Para la mañana del treinta y uno de diciembre Jack Weston esperó por Winnie en su auto. Se encontraba emocionado por asistir a la convención, aunque un poco preocupado por tener que pasar casi todo el día junto a Winnie.
Su mirada de asombro fue muy notoria. Winnie se había esforzado al máximo por caracterizarse como Luna Lovegood, a excepción de su túnica con fragmentos amarillos. Traía puestos los lentes que había usado el personaje en las películas y unos pendientes muy llamativos.
—Jamás he visto una Luna pelirroja. —comentó Jack cuando la joven subió al auto.
—Entonces seré la primera. —respondió ella con una sonrisa.
Jack inspeccionó su propio atuendo por un segundo. Él había llevado su túnica, pero decidió no colocársela hasta llegar a la feria, algo que obviamente Winnie no había hecho, sin embargo, aquello no se le hizo tan raro al joven. Winnie era así.
Puso en marcha el auto. Demorarían alrededor de veinte minutos en llegar, ya que la convención se celebraría en un pequeño castillo de Wibston, un poco alejado de la ciudad.
—¿Puedo poner música? —preguntó la joven, un tanto aburrida del silencio.
—Está bien. —aceptó él encendiendo la radio. —Con el botón de la derecha cambias de emisora.
—Ok...¡Oh! ¡Amo esta canción! —exclamó Winnie cuando la radio comenzó a sonar.
—¿Es en serio? ¿Los Backstreet Boys?
—¡Son geniales!
—No, no lo son. —negó él. —Es música para chicas.
—¡Tell me why! ¡Ain't nothin' but a heartache! !Tell me why! ¡Ain't nothin' but a mistake!
Jack se contuvo las ganas de reír. Winnie cantaba muy bien, eso no podía negarlo, pero el sentimiento con el que cantaba, sumado a la llamativa vestimenta que traía, solo la hacían ver graciosa.
—Luna Lovegood cantando All want it that way. ¡Genial! —comentó.
—Canta; no seas aburrido. —lo animó ella con una sonrisa, acercando su puño derecho hacia el rostro del joven, simulando un micrófono. Jack rodó los ojos de buen ánimo, y decidió dejarse de llevar para cantar junto a ella.
—¡I never wanna hear you say! ¡I want it that way!
Se detuvieron en el semáforo con las risas a tope. Una familia en un auto cercano los miraba con curiosidad debido al escándalo, provocando que Jack se avergonzara en su sitio, y se tranquilizara un poco. Vaya que Winnie lo había animado, aunque aquello sólo había logrado preocuparlo después.
"Mantén la compostura, Jack" se animó a sí mismo, y continuó manejando hacia la convención, con un poco más de seriedad.
...
Llegaron al lugar después de varios minutos con gran emoción, y con sus túnicas colocadas, aguardaron en la fila hasta poder ingresar al lugar.
El panorama era grandioso; desde afuera se podía presenciar el gran castillo que hacía la simulación de Hogwarts, y a las afueras, una calle disfrazada como el callejón Diagon que provocó un grito por parte de Winnie.
Ingresaron de forma ordenada, recibiendo un pequeño folleto en la entrada, el cual contenía una pequeña guía de todas las actividades que se realizarían a lo largo del día.
Caminaron por la calle observando la grandes tiendas a sus costados; ropa, manualidades, heladerías con temática de la saga y hasta una réplica de la tienda de varitas de Ollivanders y del banco de Gringotts, aunque éste último, sólo podía observarse desde afuera.
—Vamos a ver las varitas. —habló Winnie, y tomado a Jack del brazo, lo condujo hacia Ollivanders con mucha emoción.
El interior era muy parecido al original; Jack observó todo con mucho asombro. Esta feria demoraba meses en instalarse, y vaya que habían hecho un buen trabajo.
Winnie inspeccionó los estantes que contenían las varitas, no eran muchas, pero se encontraban las de todos los personajes de la saga. Tomó la de Luna Lovegood e inspeccionó el precio detrás de la caja.
—¡¿Doscientos temis?! —exclamó en voz baja, y devolvió la caja a su lugar. Aquel precio se escapaba de su presupuesto; no podía darse tal lujo.
—¿Pasó algo? —le preguntó Jack acercándose a ella.
—Nada, nada. Sigamos con el resto de tiendas.
Jack ojeó el estante rápidamente y entendió la situación. Asintió de manera tranquila y salió junto a Winnie de la tienda.
Continuaron su trayecto con la emoción inicial; compraron algunas cosas de la saga y se tomaron muchas fotografías en el lugar alegando que era como estar dentro del libro, y así, casi sin darse cuenta, ya eran las dos de la tarde y el estómago de ambos comenzó a rugir del hambre.
—Vamos a comer algo. Yo invito. —se ofreció Jack, e ingresaron a la cafetería de la calle. —¿Qué vas a pedir? —preguntó él una vez dentro.
—Es obvio. Una cerveza de mantequilla, y una hamburguesa con queso.
—Que sean dos de cada una entonces. —habló y le dictaron su orden a un mozo del lugar. —Oye, ahora que lo noto, tu apodo se parece a Winky, la elfina que se emborrachaba con cerveza de mantequilla.
—Sí. —respondió ella soltando una carcajada. —Aunque yo no me emborracho con eso, es decir, con otras cosas sí, pero con cerveza de mantequilla no.
Su comentario le pareció muy gracioso a Jack, por lo que rio junto a ella.
—Siempre tienes algo que decir ¿Verdad?
—Siempre debes tener algo que decir. —respondió. —A menos que el silencio sea tu mejor opción, y en este caso, no lo es.
—Concuerdo. —comentó Jack. —Hablemos, entonces...
Y así, ambos disfrutaron de un grato almuerzo rodeados de mucha magia y risas, algo que Jack Weston no esperaba, pero que el fondo, agradeció muy contento.
...
Para las tres de la tarde continuaron con su caminata. Tenían planeado ingresar al castillo para recibir una pequeña clase sobre alguna asignatura en especial, decidiéndose al final, por la clase de runas antiguas.