—Oh, buenos días. Usted debe ser la señorita Dylan Becker.
—Buenos días.
Me hizo un gesto para entrar por completo a la oficina.
—Esta mañana se comunicó el director conmigo, me explicó que le había solicitado tener una cita semanal de terapia... Además ya me platicó un poco sobre usted señorita. Me presento, soy la licenciada Cardona Amaner.
—Mucho gusto licenciada.
Me sonrío por debajo, y comenzó a bajar la mano lentamente para que yo me sentará en alguna de las dos sillas cercanas.
Pude observar un pequeño violín de juguete como decoración en las paredes de la oficina junto a un lindo letrero en su escritorio que decía: "Psicóloga".
—Estoy actualizada que terminaste afectada por la pelea que hubo el día de ayer... —asentí. —Y que se encuentra un poco delicada para hablar del tema... Como especialista, me gustaría no solo abarcar esos temas, si no en general, apoyarla de forma académica. ¿Siente que después del incidente le podría afectar en su rutina estudiantil?
No contesté tan veloz como me hubiera gustado, pero intenté reflexionar la pregunta. No quería mentirle, pero tampoco aceptar que me sentía muy perdida en estos momentos.
—No creo. —no respondió y solo me miró.
—No debería sentir miedo de aceptar las cosas, señorita Becker... En caso de necesitar expresar algo, la escucharé...
Supuse que las pausas dramáticas que estaba haciendo, eran para que respondiera a sus preguntas o afirmara sus oraciones. No lo pensé mucho y le exclamé con un "ok" para que prosiguiera.
—Antes de hablar de este tema. ¿Ahorita cómo se siente?
—Un poco nerviosa, intranquila e incómoda.
—¿Incómoda?
—Si, este, verá, desde que pasó la pelea, no quiero almorzar en el comedor escolar. De alguna manera estaría presionando a mis compañeros a que tomen una postura...
—¿A qué se refiere con: "postura"?
Dejé mi mente divagar un momento. —Mi nov... Du Jester es muy social con sus compañeros y amigos del equipo de béisbol, siento que puedo presionar inconscientemente para que la gente ya no le hable, o se aleje de su lado.
—El señor Jester, ya no es parte del equipo de béisbol, fue sancionado.
Abrí la boca de la impresión, apenas me estaba enterando de esta información.
—¿Cuándo se tomó la decisión de sacarlo del equipo?
—Hoy en la mañana.
Sentí una punzada en el pecho, lo conocía muy bien, lo que más amaba en su vida era el béisbol, lo adoraba tanto... Este fue el peor castigo que le pudieron dar.
—¿Lo conoces desde hace mucho?
—Prefiero no contestar.
Estaba afectada por ese hecho, sentía que de alguna manera era mi culpa todo lo que estaba pasando, por no poderlo detener. Mis ojos se empezaron a llenar de lágrimas, y quería llorar.
—Me siento muy mal, por todo eso. Jester golpeó a un chico y fue sancionado, solo porque no me supe defender, no es justo. Entiendo que lo que él hizo está mal, y no debería de volver a ocurrir. Pero yo lo pude haber evitado.
La licenciada me miro fijamente, mientras me escuchaba. —¿Has hablado con él?
—Lo bloquee, no lo quiero ver, tengo mucho miedo, cuando pienso en él no se me olvida esa escena, golpeando al chico de primer grado. Me duele mucho recordar su cara, y no puedo olvidar como el chico de primero lo veía, repleto de miedo...
La psicóloga estaba consternada, supuse que no se esperaba una reacción así de mí. Fijó los ojos y procedió a hablar:
—Si te sientes tan mal deberías de ir al comedor y hablar con él, enfrentar el problema y decirle como te sientes.
—Lo pensé. Pero parece que no vino hoy, no llegó al salón de clases.
—Pues, podrías comenzar pidiéndole disculpas públicas a Josh Mcboy, es el chico de primer grado, ¿No?
Solo asentí con algunas lágrimas traicioneras en el rostro. No había llorado, era una combinación de emociones de rabia y tristeza..
La psicóloga me preguntó sobre...
...
La chica más popular del colegio caminaba por los pasillos del comedor acercándose a su mesa con una bandeja de comida. Dylan Becker, era la chica más aclamada del lugar, y no era por capricho, destacaba en todos los ámbitos académicos posibles y lograba ser perfecta en casi todos los espectros sociales: atractiva, de buen físico, familia bien posicionada, admirada por sus compañeros, aplicada, presencia inconfundible, de gran conducta y carácter innato. Ella ostentaba el trono como la "popular" de la institución.
O al menos, eso había sido antes, la conmoción del día anterior la había puesto en la mira de todos, como un chisme fugaz que toma por sorpresa, pero engancha al espectador. Además de ella, algunas otras personalidades del colegio observaban a la señorita de forma intrigada. "Señorita Prejuicios", le habían comenzado a apodar tras la escena con Josh Mcboy, unas horas antes..
Anteriormente, se había destacado por su personalidad autoritaria y directa, con la que logra liderar el comedor escolar en los descansos. Ahora parecía ser parte de un rumor, intranquila, incómoda, y con los ojos rojos, que para algunos estudiantes, era indicio de una persona que estaba exaltada y destruida por el día de ayer.
Por otro lado, el comedor en las novelas americanas es comparado con un campo de batalla, una guerra social entre los bandos no-populares y los grupos "populares".
Para muchos, los grupos de estudiantes no se pueden clasificar o dividir en etiquetas. Aunque una realidad es que ser parte de un grupo de estudiantes es compartir múltiples características que te definirían en un espectro social. Por ejemplo, la señorita Dylan ostenta el trono a la popular, y ella junto a su grupo de amigas logran englobarse como: "las populares", es decir Dylan Becker, Daniela Radón y Danny Cooper eran las estudiantes más altas en el espectro social.
Las cuales de alguna manera, estaban viendo manchada su imagen por culpa de Dylan.
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Editado: 07.09.2023