No importa que tanto hagamos, al final de cuentas,
todo se olvida; todo cambia y quizás
en esta soledad nos demos cuenta de cuán locos estamos.
Locura, discreción o realidad, porque hay que estar
demasiado loco para soportar la cruda del desamor.
Cierra esa puerta y déjame.
¡Déjame en mi soledad!
Hoy no quiero hablar, no quiero luz,
deja que el silencio me devuelva y la melancolía me trague.
No quiero pensar, no quiero analizar, solo deja que se callen.
Estoy cansada de salvarme, de buscar excusas para tus mierdas, esas actitudes camufladas de buenas voluntades.
¡Vete a la mierda!
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Editado: 18.03.2025