Sentimiento Atormentado

❦ Prefacio

— Doncella de ojos rojos como la sangre y piel blanca como la nieve, cabello oscuro como la noche y cuerpo tan delicado como el cristal ¡oh doncella! Tan cautelosa y bella, tu que reinas por tu belleza, tu que mueres por inocencia...

Esa historia, la recuerdo, amaba escucharla, pero me aterraba sentirla, como justamente lo hacía ahora, observando desde los ojos de otra persona a través de mi propia memoria.

Cada vez que lo soñaba, lo sentía, el cómo sacrificaban a esas personas que fueron rechazadas por la humanidad, sí, aquellos que eran diferentes presentando rasgos físicos o psicológicos que no congeniaban con la biología humana o que se creía que estaban en contra de la inquisición, aquellos a los que denominaban "defectos".

La mujer que caminaba con pasos cortos, Angélica DeLagnest, nacida para la monarquía, con cadenas en sus manos y pies, llevaba un vestido blanco todo polvoriento y sucio, que denotaba su cuerpo debido a que el vestuario tenía agujeros y manchas rojas de sangre, sus piernas con falta de nutrición y con un rostro de depresión. Todo esto es su culpa, culpa de sus padres, por haber odiado y despreciado a los defectos; nada más ni menos la ejecución inmediata fue ordenada por parte del rey, quién años después de haber recibido el nacimiento de su hija y la futura heredera al trono, fue castigado con su propia ley atándole la soga al cuello con la muerte de su única hija.

—He aquí la princesa ilegitima de la familia Real, DeLagnest.

Mientras le observaba oculta entre la muchedumbre, más que todo de duques, condes y burgueses, los reyes observaban temerosos la ejecución de la princesa, la joven doncella caminaba en dirección al verdugo, este de apariencia obesa y grotescamente fuerte, cargaba consigo en su rostro una máscara con parecido al diseño de cuervo y en sus brazos tenía cicatrices casi ocultos con tatuajes que (según los rumores) representaban el castigo de la realeza, sonaban las campanas de la iglesia, era mediodía, y al sonar la doceava campanada, la princesa ha fallecido ahorcada.

Despierto con sobresalto en mi corazón, asustada, con movimientos bruscos me levanto de mi cama, pero aún recuerdo que estoy conectada, "¿no mejora?" me pregunto a mí misma, luego niego con la cabeza observando como el monitor de signos vitales que diagnosticaba mi estado.

La hija proveniente de un linaje importante, una familia de médicos y científicos, Julieta VonShkarovf, una joven chica que no conoce la vida, la sociedad y el avance del ser vivo en el día a día, encerrada en una vieja mansión que ha perdurado generaciones; esa persona vacía soy yo, conectada a maquinas que mantienen mi vida, merodeando los mismos lugares que ya conozco, en otras palabras, sólo estoy acabando lentamente con mi existencia.

Tomo el cuadernillo que estaba en la mesa de noche y comienzo a escribir aquel sueño, mis manos se mueven rápidamente agilizando cada vez más la caligrafía, pensando en volverlo toda mi historia, pensando argumentos y descripciones, como si aquello lo hubiese vivido, "¿y si tan sólo? No" niego de inmediato, había pasado el simple hecho por mi cabeza de que pasaría si hubiese sido aquella mujer con la que tantas veces he soñado y sido en estos sueños tan repentinos, entonces un punzante dolor de cabeza me ataca sin consentimiento alguno, mi pecho comienza a doler y el monitor empieza a tildar, tanto que mis oídos no soportan el chirriante sonido.

"No, no de nuevo." Pienso.

Me sostengo de la baranda tratando de pedir ayuda, pero nada salía de mis cuerdas vocales, se sentía como si por dentro me quebrara.

Una enfermera, de piel morena y cabello negro entra apresurada y con las manos temblorosas, intenta inyectar la formula en mi vena arterial.

—Oh vaya, nada mejora, sólo queda desconectarla, con el consentimiento mutuo del doctor, aunque sería una pérdida de tiempo, él no lo aprobaría. —la mujer negó y decidida a actuar, inyecto la solución. — quizás sólo quiere hacer sufrir a su hija, en vez de matarla de una sola vez.

Eso lo escuché, claramente lo hice, ella tal vez pensó que no estaba consciente de sus palabras. Pero eso dolió, la verdad duele, pero, ¿Qué podía hacer yo?

Como última observación de la realidad, mis ojos lentamente se cerraban por la pesadez que mis parpados sentían envolviéndome en un sueño profundo.

De nuevo me levanto con mi corazón palpitando muy fuerte, "¿todo fue un sueño?" pensé, pero mi visión dice todo lo contrario a mis palabras, de modo a que me confunde totalmente.

Los pastizales tan verdes como el color de las esmeraldas y el sol radiante que golpeaba mi vista, un campo lleno de flores de distintas razas, como la catleya y la amapola que eran las que más abundaban, el cielo despejado tan azul como los lagos que, con riachuelos y cascadas, parecía uno de esos cuentos de hadas que mi padre me contaba cuando era una niña, pero no, por un momento lo sentí diferente, como si fuese real por un momento.

Me levanté de inmediato y observé el panorama de forma completa, más abajo podía notarse un conjunto de casas de diseño antiguo además por medio del camino habían animales, más que todo de raza ovina, bajé por una pequeña colina que se encontraba cerca de mi ubicación anterior, explorando detalladamente el valle identificando flores y rocas que en su mayoría he visto sólo en los libros de botánica que había en la biblioteca de mi familia.



#29981 en Otros
#2017 en Novela histórica
#2860 en Paranormal
#870 en Mística

En el texto hay: sentimientos, romances, romance y drama

Editado: 09.06.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.