Yuki y Andrea fueron los primeros en llegar al auditorio donde tendrían la presentación. Se separaron en diferentes habitaciones para revisar el vestuario cuando llegó Ricardo, quien aprovechó para interrogar a Yuki.
―Aceptó casarse contigo, ¿no es así? ―le dijo con una sonrisa.
―No, pero ahora somos novios. ¿Tan seguro estás de que me iba a elegir a mí?
―Eres increíblemente hábil para ver lo que hay en la mente de otras personas ―dijo Ricardo, sonriendo―, excepto cuando es algo que incumbe a tus sentimientos. ¿En verdad jamás te diste cuenta de que todo este tiempo eras tú a quien ella amaba?
―¿Cómo lo sabes? ―preguntó Yuki, interesado.
―Porque la conozco. Ella hizo ese pacto con Haruto porque creyó que se lo debía, se lo dije, ella confunde el agradecimiento con amor, pero, desde un principio me fue evidente que Andy quería encontrar un motivo para romper ese pacto mientras se buscaba a sí misma pretextos para estar contigo. Fue cobarde, no quiso tener sobre sus hombros la culpa de romper un corazón, así que inconscientemente incitaba a Haruto a que él tomara esa decisión, intentando patéticamente que fuese él quien cargara con esa culpa.
―Si lo que dices es cierto ―dijo Yuki―, es un poco egoísta de su parte.
―Claro que lo es, pero es humana, ¿o no? No esperarías que no tuviera un solo defecto, Yuu-chan.
―Claro que no ―Yuki sonrió―, ella me gusta tal como es.
El resto de los miembros del club comenzaron a llegar y ellos tuvieron que cambiar el tópico de su charla.
Todo estaba preparado y el club salió al escenario, ejecutando los cuadros de baile que tenían preparados, dando lo mejor de sí. Yuki corrió a cambiarse de vestuario mientras algunos hombres ejecutaban la danza de los viejitos.
Estaba por bailar con ella aquel huapango romántico y eso lo tenía un tanto nervioso. Terminó de vestirse e inhaló con fuerza para relajarse a sí mismo. Secó el sudor de su rostro, se acercó por las piernas hacia el escenario y se puso más nervioso al ver a Andrea al otro lado, esperando que el resto de los bailarines terminaran. Una sonrisa emergía de sus labios, pero la controló en seguida, cambiando su semblante por uno serio. Las luces bajaron su intensidad y Yuki y Andrea salieron al escenario, parándose frente a frente. La música de “atardecer huasteco” comenzó y ellos iniciaron el baile, con la mirada fija uno en el otro. Yuki podía ver que ella apretaba sus labios constantemente, y ya la conocía al grado de saber que eso significaba que estaba nerviosa, cosa rara ya que ella nunca se intimidaba en una presentación. Tuvo que forzarse a no sonreír al entender que quien la ponía nerviosa era él, quizá por la forma en como la estaba mirando, o quizá porque se estaba atreviendo a acercar demasiado su cara, pero por lo que fuera, lo estaba provocando él.
Cuando la pieza terminaba, Yuki colocó una mano en la cintura de Andrea mientras con la otra se quitaba el sombrero. Cubrió el rostro de ambos con el sombrero unos segundos antes de que terminara la música y pegó sus labios a los de ella, abriendo su boca suavemente y atreviéndose incluso a acariciar un poco con su lengua.
―¿Vieron eso? ―se escuchó la voz de una chica tras bambalinas.
El beso fue muy breve, pero intenso. Yuki retiró lentamente el sombrero, viendo a Andrea con ternura.
―¿Si pasó lo que creo que pasó? ―gritó alguien más.
―¡Sí! ―el grito esta vez fue más fuerte―, ¡Yuki-kun besó a Andy-chan!
Las sonrisas de Yuki y Andrea se congelaron cuando esa voz se escuchó incluso por encima de los aplausos. Una sonora carcajada hizo eco en el auditorio, y ninguno de los dos pudo evitar reír, hicieron una reverencia y caminaron fuera del escenario.
―¿Fue eso? ―las chicas del grupo los rodearon de inmediato―, ¿fue un beso…?
―¡A callar! ―dijo Andrea, imperativa.
―Pero…
―¡Silencio, cacatúas! ―Andrea hizo la seña de cerrar un cierre en su boca―, ya comenzó la música, salgan rápido.
El grupo entero salió a ejecutar tres bailes más con el estilo de la zona huasteca del estado de Tamaulipas, con sonrisas más naturales que nunca por la risa que habían ocasionado sus impertinentes compañeras.
La función se dio por finalizada con un prorrumpir de aplausos. El grupo agradeció y se fueron tras bambalinas.
―¡Oh, rayos! ―exclamó Andrea hundiendo su cara entre sus manos―, ¡el profesor Kinomoto me va a matar!, ¿por qué tienen que ser tan boquiflojas?
―Pero sí vimos bien, ¿no? ―insistió una de sus compañeras―, Yuki-kun te besó.
―Vieron bien ―Yuki se acercó a Andrea y la rodeó por los hombros con su brazo―, Andy ya es mi novia y no quiero que la molesten al respecto, ¿de acuerdo?
―¡Claro que no! ―dijo otra chica agitando la mano―, si alguien merecía quedarse con uno de los inalcanzables era ella, después de todo, nosotras la queremos mucho. ―Andrea las miró, boquiabierta, enseguida esbozó una sonrisa de cariño hacia ellas.
Las mujeres se dedicaron a acomodar el vestuario y utilería mientras los hombres lo llevaban de regreso al salón de danza. Yuki se había quedado solo en el salón, acomodando la utilería cuando Haruto entró con un gesto hosco.
Editado: 12.09.2023