Señorita Prejuicios [1/2]

III - Josh Mcboy

Josh Mcboy había tenido el peor día de su vida en la preparatoria.

Primero había llegado tarde a la escuela después de que se quedará dormido para agarrar el camión; después, al momento de tomar el metro como segunda opción de transporte, se quedó dormido en el asiento, bajándose dos paradas después. Por lo que tomó un taxi para llegar, aunque fuera agotándose así, todo el dinero que le quedaba para comer. Todo para llegar dos clases después de la hora. Y al momento de llegar a la clase anterior del receso, ser regañado por la profesora por incumplimiento.

Y cómo si fuera poco, al momento de ir al comedor para platicar con sus amigos. Una señorita con una charola repleta de comida se entromete en su camino, y por la fuerza del impacto la señorita cayó al suelo.

Sorprendentemente nada en el plato se había derramado, solamente había sido un susto para los dos.

Pocas personas habían atendido este altercado, y los alumnos que lo vieron lo tacharon de un accidente poco interesante. Para el público general, la reacción de la señorita Dylan sería de lo más normal, un breve insulto, algo mordaz, pero cauteloso. De alguna manera, algo normal en su actitud.

Irónicamente la escena tomó un ritmo diferente.

Dylan solamente le dedicó un insulto sencillo y elocuente al chico:

—Quítate animal.

Josh, por el contrario, lejano a su personalidad y con demasiadas emociones en su cuerpo, explotó en medio del comedor, dejándose ganar por un "no sé qué" que le hizo regresarle la palabra.

—"¿Quítate animal?" Si eres tú la que no está viendo por tener los ojos pegados al trasero.

Aunque Dylan se indignó, decidió dejarlo pasar, solamente para levantar su comida e ir a su mesa. Sin embargo al intentar mover la pierna, su cuerpo retrocedió, por lo que fue inevitable para la señorita Becker caer de nuevo, y resbalarse, ahora sí, tirando todas las cosas encima de ella.

La torpe acción la había hecho sentir mal, un poco tonta. Se intentó levantar solo para ver la nota rosada de su padre manchada con algún líquido que llevaba en su charola.

Josh, lejos de encontrar empatía por su compañera, solo se mofó, y con un sentimiento indescriptible, le comenzó a gritar:

—Dime que se siente estar a los pies de alguien que consideras menos. Dime que se siente ser humillada de esa manera por ti misma, que seas la burla. —la gente de la mesas contiguas comenzó a echar ojo al altercado, y moviendo los torsos hacia el centro del comedor encontraron una escena jugosa en drama: Un chico desconocido que le gritaba a Dylan Becker.

—Dime, ¿Eres la más popular? Que se siente volverte un chiste para todos, que todo te salga mal y muestres tus inseguridades al público del que te ríes a sus espaldas. ¿Nunca lo habías sentido? ¡Pues claro! Solo eres una niña mimada con bonita ropa, no sabes lo que es trabajar o ganarse las cosas, y para variar eres una persona asquerosa... siempre viendo lo peor de todos, una señorita prejuicios...a.

Esa última letra desapareció en el aire. Josh no pudo acabar de hablar, su angustia e ira se había desvanecido lentamente hasta dejarlo satisfecho... Descargando por fin todas las energías negativas que había tenido desde la mañana.

Todo lo que había dicho, aunque sí eran cosas que pensaba sobre la Dylan Becker, la realidad es que no la conocía. A Dylan la mencionaban mucho en el colegio, no de mala manera, solo hacían comentarios sobre su belleza o su inteligencia. 

Josh solo era un chico de primer año, alguien de nuevo ingreso a comparación de la estudiante número uno del tercer grado. ¿Tenía voz o voto para hablar? ¿O solo eran ideas que él se inventaba? irónicamente, el prejuicioso en aquella interacción, fue Josh Mcboy...

Una voz interrumpió la escena, logrando que la gente volteará a ver a la puerta. —¿Qué te pasa inútil? ¿Qué demonios haces? —alguien había llegado gritando al comedor. Al principio no lo reconoció, ni tampoco supo qué responder, sólo vio a un joven gigante acercándose. 

Era Du Jester, el capitán de béisbol de tercer grado y el novio de Dylan Becker, la chica tirada en el suelo a su lado.

Josh olvidó por completo el arranque de ira que momentos antes había tenido, solo para ser sembrado de una emoción: el terror.

Pasos antes de que el gigante invadiera su espacio vital, Dylan Becker, la misma chica que Mcboy había humillado en público, se levantó para defenderlo:

—Je, espera, esto es un malentendido —Dylan se puso en medio de los dos, sin embargo no fue suficiente para pararlo. Jester solo la miró sin dejar de caminar.

—¿Malentendido? Estabas tirada en el suelo llena de comida. ¿Qué estoy malentendiendo?

Josh vio como Jester movió con una facilidad a su novia, no se preocupó de lo agresivo del movimiento, ni del daño que pudiera hacerle a Dylan, el violento chico solo estaba centrado en él. Tembló por unos segundos, sentía un miedo, uno que nunca había sentido.

—¿Cuál es tu nombre?

Sintió como se detuvo el tiempo y por horas se quedó mirando aterrado. Nervioso respondió:

—Josh Mcboy

—Mcboy, dame una razón... —Josh se moría, se arrepintió de muchas cosas, se murió por dentro, e intento desviar la mirada, pero no pudo. Solo su mente se desconecto. —... Para no matarte ahora.

Para ese momento, el alma de Josh había salido de su cuerpo, y una pequeña llama se encendió, detrás del pésimo día que había tenido, solo le quedaban imágenes, tontas imágenes que recordó como un carrusel. Cada uno de los momentos para llegar a esta situación se presentaban rápidamente en su mente: cómo había perdido el autobús, como se había dormido en el metro, la manera en la que lo habían regañado en la clase y sobre todo como había gritado como estúpido enfrente de toda la escuela... 

En sus últimos pensamientos solo pudo pensar en la chica que le gustaba, Alexa Borrel. Se imaginó una vida con ella, felices, yendo al parque, a la playa. Para después ver en su mente escenas de su funeral, la gente llorando en su tumba y a Du Jester en la cárcel, mientras se imaginaba siendo acosado por un hombre.




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