Señorita Prejuicios [1/2]

XII - Noche

Armando Becker estaba cenando con toda la tranquilidad del mundo, cuando su hija entró a la casa anunciado su llegada:

—Ya llegué, buenas noches.

—¿Dónde estabas?

—En la preparatoria, me quede a una grabación.

Armando la miró brevemente, alzó los hombros, y siguió cenando. Aunque en un primer momento, la quería regañar por llegar a esa hora, de noche y sin ningún pudor para avisar, decidió dejarlo por las buenas y seguir comiendo.

—¿Cómo te fue hoy?

—¿No me vas a regañar por llegar a esta hora sin haberte avisado?

—Parece que entiendes tus obligaciones, mejor que yo... —prosiguió con la cena mientras la invitaba a sentarse con un gesto. Gesto que aceptó. —¿Entonces te fue mal?

—No, no, para nada. Hablé con el director.

—¿Con el director? ¿Con Scott? —este comentario le sorprendió al padre. Esperaba que todo estuviera bien.

—Ajá, me citó en su oficina y... ¿Le dijiste Scott? ¡¿Lo conoces?!

—Algo así. ¿Qué te dijo?

—No mucho, fue muy rápido, me mando con la psicóloga escolar.

—Mira, mira, jajaja.

—¿Qué? —Armando solo río mientras veía su rostro.

—¿Cuándo será tu primera sesión?

—Fue hoy... Hablamos de cómo me sentía... Hablamos sobre todo de ayer. —Dylan, dejó de hablar y por unos segundos Armando vio la tristeza en su mirada.

—Me da alegría que vayas con la psicóloga, si lo deseas, puedes ir a una privada.

—No, no, así está bien.

Por algunos segundos hubo un silencio.

—Hablé con el chico, y le pedí disculpas públicas.

—¿En serio? Me imagino que hablaste con el joven al que golpearón. —Dylan afirmó con su cabeza suavemente. —Pero, ¿Por qué te disculpaste tú? —Armando dejó de comer para mirarla con agudeza. Su hija no era una persona de pedir disculpas, no la conocía lo suficiente, pero estaba más que claro que ella estaba lejos de ser así.

—Me siento muy culpable.

—¿Pero que le dijiste? ¿O qué te hace sentir así?

—Siento que todo es mi culpa... Además, estoy casi segura que le dije: "Quítate animal"

Armando intentó no reír ante ese insulto, tal vez un poco clasista, pero bastante gracioso. Admitía que estaba mal reírse, y no se enorgullecía de su reacción.

—Que mal —puso su mejor cara seria.

—Y pues, hablé con él, y le ayudaré en un cortometraje para la preparatoria, es sobre mí y...

—Espera, ¿Qué?

—Si, un cortometraje, el chico es del club de cine y necesitaba una actriz.

—Mmm, Dylan, ¿Cómo describirías al chico?

—Tonto.

—Ajá.

—Algo bobo y extraño.

Armando se le quedó mirando, y una idea llegó a su cabeza. Pensó en decirle algo pero decidió mejor no comentarlo. Se contuvo en darle algún consejo aunque por un fugaz momento pensó en que si a Dylan le daba mucha lástima, tal vez, confundiera esas emociones y ella y ese chico terminaran en situaciones extrañas... Cómo comenzar a salir.

...

Tachi y Josh caminaban hacía la casa de la chica. Ya era tarde, y Josh la pensaba dejar en su casa. Generalmente, siempre salían juntos hacia su casa Angel, Tachi y él. Hoy no era la excepción. Ángel era siempre el primero en deviar su camino dejando un momento de intimidad entre Tachi y Josh.

—Entonces, el profesor me pidió mi cuaderno y me dijo que no sabía cuidar cuadernos, que estaban todos aplastados, y una chica del salón gritó: "No solo el cuaderno" y todos se rieron...

—Que horrible comentario —exclamó Tachi ante lo que acaba de contar Josh.

—A mí me dio risa.

—A ti todo te da risa.

Un pequeño silencio apareció.

—Oye Josh. ¿Puedo hacerte una pregunta? ¿Una incómoda?

—Yess, te escucho.

—Pero es de verdad incómoda.

—Yess, te escucho.

—Hay alguna chica... ¿Qué te llame la atención?

—¿Qué me llame la atención?

—Ajá... Qué te guste.

—Claro.

Aunque Tachi, se lo había planteado después de ver sus reacciones con Dylan Becker, esa efusividad que manejaba y esa rara, pero evidente atención que le brindaba. Tachi temía lo peor... Que Josh Mcboy, se estuviera enamorando de...

—Alexa Borrel

—¿Quién? ¿Disculpa? —Tachi se quedó inmovil mirándolo.

—¿Estás bien? Me llama la atención Alexa Borrel.

—¿Quién es esa?

—Es de tercer grado, la líder del club de música.

Tachi se le quedó mirando raro, sus comentarios eran genuinos y no estaba ocultando nada. Josh decía de verdad las cosas.

—Pensé que dirías a Dylan Becker.

—Mmm, pues no. ¿Por qué ella?

—Le pediste que fuera la actriz de un corto, la grabamos hoy, es bonita... No lo sé, te portaste raro.

—¿Ah? Pues... Es para el corto, y poder conseguir el financiamiento de la escuela.

—Ah... Entonces, ¿Alexa Borrel?

—Yess, es mi amor platónico, por si le hablas, para que le hables bien de mí.

—Jajaja, Josh Mcboy, estas loco, claro que no le hablo, ni la conozco.

—Pues uno nunca sabe, Tachi. —después de escuchar este comentario la chica se comenzó a reír efusivamente.

—De verdad pensaba, que te gustaba Becker...

—¿Achis?

—Nunca eres atento con nadie, no te rías, es en serio... Otra pregunta...

—Dime.

Tachi lo pensó por segundos, pero se arrepintió al momento, y le cambio la pregunta:

—¿Por qué le gritaste ayer a Becker?

—No estoy seguro, creo que venía lleno de estrés desde antes, me arrepiento un poco de lo que le dije. Aunque, no sé, tengo esos recuerdos medio vacíos. Muchas de las cosas que dije, no las creo, pero otras... Tal vez un poco...

—¿Cómo cuáles?

—Le dije niña mimada, supongo que por verla siempre tan arreglada y con bonita ropa, que siempre combina y le queda muy linda.

—Josh Mcboy, ¿Sabes cuando una prenda combina?

—Quiero creer que sí.

—Jajaja. Te golpearon mucho ayer, ¿Verdad?




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