Señores de los Andes

CAPITULO XIII

LARGA ESTANCIA EN PACARITAMBO

Los hermanos Ayar

Los ocho hermanos Ayar, desde su niñez fueron muy unidos, los primeros años los pasaron en el valle escondido, protegidos por el total aislamiento del mundo exterior.

Eran muy queridos por todo el pueblo puquina y el orgullo de sus padres. Todas las mañanas salían con las mamaconas y recorrían los alrededores, corrían por el campo, tras de los pájaros y mariposas tratando de cogerlas, los mayores trepaban a los árboles para recoger alguna fruta que compartían con sus hermanos omse bañaban a las orillas del lago.

Luego emigraron junto con su pueblo al valle de rio Colca, donde estuvieron tres años y pudieron hacer amigos. Los hijos de los nobles del lugar se convirtieron en sus compañeros de travesuras.

Por las tardes los ocho hermanos recibían educación de los amautas, con quienes aprendían el Runa Simi, preceptos morales, historia, religión y arte.

Cuando abandonaron el valle del Colca fueron de un lugar a otro, en busca de un lugar aparente para establecerse y dedicarse a la agricultura, la cual dominaban, habían creado técnicas muy avanzadas, como aprovechar las laderas de los cerros para construir andenes y en las zonas planas camellones o waru warus. Asimismo, tuvieron la habilidad para construir represas ubicadas a mucha altura con el fin de almacenar las aguas de las lluvias que luego eran llevadas mediante canales a las tierras donde cultivaban: papa, camote, oca, olluco, zapallo, maíz, quinua, qañihua, kiwicha, frejoles, pallares, tarwi y coca. Criaban también cuyes, llamas y alpacas.

Seis años duro esta búsqueda en la cual se detenían en algunos lugares, cuando se les estaba acabando sus reservas, para sembrar, para terminada la cosecha reiniciar la marcha. Solo, en caso de buena cosecha se quedaban mayor tiempo.

Cuando se dirigían a una zona libre que se encontraba tras de un nevado, el grupo de avanzada dirigido por Apu Tambo, al trepar una ladera se produjo un enorme derrumbe de tierra y piedras que mantuvo aplastados por varias horas a todos los miembros del grupo. Los rescatistas lograron sacar a todos los atrapados con vida. Pero lamentablemente el más afectado fue Apu Tambo, quien había sufrido varias fracturas en la pierna derecha y moretones en todo el cuerpo. Al ser revisado por los Yatiris, estos entablillaron la pierna y curaron todas sus heridas. Gracias a Los dioses no eran de cuidado; pero insistieron que debía guardar reposo absoluto por un plazo no menor de 20 días. Esto obligo a los Ayar a buscar un lugar aparente para establecerse por un periodo más o menos largo y que tuviera tierras aparentes para la agricultura.

Después de enviar varios exploradores, uno de ellos trajo la solución. A tres kilómetros de ahí entre los nevados existía el valle llamado Pacaritambo (la posada del amanecer), situado al pie de una montaña llamada Tambotoco, ("casa de ventanas") que tenía tres enormes cuevas. La cueva central llamada Capactoco, (“ventana rica") y las laterales Marastoco y Sutictoco. En la primera tuvieron su génesis los Maras y en la tercera los Tambos. Los Puquinas ocuparon la cueva Central llamada Capactoco.

Allí se instalaron los puquinas, se familiarizaron con la tierra que los rodeaba y tuvieron que pelear con algunos grupos de pobladores o de viajeros que querían establecerse en las tierras por ellos ocupada. Es en esta etapa, cuando los hermanos Ayar empiezan a establecer divisiones y marcar jerarquías.

Ayar Manco era el mayor de los Ayar, el más astuto y sabio aparte de ser un gran estratega. Era un hombre alto, de estampa soberbia, de cuerpo recio y fuerte, rostro duro con pómulos marcados y mandíbula fuerte. Su esposa Mama Ocllo tenía la mirada amplia y ademanes sencillos y solemnes, la dulce y honda tonalidad de su voz, tenían el sello de su estirpe luminosa.

Ayar Auca, brazo derecho de Manco Qhapaq era la fuerza reflexiva y calculadora. El señor de la tierra, él coordinaba las siembras y las cosechas, marcaba las rutas. Guiaba a los guerreros en el ataque por la ruta debida. Su pareja estaba era Mama Huaco, una gran guerrera que inspiraba temor por sus dotes de estratega militar y fortaleza física. Se decía que tenía poderes mágicos.

Ayar Cachi, era el más, audaz, violento y dominante; pero a la vez, generoso y pródigo, siempre dispuesto a la lucha. Poseía una fuerza descomunal y con su honda arrojaba piedras que producían derrumbes en los acantilados. Era asimismo muy vanidoso e irresponsable. Su pareja era Mama Cora, una mujer muy hermosa, alegre y hacendosa.

Ayar Uchu, era místico y religioso, podía comunicarse con los dioses a través del viento, la tierra, el fuego y el agua. Hablaba poco, pero su antara sonaba siempre arrullando en la noche al pueblo puquina. Mientras que Mama Rahua guardaba y transmitía los secretos de las plantas medicinales. Tocaba la tinya, sabía tejer y guardaba en su memoria la historia de su pueblo.

Cuatro hermanos y cuatro hermanas que dejaron de ser jóvenes para asumir las responsabilidades de guiar a su pueblo.

Apu Tambo por ser un hombre muy activo, trato de levantarse antes de lo indicado, lo que causo varias complicaciones en su salud, que les impidió proseguir con el viaje.

A partir de ahí, la vida de Apu Tambo cambio totalmente, el guerrero fue herido y abatido. sus hijos crecieron y cada uno asumió una de sus funciones. Y la vida continúo, pero la salud de Tambo fue complicándose cada vez más. En varias oportunidades, estuvieron a punto de amputarle la pierna, pero la tenaz oposición de Apu Tambo impidió esta solución. Las infecciones eran permanentes y de inmediato curadas por los cuidados de Yatiris. Hasta que una junta de estos, indicó que debía ser obligado a permanecer inmovilizado por un bien tiempo. Apu Tambo ignoró este mandato y trato de ponerse en pie. Por la noche la fiebre consumía a Apu tambo y no hubo forma de bajarla. Al tercer día se recuperó, pero solo por unos minutos se recuperó, solo para designar a Manco como su sucesor, despedirse de su familia y finalmente entregar su alma a su padre Viracocha.



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En el texto hay: poder, dioses y guerras

Editado: 01.04.2021

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