Podrán pasar 10 mil años
Podrán pasar 10 mil vidas
Jamás me voy a olvidar de aquél primer feroz día
Era una habitación casi oscura
El humo de cigarrillo y la música disimulaban mi pánico
Tenía 23 años, una madre desalmada, un padre ausente y un hijo mío, solo mío...
La vida se acomodó para que mis días fueran negros, y para que algo tan básico como un plato de comida para mi niño se hiciera extremadamente difícil de conseguir.
No había tiempo para pensar
No había espacio para la moral
No me cuestioné
La hora llegó
Un hombre pagó
Era alto, refinado, bien vestido, piel morena, de unos 40 y bastante más
Me tocó suave, me besó lento, halago mi cuerpo, pagó y se fue.
Quede tendida en aquella cama grande, me vi en el espejo desnuda y me vi tan puta, que lloré
Seque mis lágrimas, arreglé mi cabello, me perfume y regresé...
No sentí vergüenza
No sentí dolor