Sentimientos Revelados (#4 Muñecas De Porcelana)

Capitulo Uno

OLIVIA REYNOLDS.


— No podés seguir faltando solo porque saben que amas a Viktor. —Brenda trataba de convencerme de ir pero es algo que ya decidí.

No pienso salir de la casa, no hasta que todos se olviden de eso.

— No y no. No quiero volver a la escuela y que todos se rían de mí.

Estaba sentada en el sofá mirando una película con Brenda a mi lado que no paraba de insistir.

— Nadie se acuerda de eso, ya todos lo olvidaron, además dejarás que tú asistencia perfecta se manche por el idiota que publicó eso.

La mire.

Lo pensé por un segundo.

— Ahora que lo pienso... Si.

Le volví a prestar atención a la película.

— Como tu amiga te exijo que te levantes y vengas a la escuela conmigo.

Se levantó del sofá y agarró mi brazo para tirar de él hacía la salida.

— ¡Que no quiero ir!

Trataba de sujetarme de cualquier cosa pero ella si que es fuerte.

Veo como agarra mi mochila y me saca de la casa.

Abre la puerta del copiloto y me hace entrar a la fuerza.

Trato de salir pero me pone el seguro.

Mierda.

Me cruzo de brazos y pongo mala cara.

— No pongas esa cara, lo hago por tu bien.

— Si lo hicieras por mi bien, me dejarías tranquila en casa no me llevarías a la boca del lobo para ser la burla de todos.

— No seas exagerada, de seguro y nadie vio la publicación.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(...)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

— Okey, todos la vieron.

Estoy yendo a mi casillero, mientras cualquiera que me ve se ríe de mí o pone cara como si vieran a una loca.

Y todo eso solo por amar a Viktor.

Me gusta por qué estoy segura de que no es tan malo como dicen.

Al estar por llegar a mi casillero veo a Viktor parado en este, parece como si estuviera buscando a alguien.

Mejor dicho a mi.

Cuando me vio empezó a acercarse.

Mierda.

No lo pienso ni un segundo, salgo corriendo hacia el campo de fútbol.

Veo atrás mío.

No está.

No debe a ver visto para donde me fui.

Me apoyo en las gradas para tratar de calmar mi respiración.

A los minutos levanto la mirada y veo a Viktor buscándome.

¿Acaso no se cansa?

Aunque eso lo hace mas lindo.

Rápido me escondo debajo de las gradas, esperando a que no me haya visto.

Se acerca a las gradas.

Puedo ver sus piernas apuntando hacia mi.

Cuando pienso que no me vio y se va a ir, se agacha para encontrar mi mirada con la suya.

Mierda.

Ahora sí estoy jodida.

— ¿Podemos hablar, Olivia?

Si, ya me jodí.




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