando tres turnos para fabricar: hachas, porras, punta de flechas, y planchetas protectoras de escudos y cascos. Los artesanos confeccionaban: arcos, flechas, lanzas, ondas, escudos, cascos, mangos para las hachas y porras, túnicas de algodón reforzado y placas de madera para el pecho y espalda.

Mejorar la educación de los niños, aparte de la que le daban sus padres en el hogar, se creó para los varones, a partir de los 6 años, el Yachaywasi que estaba a cargo de los amautas, con quienes aprendían los preceptos morales, historia, religión y arte. Para las mujeres se creó el Acllahuasi donde las mamaconas les enseñaban: hilado, tejido, costura, cerámica y tallado.

Para los que querían ser sacerdotes se fundó el Tarpunytay, donde estudiaban ritos, ceremonias, símbolos, danzas, canciones e infinidades de cosas con el fin de adorar a Apu Kon Tiki Illa Tecce Viracocha.

Los mejores Amautas, Quipucamayos, Yatiris, artesanos y artistas tenían la obligación de trasmitir todos sus conocimientos a diez discípulos, durante tres años y estos a su vez, al culminar sus estudios, debían tener cinco aprendices.

La población gracias a la sagrada voluntad del Todopoderoso Apu Kon Tiki Illa Tecce Viracocha, había crecido, ahora eran cerca de cinco mil puquinas, debido al nacimiento de cerca de cuatro mil niños, después de abandonar la capital del Imperio Taipicala.

Apu Tambo estaba muy contento por los resultados y consideraba que quizás podrían quedarse no solo un año más, sino que quizás podrían esperar que crezcan un poco más la nueva generación de puquinas, ya que con la producción que tenían era más que suficiente ya que les quedaba bastante excedentes para comerciar.



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En el texto hay: poder, dioses y guerras

Editado: 01.04.2021

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