Habían pasado unas horas desde el evento en el auditorio. Ya era de tarde y el colegio estaba casi vacío. Los entrenamientos estaban por acabar y Ken Martínez, el "lobo", estaba estacionado afuera de uno de los edificios.
Mientras este esperaba para irse a descansar, este reflexionaba sobre su semana. Tenía que admitir que él tenía una vida casi perfecta. Estudiaba en una escuela de calidad con un buen nivel socioeconómico, no se consideraba guapo, pero cuidaba mucho su cuerpo e higiene. Era aplicado con sus notas y sus entrenamientos. Sin duda, alguien muy orgulloso de sus logros intrapersonales. Pero había un pequeño conflicto. Una mujer.
Hace algunos meses había comenzado a salir con una chica, era bonita, inteligente y atractiva. Aunque no era ninguna de esas cualidades las que habían sido detonantes para interesarse en ella. Los dos se veían recurrentemente y se trataban con mucho amor, se procuraban detalles y mantenían una buena comunicación. Había un pero.
La puerta de su auto se abrió, Danny Cooper entró y le dio un beso en la boca para después decir:
—Vámonos.
El auto arrancó y al pestañar ya estaba saliendo de la institución. La chica se le quedó mirando de forma seca. Ken ya conocía esa mirada, era de enojo.
—¿Pasa algo?
—Fíjate que sí pasa, veraz, hoy en el rally vi como una chica se cayó y se lastimó y tú, el chico todo generoso decidió llevarla como princesa hasta la meta.
—¿Hice algo mal?
—Sí, ¿Por qué la levantaste así?
—Porque no podía caminar.
—Sí, ¿Pero por qué no solo la sacaste del camino? ¿O tal vez solamente la hubieras dejado tirada sin verla?
—Sabes que no la dejaría ahí. ¿Cuál es el problema?
—Pues ¿No pensaste qué tal vez solamente se dejó caer para ella ser cargada en brazos por el maravilloso Ken Martínez, en sus fuertes brazos como una doncella y después recibir un beso de su príncipe azul?
Ken paró el auto y dirigió su mirada: —Si tanto te molesta que alguien intente llamar mi atención. ¿Por qué no simplemente me dejas decirle a las personas que estoy saliendo contigo?
Aquel era el conflicto que tanto lo aquejaba. Ken Martínez estaba saliendo con Danny Cooper, pero la chica no quería que nadie supiera, todo tenía que ser secreto... Nadie tenía que enterarse, ni sus amigos, ni sus amigas...
...
—Bienvenidos al segundo día del ¡Rally de líderes! —el público gritó de emoción. Viendo fijamente al director, se encontraba Dylan Becker, pensando en la nueva dinámica que pondría el jefe de esta institución. Lo único que sabía de este ejercicio sería que jugarían a algo llamado: "Alimentar al lobo".
—Veo con mucha energía a los equipos y sus líderes. Sé que hoy, pondrán todos a prueba sus conocimientos, y su inteligencia... Hoy todos sus equipos jugarán al... ¡"Alimentando al lobo"!
El público nuevamente aclamo, aunque con mayor confusión: "¿Alimentando al lobo?"
Scott aclaró su garganta: —Le pedí a 15 de sus maestros que nos ayudaran para esta actividad. Les explico, afuera del auditorio, encontrarán un pequeño laberinto hecho con mamparas y tela. Dentro de ahí habrá 15 maestros que les darán una pista sobre un acertijo. Pero solo les dirán una pista una vez por equipo. No se repetirá. Los líderes no pueden entrar al laberinto y únicamente equipos conformados de 4 personas podrán entrar. El líder puede mandar cuantos equipos quiera, pero no se podrá comunicar con ellos por teléfono o celular y solo podrán ser equipos de cuatro integrantes, ni menos, ni más. ¿Todo correcto?
Un chico levantó la mano. —¿Por qué se llama: "Alimentando al lobo"?
—Sencillo joven, el equipo que gane, será aquel que me logré decir, que le darían de comer a este lobo... Cuando sepan la respuesta, el líder tendrá que entrar al auditorio a decirmela. Pero si falla, pierde el equipo. Tiene 10 minutos para prepararse.
...
Dylan Becker observaba a su equipo con tranquilidad, a su lado Daniela Radón la observaba. Pues somos 42 sin contarme, o sea, podemos hacer 10 equipos de 4. y me quedaría yo y Daniela Radón. Los mandaremos todos.
Josh habló: —¿No es una mala idea mandar a todos de golpe?
Antes de que Dylan Becker pudiera decir algo, Daniela Radón le ganó: —Mala idea es considerar tu opinión.
—Basta Daniela... Pero Josh tiene razón, mandar a todos puede ser contraproducente, además, es difícil saber dónde está el truco en esto.
...
Evan estaba mirando como Aranda, su segundo al mando lograba organizar los equipos. Al menos con todos menos con alguien. De entre el grupo de 29, una chica se negaba a colaborar. Evan no pensaba intervenir, pero al ver que Aranda de verdad estaba discutiendo se acercó.
—¿Qué está pasando?
Aranda y la chica se tensaron. Evan la reconoció al instante
—¿No eres tú la que saltó contra mí ayer? —la chica le sonrió a Evan. —¿Te acuerdas de mí? Que maleducada, mi nombre es Karla, aunque me dicen Kika —agarró el brazo de Evan y lo abrazó.
Evan solo soltó su agarre. —¿Qué está pasando?
—No me hace caso. —Aranda señaló a la chica quien solo le sacó la lengua.
—Y no le haré caso, ni a él, ni a nadie, eso te cuenta a ti, guapo —la chica señaló a Evan de una manera seductora. Para Evan esto era poco común, así que solo lo dejó pasar.
—Exactamente, ¿Qué comenzó la pelea?
Aranda se quedó mirando a la chica: —Estoy organizándolo como equipo, a ella no le gusto su equipo.
—Entonces que sé quede aquí, conmigo. Solo podemos hacer 7 equipos de 4, y alguien se quedará, que sea ella. Total, tú te encargarás a dentro. —Evan miró al chico. —Kika y yo nos quedaremos aquí, descifrando las pistas. Necesito que logres que todos agarren una pista y regresen, que todos los equipos vayan por la derecha, para que no se pierdan, cuando tengan una pista regresen. Y listo, sencillo. Eventualmente recorrerán todo el laberinto.
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Editado: 07.09.2023