Sentimientos encontrados. Parte 1.

Instinto protector

Los videos grabados el día del evento de la comunidad mexicana corrieron como la pólvora en el colegio. Muchas chicas que alguna vez estuvieron en contra de Andrea por estar tan cerca de los inalcanzables, ahora le rogaban, algunas porque les enseñara esos bailes y otras, porque las presentara con Ricardo.

Era mediados de octubre cuando el profesor Tachibana llamó tanto a Andy como a Yuki.

―Hablé con el director Kinomoto ―les explicó―, al parecer hay muchas jovencitas que ven estos bailes como algo romántico y quieren aprender, pero también hay algunos chicos algo tímidos que lo ven como oportunidad para conocer chicas. ―El profesor se dirigió a Yuki―. Tengo entendido que Goicoa te ha estado enseñando estos bailes y que estás avanzando muy rápido, ¿no es así?

―Así es ―quien contestó fue Andrea―. Yuu-chan tiene mucha facilidad para el baile, y aprende todo en un santiamén.

―Sé que es mucho pedir, pero ¿podrían considerar la posibilidad de abrir un club de bailes mexicanos?

―¿De bailes mexicanos? ―Andrea frunció el entrecejo―, ¿por qué?

―He estado trabajando en terapias para los alumnos más problemáticos de este colegio y hay muchos de ellos a los que no puedo motivar de ninguna forma. Sin embargo, se me ocurrió mencionarles esto del baile como una especie de premio, y la gran mayoría están sumamente interesados.

―¿Ayudaríamos a nuestros compañeros con un club de danza? ―preguntó Yuki, asombrado.

―Les he puesto de condición que deben mejorar sus notas y que no deben meterse en ningún problema. ―El profesor asintió y Yuki intercambió miradas con Andrea

―¿Tú que dices, Andy-chan?

―Suena genial.

Se causó un revuelo en el colegio. Algunos alumnos estaban encantados de iniciar ese club de danza, pero, por otro lado, los clubes de Aikido y natación no estaban nada contentos de que sus mejores miembros los abandonaran.

El director Kinomoto estaba tan entusiasmado al ver que los alumnos problemáticos estaban siendo motivados a través de ese club, que ofreció un trabajo de medio tiempo a Ricardo con tal de que estuviera cerca para apoyarlos en ese proyecto.

Haruto había dejado esa rabia que tenía en contra de Ricardo cuando se dio cuenta que después del festival de independencia, Andrea dejó de verlo tan frecuentemente. Sin embargo, sentía cierta molestia de que él estuviera cerca de nuevo.

Ricardo terminaba sus labores del día cuando tres jovencitas le alcanzaron justamente cerca de donde estaba Haruto.

―Queremos pedirte algo, Mejía-Kun ―le dijo una en tono de súplica―, queremos que seas tú quien tome el club de danza para que Goicoa regrese al club de natación.

―En primavera iremos en contra de otros colegios ―rogó otra―, y ella nos puede ayudar a obtener el triunfo.

―No la van a convencer ―dijo Ricardo―. Ella preferirá el club de danza.

―¿Tanto le gusta bailar? ―preguntó una de ellas. Ricardo negó con la cabeza.

―En realidad no, Andy no es muy buena con la danza. Hay algunos pasos que se le complican y por eso me pidió mi ayuda.

―Pero ella es excelente nadadora, ¿por qué prefiere la danza si no es buena en ello? ―las chicas estaban extrañadas.

―Porque está loca ―se burló Ricardo―. Ella no va a preferir una actividad en la que puede ganar premios, sino una en la que puede ayudar a otros.

―¿En serio? ―parecían decepcionadas―, ¿ella preferirá danza porque eso ayuda a los alumnos problemáticos?

―Siempre ha sido así ―Ricardo se encogió de hombros―. ¿Saben por qué entró ella a danza en primer lugar? ―negaron con la cabeza―. Porque una de sus primas deseaba aprender a bailar, pero su abuelo no se lo permitía. Andrea se valió de artimañas para ingresar a un grupo de danza sólo para poder llevar a su prima.

―¡Oh, entonces no hay esperanza! ―la chica dejó caer sus hombros, derrotada―. Si lo que quiere es ayudar a otros, nunca estaremos por encima de los tres grados de la clase F. Hay mucho alumno problemático en esas clases.

Haruto frunció el entrecejo y se fue hacia Ricardo en cuanto las chicas de natación se alejaron. Era evidente que él sabía tanto de Andrea como para responder algunas preguntas.

―No pude evitar escuchar ―dijo Haruto―, sé que Andrea tiene un abuelo que no quiere dejarla continuar sus estudios, ¿no es así?

―No, al contrario ―dijo Ricardo―, don Rutilo, el abuelo materno de Andrea, es un hombre muy recio, lo que quiere es que todos sus nietos estudien una carrera con futuro. Lo que detesta, es todo lo que tiene que ver con la cultura y las artes. Lo considera trabajo de flojos.

―¿En verdad? ―Haruto frunció el entrecejo―. Pero Andrea quiere ser médico.

―Sí, pero como lo dije hace un rato, ella ha entrado a clases de guitarra, pintura y danza con tal de ayudar a sus primos, que son más de artes que de ciencias. ―Ricardo encogió los hombros―. Supongo que ya les ha contado de ellos, entre la muerte de la tía, lo de los papás de Andrea y la muerte de su abuelo paterno, ella se refugió en sus primos, los adoptó como sus hermanos menores y se siente responsable de ellos.




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