OLIVIA REYNOLDS.
— No podés seguir faltando solo porque saben que amas a Viktor. —Brenda trataba de convencerme de ir pero es algo que ya decidí.
No pienso salir de la casa, no hasta que todos se olviden de eso.
— No y no. No quiero volver a la escuela y que todos se rían de mí.
Estaba sentada en el sofá mirando una película con Brenda a mi lado que no paraba de insistir.
— Nadie se acuerda de eso, ya todos lo olvidaron, además dejarás que tú asistencia perfecta se manche por el idiota que publicó eso.
La mire.
Lo pensé por un segundo.
— Ahora que lo pienso... Si.
Le volví a prestar atención a la película.
— Como tu amiga te exijo que te levantes y vengas a la escuela conmigo.
Se levantó del sofá y agarró mi brazo para tirar de él hacía la salida.
— ¡Que no quiero ir!
Trataba de sujetarme de cualquier cosa pero ella si que es fuerte.
Veo como agarra mi mochila y me saca de la casa.
Abre la puerta del copiloto y me hace entrar a la fuerza.
Trato de salir pero me pone el seguro.
Mierda.
Me cruzo de brazos y pongo mala cara.
— No pongas esa cara, lo hago por tu bien.
— Si lo hicieras por mi bien, me dejarías tranquila en casa no me llevarías a la boca del lobo para ser la burla de todos.
— No seas exagerada, de seguro y nadie vio la publicación.
(...)
— Okey, todos la vieron.
Estoy yendo a mi casillero, mientras cualquiera que me ve se ríe de mí o pone cara como si vieran a una loca.
Y todo eso solo por amar a Viktor.
Me gusta por qué estoy segura de que no es tan malo como dicen.
Al estar por llegar a mi casillero veo a Viktor parado en este, parece como si estuviera buscando a alguien.
Mejor dicho a mi.
Cuando me vio empezó a acercarse.
Mierda.
No lo pienso ni un segundo, salgo corriendo hacia el campo de fútbol.
Veo atrás mío.
No está.
No debe a ver visto para donde me fui.
Me apoyo en las gradas para tratar de calmar mi respiración.
A los minutos levanto la mirada y veo a Viktor buscándome.
¿Acaso no se cansa?
Aunque eso lo hace mas lindo.
Rápido me escondo debajo de las gradas, esperando a que no me haya visto.
Se acerca a las gradas.
Puedo ver sus piernas apuntando hacia mi.
Cuando pienso que no me vio y se va a ir, se agacha para encontrar mi mirada con la suya.
Mierda.
Ahora sí estoy jodida.
— ¿Podemos hablar, Olivia?
Si, ya me jodí.
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Editado: 27.08.2021