Sentate,tenemos que hablar

Primer acto

(Transcurre en una cocina comedor. Hay un bolso con ropa desordenada sobre una mesa. Un hombre agarra una pava, la llena de agua y la pone en el fuego. Luego agarra un mate, le pone yerba y después la bombilla. Fuerza el mate, se le resbala y cae. La yerba queda desparramada en la mesada. Refunfuña. Lo vuelve a agarrar. Otro hombre se acerca por la puerta de la izquierda)

Mariano y Carlos
CARLOS: ¿Qué estás haciendo?
MARIANO: Intento hacer mate. Pero la bombilla no entra. (A Mariano se le cae el mate en la mesada. Carlos mira y se ríe). ¡No te rías! ¡Es para vos! A mí no me gusta el mate. Es agua caliente... Con sarro de dientes ajenos... Y migas de pan o galletitas... Y...
CARLOS: (Revolea los ojos). Deberías haber estudiado biología. Serías un gran infectólogo.
MARIANO: ¡¿Me podés ayudar con esto? (Carlos pone la bombilla en el mate casi vacío, junta la yerba de la mesada y la pone en el mate. Luego lo ceba). ¿Qué hiciste?
CARLOS: Es más fácil poner primero la bombilla y después la yerba. (Mirándolo fijamente).
MARIANO: ¡No, eso no! ¿Juntaste la yerba de la mesada y la pusiste en el mate que vas a tomar? ¡Qué asco! (Carlos sonríe y niega con la cabeza. Luego toma el primer mate y lo escupe). ¿Te salió tan feo? ¡Es porque juntaste la yerba sucia! ¿Ves que tengo razón?
CARLOS: (Suspira) ¡Sos tan ocurrente! ¡La verdad que voy a extrañarte!
MARIANO: No te preocupes, vuelvo el mes que viene. Pasa rápido el tiempo. (Carlos lo mira atónito). ¿Pasa algo?
CARLOS: ¿No lo hablamos?
MARIANO: ¿Qué? ¿Cuándo vuelvo?
CARLOS: (Se agarra la cabeza) ¡No lo puedo creer! ¡Soy un colgado! (Le señala la silla) ¡Me vas a odiar por avisarte así! Sentate, tenemos que hablar.
MARIANO: (Doblando la ropa deprisa). Tengo que terminar de acomodar las cosas, podés hablarme mientras guardo...
CARLOS: (Imperativo). ¡Sentate que me ponés nervioso ahí parado!
MARIANO: (Sin mirarlo, cierra el bolso y se lo cuelga). No puedo sentarme, se me hace tarde. (Va hasta la puerta). Hablemos la próxima vez que nos veamos.
CARLOS: (Cierra los ojos). ¿Y si te digo que no va a haber próxima vez? (Mariano se queda congelado. Carlos abre un ojo para mirarlo) ¿Ahora sí te sentás?
MARIANO: (Se sienta) No entiendo que… ¿Hice algo?
CARLOS: ¡No! No, el tonto fui yo que se olvidó de contarte. ¡Tendría que haberlo anotado en mi agenda!
MARIANO: ¿Contarme qué?
CARLOS: ¡Tengo novio! (Mariano se queda boquiabierto) Bueno, “NOVIO” no. Estamos en algo. Pero me dijo que le gustaría formalizar y vos estás sobrando.
MARIANO: (Reaccionando) ¿Soy cornudo?
CARLOS: (Extrañado) No sé, preguntale a tu esposa.
MARIANO: ¡Carlos! ¿Me cagaste?
CARLOS: (Ríe nervioso) ¡Ah! ¿Éramos exclusivos?
MARIANO: (Grita) ¿Me estás cargando?!
CARLOS: Ah, estábamos jugando juegos diferentes. (Se acerca y le acaricia la espalda)
MARIANO: Pero...no entiendo nada. ¿Para vos soy tu amante solamente?
CARLOS: (Con pena) Eh… Si.
MARIANO: (Más tranquilo). ¿Nunca sentiste nada por mí? (Saca su brazo con furia). ¡Además de la lástima que estás sintiendo ahora!
CARLOS: Siempre supe que me metí con un hombre casado. No puedo proyectar nada con vos. Y de pronto, apareció Pedro en la cancha y fue todo tan claro. (Sonríe enamorado). Es diferente, nunca me pasó algo así con alguien... Cuando nos miramos yo...
MARIANO: (Se para y lo interrumpe). ¿Podés callarte?
CARLOS: Creo que mi idea de seguir siendo amigos no la vas a tomar muy bien.
MARIANO: (Sarcástico) ¡No, si es una idea brillante! Y en unos años puedo ser testigo de su boda, ¿no es genial?
(Silencio incómodo)
CARLOS: Tengo una solución.
MARIANO: (Cansado). ¡A ver, genio!
CARLOS: ¡Casémonos!
MARIANO: (Sorprendido) ¿Qué?
CARLOS: Vos te divorcias, nos casamos y me presentas a tus hijos. Con mis hermanos, estoy acostumbrado a los adolescentes.
MARIANO: (Se queda pensativo un rato. Después contesta con voz normal). Tenés razón. Sí, es verdad. Bueno (agarra su bolso), que te vaya bien, que sean felices. (Carlos intenta hablar). No, no agregues más nada, tenés razón, no vale la pena que te estanques conmigo. Aprendé de mí, no te ates a nada que te haga mal. (Le besa la frente). Acordate de mí, no sigas mis pasos, no te ates a lo que no te sirva. (Se va pegando un portazo).
CARLOS: (Se ceba un mate). Ojalá puedas desatarte algún día. (Toma el mate).

FIN DEL PRIMER ACTO



#12679 en Otros
#1863 en Humor

En el texto hay: teatro, amor, lgbt+

Editado: 02.06.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.