Sentimientos encontrados. Parte 2.

La trampa

Yuki se quedó en Kioto el resto de las vacaciones, conviviendo con su familia. Recibió el nombramiento de asesor corporativo, y, aunque regresaría a Tokio para continuar con sus estudios, de forma remota estaría apoyando a Tsuymeshi. Andrea por su parte se fue un par de semanas junto con sus primos a México, para visitar a sus abuelos.

Haruto, por el contrario, no tuvo descanso en esas vacaciones, dedicó gran parte de su tiempo a trabajar en el diseño inicial del videojuego que consruirían en conjunto con Sakura y sus amigos de la facultad, trabajo que realizaban en el campus, en el aula destinada al club de videojuegos.

Llevaban las primeras dos semanas en ese nuevo periodo cuando Sakura buscó a Haruto en plena clase, pidiéndole salir. Él salió del aula con el entrecejo fruncido.

―¿Qué puede ser tan impor…?

―Un grupo de alumnos tienen atrapada a Andy-san en un armario ―Sakura tomó a Haruto de la mano―, por favor, tienes que intervenir.

Sakura llevó a Haruto de la mano, y, aunque él no se sentía muy cómodo con ello, no hizo nada por soltarse. Llegaron hasta el gimnasio, donde unos jóvenes intentaban colarse por una ventila hacia el armario de limpieza.

―¿Qué pasa aquí?

Aunque la mayoría eran alumnos de psicología y medicina, todos ellos conocían a Haruto, principalmente las mujeres, quienes se acercaron de inmediato a él.

―Matsumoto ―le dijeron―, hay una ladrona en el cobertizo, y…

―¿Ladrona? ―reclamó Sakura―, ¿Andy-san una ladrona?

―¿Qué pudo haber robado? ―preguntó Haruto, con el entrecejo fruncido.

―Un Ivy de peluche ―refunfuñó una joven de aspecto hosco―, es un regalo que le hicimos a Tsuyuri-kun, y ella…

―¿Tsuyuri? ―al escuchar el apellido de Yuki, Haruto fue hacia la puerta y tocó―, ¿Andy? Soy Haruto, abre la puerta.

Pálida y temblorosa, Andrea apareció en el umbral, observando a Haruto con temor. El resto de los alumnos quisieron acercarse a ella, pero Haruto se los impidió.

―¡Devuelve el Ivy! ―chilló una de las jóvenes.

―Ya les dije ―Andrea habló con miedo― que Yuki me lo regaló.

―¡Él no pudo regalártelo! ―reclamó otro estudiante―, es un regalo nuestro.

―Saben que Andy es novia de Tsuyuri, ¿cierto? ―preguntó Haruto.

―Ella lo ha estado engañando ―reclamó una estudiante veterana―, y no…

―Andy ―Haruto la tomó por el hombro, asombrado―, ¿engañaste a Tsuyuri? ―Andrea negó frunciendo el entrecejo.

―¿Por qué no hablas con Yuki-san y lo pones en el altavoz? ―sugirió Sakura. Andrea asintió y aún temblorosa, marcó el número en su teléfono móvil.

Yuki corroboró de inmediato haber regalado el pequeño muñeco a Andrea, e incluso se mostró molesto cuando algunos alumnos se atrevieron a mencionar que ella lo engañaba. Cortaron la llamada, pero los alumnos no se iban, ahora acusaban a Andrea de haber sido muy agresiva con ellos, incluso una chica la acusó de haberla golpeado.

―¿Es cierto eso, Andy? ―preguntó Haruto.

―Ella intentaba rasguñarme ―respondió Andrea―, tuve que empujarla para quitármela de encima.

―¿Por qué le hablas con tanta confianza, Matsumoto? ―reclamó otra estudiante.

―Es mi hermana, ¿se enteran? ―Haruto al fin perdió la compostura―, ahora déjenla en paz, por favor.

En cuanto los alumnos se retiraron, Haruto puso su mano encima de la cabeza de Andrea, ella agradeció y Haruto frunció el entrecejo.

―Debes estar muy asustada como para no reclamar que te acaricié como a una mascota ―se burló Haruto―. Sé que ellos comenzaron, pero debes medir tus fuerzas, Andy. Si esa chiquilla hubiera resultado herida, te hubieras metido en problemas.

Haruto y Sakura acompañaron a Andrea hasta el edificio de medicina y se fueron de regreso hacia el área de ingeniería.

―Gracias por avisarme, Yamato ―dijo Haruto. Ella negó con la cabeza.

―Lo hago con gusto por Andy-san, ella es una gran amiga, y no podía ver que un montón de abusones la agredieran así.

Mientras caminaban, Haruto podía sentir la mirada evaluadora de Sakura. Después de unos segundos ella habló.

―Eres una persona increíble, Matsumoto-san. Pareces frío y sin sentimientos, pero ahora veo que eres capaz de pelear por las personas que quieres. Creo que robaré tu personalidad para un personaje que tengo en mente.

―¿Tú no crees que esté mal ser frío? ―preguntó, asombrado.

―No, me encanta tu forma de ser así que nunca cambies, por favor.

Haruto sintió un pinchazo en el pecho. Andrea era la única persona que le había expresado que lo aceptaba tal como era y, a partir de ese momento, sus ojos comenzaron a fijarse más en la alegre y escandalosa chica que lo ayudaba en su proyecto.

Por alguna extraña razón, lo de Andrea no se trató de un incidente aislado. Casi a diario podía escucharse al menos a una persona quejarse de haber sido agredida por Andrea y los rumores se volvieron tan fuertes que, para la primera semana de octubre, Andrea ya se había ganado fama de delincuente en todo TODAI.




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